Gambia: el bosque lo vale

Mohamed Sawanneh (en la foto) vive en Dare Salam, un pueblo de Gambia. Cada mañana se levanta a las cinco para esperar la llamada de su jefe solicitándole que acuda a conducir un tractor para ayudar en las tareas agrícolas. Esta actividad le permite obtener ciertos ingresos pero no son suficientes para toda la familia. Mohamed puede recibir al día con suerte dos llamadas para ayudar con el tractor en donde sea necesario, pero no siempre ocurre así. De modo que, después de agotado el día, cuando empieza a oscurecer a eso de las 8 de la tarde, desde hace cinco años Mohamed pedalea veinte minutos en bicicleta para adentrarse en el bosque cercano al pueblo. Una vez allí, comienza su segunda jornada de trabajo recolectando miel, un producto bien valorado en esta región del continente africano. A media noche volverá a hacer el recorrido en bicicleta hasta su casa. Rendido después de una larga jornada aprovechará las pocas horas de sueño que le quedan y volverá a despertarse a las cinco a esperar esa llamada necesaria para él y los suyos.

El mercado de Brikama Ba en Gambia está alborotado. Pescado, carne, legumbres, utensilios de cocina, telas de todos los colores… y gente por todas partes. Es la oportunidad semanal para conseguir aquellas cosas que no siempre se pueden encontrar a diario. Y Dialo Drame está allí. En su pequeño puesto vende la miel que sus hijos recolectan desde hace cuatro años. La miel es conocida por sus grandes beneficios, “es buena para curar el resfriado, sobre todo ahora en la época de lluvias”, explica. Se utiliza para el dolor de garganta, para cuando los niños tienen un poco de fiebre, mezclándola con el fruto del baobab y el del nété, un árbol propio del África occidental y central. E incluso, aunque no estés enfermo, la gente toma por las mañanas una cucharada porque simplemente saben que es algo que les va a hacer bien. La miel no sólo es un medicamento, este elixir se utiliza también para hacer cremas para la piel, velas, jabones y cosméticos, para abrillantar los zapatos o para hacer los dibujos en las conocidas telas del África occidental, el wax.

La miel es uno de los productos seleccionados dentro de una de las iniciativas que desde Alianza por la Solidaridad llevamos a cabo en las zonas fronterizas entre Senegal-Gambia y Senegal-Guinea Bissau: la valorización de los productos forestales no leñosos. Con su puesta en marcha se pretende “la mejora de las condiciones de vida de la población a través de un mayor rendimiento económico de productos forestales no madereros”, señala Belén García, técnica de Medio Ambiente y energía de Alianza por la Solidaridad.

Para ello se está llevando al cabo el estudio de la cadena de valor, es decir, todos los procesos que hay entre la materia prima y el consumidor final. Conociendo a todos los intervinientes y las relaciones entre ellos se busca fortalecer aquellos eslabones de la cadena que tengan una mayor incidencia de generación de ingresos para las familias. “Es un medio alternativo de obtener ingresos a través del bosque y sin dañar el medio ambiente como ocurre por ejemplo con la búsqueda de obtención de ingresos a través de la tala ilegal de árboles”, afirma García.

El problema, tanto para Mohamed Sawanneh como para Dialo Drame, es que la miel no está disponible todo el año. Cada año la producción varía en función de las condiciones climáticas y esto genera una inestabilidad económica para los apicultores y aquellas personas que forman parte de la cadena de valor de este producto. En el caso de Gambia, una de las zonas junto a Senegal y Guinea Bissau donde se está llevando a cabo este proyecto, la miel se obtiene del modo tradicional. Se utiliza el fuego para asustar a las abejas y poder obtener la miel de sus colmenas, y esto tiene efectos dañinos. “Los recolectores prenden fuego en el bosque para ahuyentar a las abejas y esto, no solo empeora la calidad de la miel sino que además las abejas mueren. Si no hay abejas no hay miel”, explica Mbemba Nanko, coordinador de la federación de organizaciones locales para la apicultura, AAJAC COLUFIFA que participa en este estudio de la valorización de productos forestales no leñosos.

Mohamed Jaiteh, experto forestal de la organización ADWAC, nuestra socia local en Gambia, aprecia otro problema, “es un producto caro, así que consideramos que si aumentamos la producción el precio bajaría y sería más accesible para la población”. Con la puesta en marcha de esta iniciativa se busca solucionar todos aquellos problemas que impiden la buena explotación de los productos forestales no madereros y su adecuada comercialización, al mismo tiempo que “revertir la tendencia de destrucción de los bosques y llevar a cabo una buena gestión de los mismos”, señala Mohamed Jaiteh.

Además de la miel se han seleccionado otros productos como el baobab, el gaweh, una raíz que se utiliza como incienso; el nere, utilizado como antipalúdico, complemento nutritivo y condimento o el mad, una fruta que se utiliza para hacer zumo. La elección de estos productos la ha realizado la propia comunidad a través de unas comisiones representativas “ya que son ellos, los usuarios del bosque, quienes mejor conocen las características de los recursos”, explica García. Además, a la hora de seleccionar los productos las comisiones tuvieron en cuenta que hubiera una participación directa o indirecta de las mujeres en la cadena de valor, que la cantidad de recursos fuera suficiente para evitar la sobreexplotación y no dañar el medio ambiente, así como la situación de los mercados, que la transformación del producto genere más ingresos y que la percepción social de su utilización sea positiva.

Estos recursos, como ocurre con la miel, ofrecen varias posibilidades de explotación. Así, las hojas del baobab se utilizan para hacer couscous, su corteza para fabricar cuerda y con su fruto se realiza zumo ya sea a través de su transformación en polvos que luego se comercializan en pequeñas bolsas o ya sea mezclando su fruto con agua. O el douki, una fruta que se come, se utiliza para tratar las hernias, las lombrices y el dolor de dientes, y también para la construcción de muebles o verjas.

Esta actividad está desarrollándose dentro de las acciones de medio ambiente y energía que comprenden la gestión sostenible y participativa de bosques transfronterizos promoviendo labores de conservación de especies en vías de desaparición, ordenación de la explotación, lucha contra el fuego, repoblación y disminución de la presión sobre los recursos.

“Utilizar estos productos es muy importante para la población”, asegura Jaiteh. “Se trata de una manera de ver el bosque como fuente de ingresos y si unimos esa realidad a que es necesario conservarlo para que sigan existiendo esos productos, la gente no va a dejar que el bosque se queme. El bosque supone un alivio de la pobreza en las zonas rurales. Sólo hay que gestionarlo bien y revertirá en beneficio de la población”. Con los estudios que se están realizando se concretarán cuáles son las mejores medidas para que esto sea posible. Así, puede que en un futuro Mohamed Sawanneh deje de preocuparse por esa llamada para trabajar con el tractor porque los ingresos de la miel sean suficientes y Dialo Drame pueda vender miel todo el año en el mercado de Brikama Ba.

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