Estamos en el Foro Global sobre Migraciones y Desarrollo
Esta semana tendrá lugar en Estocolmo (Suecia) la séptima reunión del Global Forum on Migration and Development (GFMD), un foro gubernamental en que los Estados miembro de la ONU dialogan y estrechan relaciones sobre migraciones y desarrollo.
Estados miembro y observadores de la ONU se reunirán a puerta cerrada el 15 y 16 de mayo en Estocolmo, pero la sociedad civil contará con un espacio de diálogo con los gobiernos el día 14 para abordar conjuntamente cuestiones de interés, como se viene reclamando desde la creación del GFMD en 2006.
Para prepararlo, más de 200 representantes de sociedad civil de todo el mundo estamos participando desde el día 11 en el evento paralelo: los Civil Society Days. Nuestra propuesta como organizaciones sociales es incorporar las migraciones en el marco de desarrollo post 2015 en términos de respeto y defensa de derechos humanos, sociales, económicos y culturales. Y reconocer las contribuciones que la migración ha hecho a la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y que seguirán haciendo en los Objetivos que los sustituyan.
Hasta ahora hemos compartido visiones, buenas prácticas y propuestas de actores variados de todos los continentes: organizaciones, asociaciones de la diáspora, centros de investigación, redes transnacionales, instituciones locales, organizaciones gubernamentales internacionales…
A pesar de la particularidad de cada contexto, la sensación generalizada es que compartimos una misma problemática: allí donde estén, las personas migrantes viven retos relacionados con los riesgos del desplazamiento, con la integración o falta de ella, con las dificultades para el retorno al país de origen, etc.
También compartimos la necesidad urgente de un cambio de modelo de desarrollo y de políticas migratorias. Un posible abordaje pasa por incluir una meta específica sobre migraciones en el nuevo marco de desarrollo post 2015, como parece haber conseguido el enorme trabajo de incidencia de las OSC feministas desde el nivel más local al internacional y multilateral, que podría fructificar en una meta específica sobre género.
Que exista una meta específica significa una inversión intensiva de recursos humanos, técnicos y económicos para que en 2030 la situación de ese objetivo haya mejorado. Sin embargo, una meta específica relacionada con las migraciones es ahora mismo una utopía: la migración es un tema incómodo, especialmente con el enfoque “de seguridad” cada vez más presente en los discursos gubernamentales.
En Europa son ejemplo de esto temas como el Frontex o los acuerdos de repatriación con terceros países, en España la represión en las vallas fronterizas… Los mismos Estados que están abogando por la defensa de los Derechos Humanos en la definición de la agenda post-2015 son los que aplican estos criterios “defensivos” en sus políticas migratorias. Son posturas contradictorias que dan lugar a políticas incoherentes.
Desde la sociedad civil el reto está en hallar las claves para un verdadero diálogo y superar las diferencias de enfoque para construir sobre lo que tenemos en común. Las organizaciones nos debatimos entre posturas más colaboradoras, que promocionan el saber usar el lenguaje institucional, el respetar las decisiones gubernamentales, etc; y actitudes mucho más críticas hacia la actuación de los gobiernos, que cuestionan como un acatamiento incluso que la sociedad civil participe en el foro gubernamental.
Hemos de poder encontrar el término medio: aprovechar los espacios para expresar nuestras propuestas en cuanto a las políticas migratorias y participar en la construcción de una agenda en este sentido. Y a la vez, hemos de exigir que las grandes decisiones que se tomen aquí se concreten en un plan para hacerlas realidad. Hacer el seguimiento de su puesta en marcha y apoyar activamente un proceso de diálogo y trabajo en red entre gobiernos y sociedad civil.
Y cuanto más lejos nos vamos del trabajo de base, más complejo es: si el trabajo multiactores es difícil a nivel local, a nivel país todavía lo es más, y todavía más a nivel regional (Mediterráneo, Europa, Asia, África, etc.) e internacional. ¿Cómo conseguir el trabajo en red y las alianzas necesarias y para un tema con tantos actores y tantos intereses cruzados?
En esta dirección, la International Catholic Migration Commission ha presentado con otras organizaciones el proyecto MADE (Migration and Development Network), financiado entre otros por la Comisión Europea, para apoyar la articulación regional y periódica de los actores que trabajan en el ámbito de migraciones y desarrollo.
Es un intento de ir salvando estas dificultades y retos y esperamos que las nuevas iniciativas que surjan estos días se nutran y retroalimenten otras experiencias, campañas y redes ya existentes como EUNOMAD (European Network on Migrations and Development), CONCORD o Beyond 2015.
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