Jóvenes en un taller. Ucrania

Ucrania: dos años de guerra se cobran un alto precio en salud mental

Ucrania se enfrenta a una crisis de salud mental. Dos años después de la invasión rusa de Ucrania, las cicatrices psicológicas son profundas y amenazan con lastrar los sueños y aspiraciones de una generación.

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hay más de 3,7 millones de ucranianos desplazados internos, y casi 6,5 millones más viven como refugiados en Europa y otros países. Muchos de ellos son jóvenes, que se enfrentan a una cruda realidad: su educación se ha visto gravemente afectada, las oportunidades son escasas y el impacto psicológico de la guerra es profundo.

Ksenia Ukolova, de 20 años, participa en la iniciativa Embajadores jóvenes y diversos, que impulsa nuestra socia ucraniana STAN y reflexionaba así sobre los dos años de conflicto.

«Nos enfrentamos a una crisis psicológica, nos sentimos ahogados. Muchas personas están paralizadas debido a la ansiedad y los pensamientos negativos. No consiguen mantener la calma y son incapaces de empezar a reconstruir sus vidas».

«Cuando la guerra haya acabado, tendremos una guerra mental y nuestro país y nuestra sociedad, simplemente, no están acostumbrados a dar la bienvenida a las personas que han sobrevivido. No somos lo suficientemente abiertos para entender y satisfacer las necesidades de los demás”.

Ucrania y salud mental

Gran parte de la juventud ucraniana expresa sentimientos de miedo, ira y desesperación. Dos años después, la perspectiva de un conflicto largo marca su incierto futuro. El sentido de la normalidad se ha difuminado y la amenaza constante de la violencia pesa mucho en sus mentes.

«Los jóvenes ahora están tratando de reprimir sus emociones. Quieren fingir que todo está bien. Tratan de abstraerse de esta situación. E incluso actúan como si la guerra no existiera, pero en realidad están muy preocupados por ella. Y, por lo tanto, no entienden que su negación está afectando negativamente su estado psicológico», subraya Nastya, coordinadora regional de STAN en Volodymyr.

Programas de apoyo para la juventud ucraniana

A pesar de los inmensos desafíos, es patente la resiliencia de los jóvenes ucranianos. Muchos están en la primera línea de la respuesta humanitaria: son voluntarios, participan en iniciativas de consolidación de la paz y expresan sus esperanzas para la Ucrania que desean en el futuro.

Por eso estamos apoyando programas de empoderamiento dirigidos específicamente a mujeres y jóvenes desplazados y afectados por la guerra, con el fin de dotarlos de las herramientas necesarias para hacer frente al trauma y hacer oír su voz en los espacios de toma de decisiones.

«La Ucrania de mis sueños es un país libre, pacífico y seguro en el que no hay guerra y en el que todas las personas, independientemente de su género e identidad, tienen derechos y oportunidades libres. Y espero que muy pronto todo el mundo pueda construir su futuro sin bombardeos ni alarmas», contaba Ivanka Chuiko, una joven de Volodymyr.

En este sentido, es urgente el apoyo de la comunidad internacional para poner fin a la guerra e iniciar un largo proceso de recuperación que no deje a nadie atrás. Junto a otras organizaciones de la sociedad civil nacionales e internacionales hemos avisado de la falta de herramientas y medios, para que las personas más  afectadas puedan participar y tener voz en la agenda de recuperación, especialmente para las organizaciones dirigidas por jóvenes y mujeres.

«La situación de salud mental en Ucrania es grave. Deben abordarse urgentemente las necesidades de la población, especialmente el acceso a asesoramiento y terapia, así como los derechos de los grupos más vulnerables como son mujeres, niñas o las comunidades LGBTIQ+ o Roma. Darles voz es la única manera de garantizar que la población ucraniana, especialmente los jóvenes, puedan vivir en paz y seguridad y puedan acceder al apoyo que necesitan para recuperarse», ha declarado Kirsten Sutherland, coordinadora del Programa Humanitario de Alianza-ActionAid España.