Reconocer y dar voz a las organizaciones ucranianas
Más de un año después, es imposible expresar con palabras y cifras el impacto de la guerra en Ucrania. La población civil sigue viéndose afectada por los continuos combates. Miles de personas han muerto o resultado heridas mientras ciudades enteras se quedan sin servicios básicos ni infraestructuras de energía, vivienda, sanidad o educación. Durante este año, los ataques rusos han destruido al menos el 40% de las instalaciones energéticas de Ucrania y más de 8 millones de refugiados han huido a los países vecinos, el mayor desplazamiento que ha sufrido Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Mujeres y niñas, las más afectadas
Como en todos los conflictos armados, las mujeres y las niñas son las más afectadas: Ellas representan la mayoría de los refugiados que han tenido que huir de Ucrania a los países vecinos, mientras que otras se han convertido en desplazadas internas dentro de su propio país, como forma de alejarse de las regiones afectadas por el conflicto, lo que las deja más expuestas a nuevos y diferentes peligros. Cuestiones como la violencia contra las mujeres, que ya era frecuente en Ucrania en forma de acoso sexual y violencia doméstica, es ahora mayor. Los combates y los desplazamientos han traído también consigo violencia sexual contra mujeres y niñas relacionada con el conflicto. Además, esta violencia se cruza con la discriminación que sufren personas de diferentes orígenes étnicos, religión, identidad, edad, discapacidad y limitaciones sociales. El aumento de los cuidados no remunerados como consecuencia de la interrupción y el cierre de las escuelas, y la falta de protección de las mujeres, que han perdido su empleo sin planes claros de futuro son una realidad.
Las primeras en responder
Pero la crisis también ha puesto de relieve la importancia del papel de las mujeres, las primeras en responder en las emergencias. A pesar de estos retos, las mujeres, ya sea como individuos y con sus organizaciones, junto con los jóvenes, lideran los servicios de protección y asistencia de emergencia y aportan valiosas competencias y activos en la acción humanitaria. ¿La razón? algunas son refugiadas o trabajan directamente con las propias personas refugiadas, y comprenden mejor las necesidades específicas y el trabajo necesario para avanzar y defender la igualdad de género y los derechos de las mujeres. A menudo pueden acceder a comunidades de difícil acceso y a los más vulnerables dentro de ellas, y tienen una sólida comprensión del contexto local y de las necesidades y realidades de las mujeres, las niñas y la comunidad en su conjunto. Trabajan para hacer frente a la discriminación, presente en la respuesta ucraniana, para proporcionar medios de vida sostenibles y dignos, y proteger y reclamar servicios que prevengan y respondan a la violencia de género como elementos vitales y críticos en la respuesta. Esta labor es esencial para defender los derechos de las mujeres y abordar las perspectivas y el futuro de los jóvenes mientras las prioridades militares y las medidas a corto plazo dominan Ucrania y la región. Trabajar y comprometerse con las mujeres, los jóvenes y sus organizaciones en la prevención, preparación, respuesta y recuperación aporta una respuesta más localizada y responsable.
Necesitamos reconocer y dar voz a las organizaciones de mujeres y jóvenes
Sin embargo, aunque muchas de estas organizaciones trabajan en zonas donde el conflicto sigue siendo muy violento y supone un riesgo diario, su liderazgo no se reconoce. Muchas mujeres líderes y sus organizaciones en la región se enfrentan a acoso, persecución legal y otras amenazas. En demasiadas ocasiones, los jóvenes y sus organizaciones están excluidos de los espacios de toma de decisiones y se pasa por alto su poder y energía como actores del cambio. Estas organizaciones tampoco están recibiendo la financiación adecuada por parte de los donantes internacionales, y tampoco tienen cabida en los espacios de toma de decisiones dirigidos por el gobierno y la ONU. Sin este apoyo financiero externo y reconocimiento político, luchan por avanzar contra la discriminación, incluidos el racismo y la desigualdad de género.
Para rellenar estas lagunas y poner sobre la mesa estos problemas, ActionAid ha elaborado el informe «Standing up for our rights: feminist insights from de Ukraine response«. En él se recoge la experiencia de ActionAid en el apoyo a organizaciones dirigidas por mujeres y jóvenes que han asumido el liderazgo en la asistencia y protección a los grupos más marginados en Ucrania y los países vecinos (Moldavia, Polonia y Rumanía), con especial atención a las mujeres y las organizaciones que representan a personas de etnia romaní, LGBTQIA+, trabajadoras del sexo y migrantes. El informe detalla las dificultades a las que se enfrentan estas organizaciones para llegar a las comunidades marginadas afectadas por los conflictos, al tiempo que se mantienen fieles a sus ideales. Necesitamos un cambio en el sistema humanitario, y hay oportunidades para ello. Necesitamos ser socias de confianza y eficaces para quienes están en primera línea de esta respuesta humanitaria.
Oportunidades para mejorar la respuesta humanitaria
Para presentar este informe, llevamos a cabo en el Parlamento Europeo el evento «Retos y oportunidades en la respuesta humanitaria en Ucrania: lecciones de las organizaciones en terreno» apoyado por los eurodiputados Barry Andrews (Renew Europe) y Erik Marquardt (Greens/European Free Alliance) y que contó con la participación de 3 organizaciones socias (Bianca Borota (DEIS), Elena Sirbu, (Roma Women’s Platform «ROMNI”) y Daria Chekalova (GIRLS) con las que colaboramos en la respuesta humanitaria en Ucrania y que explicaron de primera mano cuáles son los obstáculos a los que se enfrentan.
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