Bernardo Caal: «Las empresas compran la voluntad de las personas»
Bernardo Caal tiene 51 años y siempre ha sido maestro. Nunca pensó que se convertiría en uno de los principales defensores de derechos humanos medioambientales de Guatemala. Ni que iría a prisión por ello.
Hace unos días visitó España y nos contó su lucha para defender los recursos hídricos de su comunidad maya Q’eqchi’. Recursos amenazados por la construcción de un proyecto hidroeléctrico en el sagrado río Cahabón, en el territorio de Alta Verapaz, al norte de Guatemala.
La legislación internacional estipula que las poblaciones locales que puedan verse afectadas por construcciones o infraestructuras deben ser consultadas sobre la realización de determinados proyectos. Esta ley casi nunca se respeta y las poblaciones nativas quedan excluidas de cualquier toma de decisiones. La mayoría de estos pueblos no ha tenido acceso a la educación, así que tienen dificultades para entender cuáles son sus derechos en procesos como estos.
«Muchos de mis paisanos, en la recogida de firmas contra la implantación de estas empresas, firmaron con sus huellas dactilares porque no sabían firmar».
Cuando Bernardo comenzó su lucha, nunca se había preocupado de cómo podrían reaccionar las empresas. Se encontró, de pronto, en una situación compleja en la que las injusticias de las empresas eran apoyadas por el Estado guatemalteco. Como castigo, Bernardo fue apartado de su trabajo como profesor. Luego, acusado de delitos que no había cometido y fue mostrado como un criminal en las noticias. No es la primera vez que el Estado de Guatemala persigue y criminaliza a defensores de derechos humanos.
La audiencia de Bernardo apenas duró cinco minutos: «todos estaban allí para atraparme».
El 9 de noviembre de 2018 el tribunal de Cobán lo condenó a 7 años y 4 meses. Pero, incluso desde la cárcel, Bernardo estuvo presente. La gente fuera continuó apoyando su causa y ese apoyo fue crucial para su supervivencia en un “sistema corrupto”.
Si ahora es libre, fue por buen comportamiento, con lo que la condena se redujo a 4 años. Bernardo continuó su trabajo como profesor dentro de la prisión, dando clases a otros reclusos. En marzo de 2022 fue puesto en libertad.
«No puedo recuperar cinco años de la vida de mis hijas. Es un daño irreparable que me han hecho».
Bernardo Caal y el efecto mariposa
El caso mediático de Bernardo y su historia tuvieron un efecto mariposa en la reacción del público ante estas injusticias. En un país lastrado por la desigualdad, donde la pobreza afecta a cerca del 60% de la población y la desnutrición, al 40% de las y los menores, la indignación ante la corrupción y la impunidad ha llevado a la ciudadanía a tomar la calle para protestar.
«Las cartas que escribí desde dentro de la prisión impactaron a mucha gente».
Sin embargo, la persecución contra Bernardo aún no ha acabado: hay nuevos cargos. Ante ellos, sus abogados han presentado recursos, que aún no se han resuelto.
Es urgente una ley de debida diligencia
Desde Alianza-ActionAid, junto a otras organizaciones de la Plataforma por Empresas Responsables, estamos tratando de lograr una legislación más justa que responsabilice a las empresas cuando violan los derechos humanos y atentan contra el medioambiente.
Es urgente que España apruebe esta ley para exigir que las empresas cumplan con sus responsabilidades en cualquier lugar del mundo. La ley también es crucial para garantizar la reparación a las víctimas. Cientos de miles de personas sufren las consecuencias de actuaciones empresariales que violan derechos humanos y suponen graves problemas medioambientales en todo el planeta. Seguir demorando el proceso de tramitación de la ley perpetúa una situación injusta, sin consecuencias para las empresas ni reparación para las víctimas.
Ver el encuentro completo con Bernardo Caal.