Las organizaciones de mujeres toman la iniciativa y la palabra en Mauritania

“Antes de que llegase este proyecto, nuestra cooperativa sólo tenía los papeles reglamentarios para funcionar, pero no sabíamos nada de cómo realizar la gestión ni cómo documentar nuestras actividades ni las decisiones que se tomaban en la asamblea general: no había ni actas de reuniones, ni informes de actividades, ni listas de presencia, ni inventarios…”, explica con orgullo Mewguev El Izza, presidenta de la cooperativa Charaf, una cooperativa femenina artesanal de la comuna de Boulenoir, en Mauritania. “Después de las formaciones que hemos recibido”, continúa, “ahora somos capaces no sólo de organizar de manera ordenada toda la documentación, sino también de expresar las necesidades que tenemos como cooperativa y como ciudadanas. Ahora sabemos comunicar las acciones que llevamos a cabo y participamos de los espacios de toma de decisiones, donde ahora somos miembros con voz”.

Esta cooperativa es una de las 60 organizaciones de base, entre las que se encuentran 40 cooperativas femeninas, beneficiadas por el proyecto Promoción del derecho al desarrollo local inclusivo de las organizaciones de base de las comunas de Nouadhibou y Boulenoir, que Alianza por la Solidaridad y Foro de Organizaciones Nacionales de Derechos Humanos (FONADH) hemos desarrollado en Mauritania en los últimos dos años, con financiación de la Unión Europea, y que se clausuró el pasado 25 de noviembre de 2016.

“No es la primera vez que recibimos apoyo financiero, pero sí es la primera vez que éste nos sirve para asegurar la autonomía financiera de la cooperativa”, señala Mewguev. “Con esta financiación que el proyecto con fondos de la UE nos ha facilitado y a pesar de todas las herramientas complicadas que los acompañan, hemos podido tener resultado muy concretos, siendo capaces de continuar trabajando, con rigor y con unas competencias adquiridas para contribuir con más eficacia al desarrollo de nuestra comunidad”.

El proyecto responde a la estrategia de la UE de apoyo a los movimientos de la sociedad civil mauritana. En total, 2.507 personas (de las cuales el 60 % son mujeres) se han beneficiado de formaciones en distintas materias relacionadas con la gestión, comunicación, visibilidad, pero también de un apoyo financiero para 20 organizaciones en alas temáticas en las que militan. Además, se han facilitado espacios de participación y diálogo con las autoridades públicas, donde estas organizaciones han ganado peso, y se ha promovido la creación de una Casa del Pueblo (Maison Civile) que servirá de espacio de encuentro, trabajo y debate para 170 organizaciones que a día de hoy ya son socias.

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Acto de clausura del proyecto el pasado 25 de noviembre

“El proyecto ha reforzado nuestras capacidades en dos aspectos: el técnico y el financiero”, explica Adama Baba Doumbia, presidenta de la cooperativa Foum Gleita, una cooperativa femenina en Nouadhibou que fabrica jabón con base de karité, de aceite de palma y de oliva, y que ha sido apoyada por este proyecto. “Hemos experimentado un gran cambio en la organización y gestión interna gracias a las formaciones recibidas”, ha indicado la presidenta, quien ha destacado “que nuestra cooperativa ha abierto una cuenta bancaria gracias al proyecto”.

Además, sigue la presidenta, “el apoyo financiero que se nos ha dado a través de una subvención de 5.000 euros, ha sido un impulso muy útil”. Según ella, “la subvención nos ha permitido la mejora de la calidad de nuestros productos de jabón gracias a una formación interna de los miembros internos de la cooperativa sobre las técnicas de fabricación de jabón”. También puntualiza que “con la adquisición de nuevos equipos y más materiales, tenemos en venta en nuestro catálogo nuevos productos de jabón que no teníamos antes y también hemos tenido la oportunidad de obtener una pequeña tienda en el mercado de artesanía, lo que nos permitirá dar más visibilidad a los productos que ofrecemos y nos permitirá satisfacer la demanda de un público mayor”. Los proyectos en el futuro de esta cooperativa no se quedan ahí, sino que les gustaría poder “dar servicios de formación sobre la fabricación de jabón; comprar un terreno propio para la cooperativa, con el fin de construir y industrializar el proceso y dar créditos sin intereses a todas las mujeres de la cooperativa para la puesta en marcha de sus propios microproyectos”.

Este proyecto ha sido cofinanciado por el legado de Almudena Cavestany

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