#NiUnaMenos: el grito feminista que ha tomado las calles de Bolivia

#NiUnaMenos nació al calor de las movilizaciones de Argentina y Perú, las más recientes, con el fin de articular el descontento y rabia ciudadana (en gran parte feminista, pero también de otras personas que no se reconocen como tales, como amigos y familiares de víctimas), ante el hecho no lo suficientemente visibilizado de que nos están matando por ser mujeres, frente la impunidad que existe en los delitos de feminicidio (tipificado además legalmente en Bolivia con una pena de 30 años de cárcel), y ante la falta de reacción de una sociedad que se escandaliza más por un grafiti feminista en un muro que realiza María Galindo y sus Mujeres Creando, que por el hecho de que 95 mujeres han sido asesinadas por feminicidio en lo que va del año o por las múltiples formas de violencia (simbólica, económica, sexual…) que sufrimos las mujeres.

#NiUnaMenos no es como tal un movimiento feminista, porque mucha gente pertenece a él sin militar y autoidentificarse como feministas, pero sin los movimientos (y las mujeres y hombres, que aunque pocos, los hay) feministas no sería posible, pues son quienes han contribuido a impulsarlo. Como movimiento, existe el desafío de movilizar a una sociedad que permanece impasible ante la violencia estructural y asesina hacia las mujeres, sabiendo que no se va a convertir en feminista, porque no cuestiona otras cosas (violencia simbólica, educación sexual, etc), sin perder nuestras exigencias, reivindicaciones y análisis políticos feministas y estructurales. El objetivo es el de movilizar a la sociedad, politizando la movilización, el debate, sin renunciar a temas como el derecho de las mujeres sobre sus cuerpos y vientres, y sin olvidar las alianzas entre patriarcado y capitalismo, y las sucesivas capas de desigualdades y relaciones de poder que se tejen sobre nosotras.

El reto es el de salir a las calles, pasar de los likes pasivos en Facebook a ser activas y tomar las calles, algo que se logró victoriosamente en el marco del 25 de noviembre, donde se desarrollaron marchas en las ciudades de Potosí, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija y La Paz, (donde los medios han calificado la marcha  como “masiva” e “histórica”). El 25 de noviembre tomamos las calles; durante la mañana y la tarde, desde la Plaza Isabel la Católica, la Cervecería Nacional o desde La Plaza del Estudiante, se escuchaba a miles de personas corear a unísono consignas como “Fiscales Violadores”, “Disculpen las molestias pero nos están asesinando”, “Nos tocan a una, nos tocan a todas”, mensajes que ya son un referente en varias ciudades latinoamericanas, por ser contundentes y que no caen en el vacío.

Las marchas no son la solución, ni son el objetivo en sí. Son sólo un medio para poder seguir exigiendo y reclamando lo que nos deben, que no son otras cosas que nuestras vidas y nuestros derechos. #NiUnaMenos consigue sumar esas voces y mandar mensajes, el reto es que esas voces luego continúen y entiendan que no es algo puntual, sino que es un proceso, y que no es coyuntural, sino estructural; el reto también es sumar más personas, y ¿por qué no? Que muchas entiendan que el feminismo es necesario y les cambia las vidas.

#NiUnaMenos permite también que las mujeres latinoamericanas, y de otros lugares, se unan, se contagien de energía y empoderamiento las unas a las otras, desde un concepto político de sororidad, entendiendo sororidad no como un concepto inocente y bienintencionado de que todas las mujeres somos iguales y que sufrimos las mismas discriminaciones, ni que por agarrarnos de las manos y bailar en círculo nuestros problemas se solucionen por arte de magia.

significa que todas las mujeres, ya sea de nacimiento o por elección de identidad o cambio de género o sexo, en todas las partes del mundo tenemos el riesgo de ser violadas y ser asesinadas, de ser acosadas sexualmente en la calle o el transporte público, y de cobrar un salario menor a los hombres, de apenas poder acceder a la tenencia de la tierra, o de no poder decidir sobre si no queremos tener hijos/as. Sororidad significa que ese riesgo, que se convierte muchas veces en una dramática realidad, sea compartido por ser mujeres, siendo conscientes de que quienes están en situación de mayor vulnerabilidad son las mujeres afro, indígenas, pobres, lesbianas, trans, etc. #NiUnaMenos hasta ahora ha supuesto eso y mucho más.

1 comentario
  1. Tatiana
    Tatiana Dice:

    Estimada Elena,
    Es un buen artículo!, pero discrepo en dos afirmaciones: 1) que lo hicimos «sin renunciar a temas como el derecho de las mujeres sobre sus cuerpos y vientres, y 2) sin olvidar las alianzas entre patriarcado y capitalismo» por dos razones: primero porque dentro del movimiento ciudadano habemos muchas que no estamos de acuerdo con el aborto. Acordamos luchar contra la violencia y deponer posiciones en torno al aborto (al menos hasta donde yo estuve). Segundo, el estar en contra de la alianza patrialcalismo y capitalismo, es uno de los temas más álgidos del feminismo actual. acá en Bolivia ni hemos iniciado el debate al respecto. Varias feministas ya han expuesto (Nancy Fraser, Sandra Barrig entre otras) el feminismo hoy parece haber dejado el debate sobre la doble jornada o el contratar a otra mujer para hacer el trabajo doméstico, que sólo remarca este sistema patriarcal y se vuelve funcional al capitalismo. El artículo muestra UNA posición dentro del movimiento, que, como ves, no todas compartimos y debemos aun debatir. Fraternos saludos!

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