Resiliencia y esperanza: pueblos indígenas lideran la defensa del territorio y la vida
Las comunidades indígenas de Colombia, y el mundo entero, han custodiado históricamente los ecosistemas naturales promoviendo el desarrollo sostenible
En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas queremos poner en valor el conocimiento del territorio, la conexión espiritual y las prácticas y saberes ancestrales de estas comunidades en la protección y conservación del medio ambiente. La vida en los resguardos indígenas se rige por una cosmovisión en la que el respeto hacia la tierra, el agua y los bosques es fundamental. Esto les convierte en guardianes de la naturaleza, el territorio, la autonomía de sus pueblos y la continuidad de sus ancestrales formas de vida.
Sigue un recopilatorio de historias humanas: mujeres y niñas jóvenes indígenas de los departamentos del Nariño, Chocó y Cauca que lideran la lucha por defender su territorio, su tierra y la vida que transcurre en ella.
Nariño | “El agua para mí es lo que da la vida. Es gracias a ella que subsistimos”
Hija del cauce del río Patia. Desde su nacimiento, su curso de agua ha sido hogar, refugio y sustento para Melissa, una joven estudiante de la comunidad indígena Bocas de Víbora, en la subregión de Sanquianga (Nariño). De la misma manera que el agua, la tierra representa para ella y toda su comunidad un todo sagrado que les permite subsistir, reproducirse y obtener alimento. Las comunidades indígenas de Colombia, y de todo el globo terráqueo, se conocen por su estrecha conexión espiritual con el entorno natural, favoreciendo el equilibrio ecosistémico en nuestro planeta.
«Nosotras nacemos en la tierra y allí vivimos. En ella podemos caminar, sembrar las plantas, la agricultura y los bananos»
El agua, la tierra y la ecología hacen parte inalienable de la vida de este pueblo indígena nariñense. Con el objetivo de garantizar el acceso a agua potable y saneamiento básico en esta comunidad (entre otras) -y en especial en las instituciones educativas presentes en el territorio-, Alianza por la Solidaridad junto a UNICEF han impulsado un proyecto para desarrollar y reforzar los servicios WASH (Agua, saneamiento e higiene, por sus siglas en inglés). Esta iniciativa resultará no solamente en mejoras en materia de salud y seguridad alimentaria, reduciendo enfermedades vinculadas a la insalubridad y consumo de agua contaminada, sino también en educación y resiliencia en las comunidades. Como parte del proyecto, se busca promover la participación y liderazgo comunitario y juvenil, como es el de Melissa.
Chocó | Raíces de resistencia: transformación agropecuaria para la autosuficiencia de las comunidades indígenas
Virgelina Conquista atravesando los cultivos de yuca, banano y papachina sembrados en la vereda indígena de Phobor Chiiu, en el Litoral del río San Juan (Chocó)
El profundo vínculo de los pueblos indígenas con la madre naturaleza es intrínseco. Su espiritualidad y transmisión de saberes ancestrales respetando los ciclos y procesos naturales del medio ambiente les convierte en guardianes nativos de los ecosistemas. Para las comunidades indígenas, su conservación es más que sustento, es un estilo de vida en sí mismo. La joven Virgelina Conquista Piraza ve la naturaleza como cobijo, alimento y protección.
A sus espaldas, una parcela repleta de cultivos de yuca, banano y papachina evidencian un arduo trabajo de campo. En total, junto con su comunidad, ha sembrado unas 30 plantas con el objetivo de dar fruto en los próximos dos meses y ser un sostén para las familias de la pequeña vereda indígena Phobor Chiiu, a la que pertenece, ubicada a orillas del Litoral del río San Juan (Chocó).
Con destreza, Virgelina serpentea el camino de lodo húmedo, se abre camino entre las plantaciones y va cortando las malas hierbas del cultivo con un machete. Como explica esta joven, el cultivo requiere un cuidado casi diario: se debe adecuar y limpiar el terreno, sembrar los granos siguiendo una ubicación y orientación concreta y revisar el proceso cada cuatro días. La práctica agrícola no siempre se hizo de esta manera. Las y los habitantes de este resguardo indígena incorporaron a su forma de trabajo y conocimientos ancestrales nuevos métodos y procesos con el fin de garantizar su autoabastecimiento y seguridad alimentaria. Junto a cuatro comunidades rurales étnicas (indígenas y afro), Phobor Chiiu es una de las que participa en el proyecto de recuperación y fortalecimiento de los medios de vida de poblaciones afectadas por el desplazamiento y el conflicto armado, impulsado de forma conjunta entre FAO y Alianza por la Solidaridad y financiado por la CERF.
Como parte del proyecto, las comunidades han recibido capacitaciones en manipulación y preparación de alimentos, producción agropecuaria y seguridad alimentaria.
