Se agrava la situación de millones de mujeres en los países en desarrollo con la crisis del coronavirus

A medida que se extiende la pandemia provocada por el coronavirus, el impacto en poblaciones más vulnerables, y muy especialmente en las mujeres, aumenta en regiones del mundo donde los recursos sanitarios y sociales públicos no funcionan o, en muchos casos, son inexistentes. Ante las medidas de confinamiento que se están generalizando, Alianza por la Solidaridad –Action Aid, presente en más de 50 países, está detectando impactos directos en los lugares donde desarrolla sus proyectos, que están poniendo a millones de mujeres en una situación límite.

Violencia de género

En un contexto de emergencia siempre aumentan los riesgos contra las mujeres y las niñas, especialmente en lo relativo a la violencia de género, dado que se intensifica y las posibilidades de pedir ayuda se reducen. En el caso de la pandemia, a este hecho se añade el confinamiento, en muchos casos en condiciones muy precarias, lo que aumenta las tensiones en el hogar y el peligro para ese 35% de las mujeres del mundo que ha sufrido o sufre agresiones, ahora en reclusión forzosa con parejas violentas.

Sólo en Bolivia, uno de los países de Latinoamérica con mayores índices de violencia de género, en cuatro días de confinamiento obligado ha habido tres feminicidios, según denuncia Alianza por la Solidaridad. La ONG está trabajando para poner en marcha alternativas de apoyo a las mujeres en situación de violencia en los países donde trabaja y apoyar a la institucionalidad y organizaciones para que puedan continuar ofreciendo servicios de atención en situación de seguridad.

Sanidad y Servicios Sociales

En los países en desarrollo, la carencia de una sanidad y unos servicios sociales básicos está provocando que altos porcentajes de la población no estén siendo atendidos. La ONG recuerda que, cuando estos servicios de salud se saturan, el impacto sobre las mujeres es muy alto dado que  disminuye la atención en consultas sobre anticoncepción, así como asistencia en partos o la atención pre- y posnatal. Especial preocupación genera la situación en Gaza (Palestina) y en Haití, donde los sistemas sanitarios estaban colapsados antes de la llegada del COVID-19 por las crisis humanitarias en las que están inmersos ambos países, con una escasez de recursos que ya era crónica. Esta situación que invisibiliza aún más necesidades de las mujeres –como por ejemplo la atención ginecológica- que pasan inadvertidas y quedan desatendidas. Cabe señalar que a nivel mundial, según la ONU, el 70% del personal sanitario y servicios sociales son mujeres.

Cuidados familiares

Las recomendaciones de la OMS y de los gobiernos se están centrando en la toma de medidas  (como el confinamiento o la protección e higiene personal con agua y jabón) que son imposibles de llevar acabo en grandes áreas del mundo donde las mujeres siguen siendo el eje de los cuidados familiares, sin contar con recursos para ello. Ni tienen agua suficiente para la higiene, ni servicios, ni posibilidad de distanciarse de los posibles enfermos.  Todo ello genera un profundo estrés en las mujeres, que se acrecienta ante la falta de una información rigurosa sobre acciones adaptadas a sus circunstancias. En el norte de Mozambique, Alianza por la Solidaridad-Action Aid está organizando una campaña radiofónica –el canal de más difusión- de divulgación para que mensajes sencillos se difundan entre la población. La información salva vidas y no siempre se están usando canales que lleguen a todas las poblaciones.

Impacto económico

Se estima que en Asia meridional, más del 80% de las mujeres con trabajos no agrícolas tienen un empleo informal,  un 74% en el África Subsahariana y un 54% en América Latina y el Caribe. La reducción de la actividad económica y la reclusión provocada por el coronavirus está afectando a millones de trabajadoras informales que están perdiendo sus empleos, y por tanto su sustento, sin ninguna red de apoyo ni posibilidad de sustituir su ingreso diario. Destaca la situación de las empleadas del hogar, que de un día para otro se han quedado sin trabajo, pero también el de muchas mujeres que en países en desarrollo viven de pequeños negocios o ventas en mercados que están siendo cerrados.

Sus estados no contemplan medidas para apoyar a estas personas. Alianza por la Solidaridad-Action Aid continuará distribuyendo ayuda humanitaria en países como India, Colombia, Palestina o Haití, asegurando la seguridad del personal y de las propias comunidades.

Refugiadas y migrantes

La crisis de coronavirus está teniendo un gravísimo impacto en las mujeres refugiadas sirias que se encuentran en países vecinos, como Jordania y Líbano. Al problema de la falta de ingresos, porque el confinamiento les impide desarrollar sus actividades de venta informal, se suma que no tienen derecho a asistencia gratuita en la sanidad pública en estos países si viven fuera de los campos de refugiados, lo que ‘de facto’ supone que no reciben atención médica en caso de necesidad, sea por el coronavirus o por otro tipo de enfermedad.  Asimismo, las personas migrantes que no tienen la documentación en regla se encuentran con problemas de acceso a la sanidad por no tener tarjetas sanitarias en países europeos, como España. Muchas mujeres migrantes en estas circunstancias están más expuestas a situaciones de explotación sexual.

Desde Alianza por la Solidaridad-Action Aid, que mantiene la mayoría de sus equipos sobre el terreno en diferentes países (Haití, Colombia, Palestina, Marruecos, Bolivia, Jordania, etcétera), se están poniendo en marcha diferentes iniciativas de apoyo para paliar estos impactos, en la medida que lo permiten las medidas impuestas por los diferentes gobiernos. Asimismo, recuerda que en muchas de estas medidas no se están teniendo en cuenta las dificultades para ponerlas en marcha en países o regiones donde la vida de gran parte de las poblaciones se desarrolla con lo mínimo para sobrevivir.

Alianza por la Solidaridad-Action Aid recuerda que ante un problema que es global también tiene que serlo la respuesta. Es ahora cuando se hacen más necesarios el apoyo y la colaboración de todos para responder a las necesidades de los grupos en situaciones de mayor vulnerabilidad.

 

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