Huertos comunitarios: fuente de salud y seguridad
Más allá del extenso campo de yuca, papachina y banano, Virgelina junto a otras mujeres de la comunidad ha contribuido activamente en la construcción de las huertos comunitarios. Con un rostro de orgullo, nombra algunas de las hortalizas que están actualmente cultivando: cebolla larga, cimarrón y tomate. Explica que pronto, cuando reciban las semillas, también tendrán pepino, habichuelas y papaya. “En MasterChef aprendimos a cocinar sopa, guisos, picar las verduras y hacer ensalada dulce…a los niños les gusta mucho porque le echamos miel”, explica esta joven de 29 años refiriéndose al conjunto de capacitaciones que la comunidad ha recibido sobre preparación y manipulación de alimentos, producción agrícola y seguridad alimentaria, y que les ayudan a obtener su propio alimento de forma constante y garantizar una dieta saludable y suficiente a los niños/as y adultos.
Huertos de cebolla larga, cimarrón y tomate en la vereda indígena de Phobor Chiiu (Litoral del río San Juan, Chocó).
Bienestar infantil a través de la cría de aves
El recorrido no termina aquí. Virgelina nos acompaña al galpón de cría de gallinas de postura que la comunidad ha levantado de cero gracias a este proyecto, que también tiene un componente pecuario para la producción de huevo y pollo para el consumo de las familias. Las mujeres acompañaron desde el principio la construcción de esta infraestructura productiva, que albergará unas 60 aves. “Traíamos palos, clavos, martillos… trabajamos unidos en la comunidad”, y continúan haciéndolo para mantener el espacio limpio y cumplir con todas las indicaciones dadas por el equipo técnico para garantizar el bienestar de estos animales. A pocas semanas de recibir las aves, Virgelina se muestra esperanzada con el proyecto, sobre todo por los beneficios que traerá para los y las niñas de la comunidad. “Los pollos se destinarán a los niños/as, podrán ir al colegio con la barriguita llena, con el cuerpito feliz, y harán las tareas del profesor con ánimo”, afirma.
“Los pollos se destinarán a los niños/as, podrán ir al colegio con la barriguita llena, con el cuerpito feliz, y harán las tareas del profesor con ánimo”
Participación joven en la construcción de las infraestructuras agropecuarias
En el marco de este proyecto, también destaca el involucramiento de los y las estudiantes de las instituciones educativas presentes en el territorio en la construcción de las instalaciones productivas para la cría de gallinas de postura, cultivo de yuca, papachina y banano y los huertos comunitarios. La joven Eugenia Chirimia Chamara, perteneciente al pueblo vecino de Estrella Pangala, confía en que a partir del acompañamiento técnico y la entrega de insumos recibidos como parte de este proyecto, la comunidad podrá «reproducir sus propios alimentos» y con la parte superflua «hacer otras compras» que mejoren su seguridad alimentaria y calidad de vida.
Con este proyecto también se busca implicar a los y las jóvenes con el objetivo de capacitarles en la producción de alimentos básicos para la supervivencia y progreso de sus familias y comunidad, así como para reducir su vulnerabilidad y el riesgo de ser reclutados de forma forzosa por parte de grupos armados ilegales. En última instancia, el proyecto permite fortalecer su arraigo en la comunidad y reducir la migración hacia centros poblados urbanos.
Cauca | “Ahora sabemos que tenemos más valor como mujeres”
Diana Lorena, exgobernadora del Resguardo Indígena de la Paila Naya, en el departamento de Cauca, es un ejemplo de liderazgo femenino que abre camino a otras mujeres de su comunidad
“Tradicionalmente siempre han sido los hombres quienes ocupaban cargos de autoridad, pero la comunidad me dio la oportunidad de ser gobernadora en el año 2020, y he aprendido mucho”.
Diana vive en uno de los resguardos indígenas en los que hemos trabajado en distintos proyectos. Allí la comunidad ha realizado acciones conjuntas para mejorar la calidad de vida de su territorio, en términos de seguridad alimentaria, agua y saneamiento, protección y liderazgo. “Tradicionalmente siempre han sido los hombres quienes ocupaban cargos de autoridad, pero la comunidad me dio la oportunidad de ser gobernadora en el año 2020, y he aprendido mucho”.
Para Diana, uno de los ámbitos que más ha logrado fortalecer es el empoderamiento de la mujer y la prevención y atención a la violencia basada en género (VBG). “Mi mentalidad cambió mucho, al principio tenía miedo de no poder ocuparme de mis hijas, como madre soltera, y también de la comunidad, como gobernadora”.
“Alianza por la Solidaridad me apoyó a darme cuenta de que era capaz de hacerlo, y también conté con el apoyo de mi familia. Este beneficio no ha sido solo para mí, ha sido también para la comunidad. Antes de que llegara nadie nos había hablado de los problemas que sufrimos como mujeres, y ahora sabemos que tenemos más valor”.