La pandemia destruye economías en países en desarrollo mientras se frenan proyectos de desarrollo sostenible

Más de 5.000 millones de personas que viven en países en desarrollo se enfrentan a la devastación de sus economías debido al impacto de la pandemia generada por el COVID-19.  Muchos de los proyectos de desarrollo sostenible en los que trabajamos están siendo paralizados o ralentizados. Esto puede provocar una crisis humanitaria que afectará de lleno a las personas con menos recursos. Este grupo será el más afectado, ya que están fuera de sistemas de protección social y cuentan con una situación ya extrema por la crisis previa por la emergencia climática. 

Desde hace años, la comunidad científica ha estado avisando de posibles pandemias virológicas. Hay investigaciones que, desde hace décadas, han alertado de las modificaciones climáticas causadas por emisiones contaminantes generadas por el ser humano. Recogen también los efectos que tendrían en el desarrollo de la vida en la Tierra: sequías reiteradas, huracanes más intensos, inundaciones por lluvias torrenciales, pérdida de biodiversidad, plagas descontroladas o el aumento del nivel de los mares.

Todo ello se produce especialmente en el hemisferio sur, que concentra la mayor parte de la población más vulnerable y que es la que sufre en primer lugar los efectos de la destrucción de sus cosechas o sus hogares. Son comunidades del sur cuyos territorios de mayor calidad para la agricultura o con riquezas naturales se concentran, en muchos casos, en manos de empresas transnacionales o extranjeras, generando graves conflictos. El Atlas de la Justicia Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona apunta la existencia de más de 3.100 de estos conflictos ambientales en este momento, la inmensa mayoría en Latinoamérica, sur de Asia y la costa africana.

Más de 33 años apostando por el desarrollo sostenible

Estos desastres climáticos no se detienen porque haya una pandemia vírica. En África oriental se está viviendo una plaga de langosta como no se recuerda en el pasado. Países como México, grandes áreas de Brasil o el Sahel africano están amenazados por la sequía. Asia tuvo el pasado verano inundaciones que afectaron a seis millones de personas.

Los Gobiernos no pueden olvidarse de la crisis ambiental. El aplazamiento de la Cumbre del Clima de este año es un tiempo extra para que los países mejoren sus planes nacionales sobre reducciones de emisiones, unas promesas con el clima que tal como están nos abocan hacia un catastrófico calentamiento de 3º o 4º C. No se debe olvidar que este brote del coronavirus afectará más intensamente a las personas más pobres, que ya están en la primera línea de la crisis climática”, apunta Cristina Muñoz, responsable de Proyectos de Alianza por la Solidaridad-Action Aid.

Alianza por la Solidaridad-Action Aid lleva trabajando más de 33 años por un desarrollo sostenible en países donde se vive esa primera línea mediante el fomento de las energías sostenibles, la agricultura ecológica y las medidas de prevención de riesgos.

Mozambique

Un país con lluvias cada año más erráticas y en el que se están explotando recursos fósiles como el carbón o el gas para empresas extranjeras. En estos momentos, además, se explora la mayor bolsa de gas que se ha encontrado en Cabo Delgado, una apuesta por los combustibles fósiles que coincide con un aumento de la violencia y más pobreza. En esta zona, ejecutamos programas que potencian la agricultura con bajos niveles de pesticidas y abonos químicos, la recuperación de semillas locales y el apoyo al mantenimiento de los bosques como fuentes de recursos.

Senegal

El retraso en la llegada de las lluvias en 2019 provocó una pérdida de cosechas por la que aún se arrastra una preocupante inseguridad alimentaria. En Alianza trabajamos en varios proyectos para fomentar la agricultura ecológica familiar promoviendo sistemas de riego que bombean el agua mediante energía solar y con abonos orgánicos.

Haití

Es uno de los países más golpeados por catástrofes naturales extremas, desde sequías a huracanes. A ellas se suma una deforestación que afecta a casi todo el país. Desde Alianza desarrollamos proyectos que implican la recuperación de suelos, la protección de laderas para evitar deslizamientos, la conservación de bosques o medidas para la reducción de riesgos a desastres.

Dia Internacional de la Tierra

Si algo se ha puesto de manifiesto estas semanas es que cuando hay voluntad política, se pueden tomar medidas drásticas y se pueden llegar a movilizar miles de millones de euros. También se ha demostrado que la sociedad está preparada para aceptar fuertes intervenciones gubernamentales cuando se trata de proteger la vida, una muestra del nivel de ambición que debe aplicarse a la emergencia climática.

Con motivo del Día de la Tierra (22 de abril), y en demanda de la justicia climática nos sumamos al Manifiesto por el Clima de Alianza por el Clima junto a más de 50 organizaciones y a las acciones que tendrán lugar el 24 de abril. Hay países responsables que deben asumir más carga en la respuesta a la emergencia climática. Esta pasa por proporcionar fondos a los afectados, expandir las energías renovables y apostar por una agricultura ecológica y sostenible, sin cabida al despojo de tierra y agua a comunidades rurales, campesinas e indígenas.

En relación con los fondos que son necesarios, al fondo de mitigación y adaptación al cambio climático, hay que añadir otro fondo mundial para daños y pérdidas. Estas exigencias ya se plantearon en la COP25 celebrada en Madrid, pero no tuvieron respuesta. La creación de estos fondos podría compensarse eliminando los 370.000 millones de dólares que cada año reciben los combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo) en subsidios públicos.

En el manifiesto se recuerdan las palabras del relator especial de Pobreza Extrema y Derechos Humanos de Naciones Unidas: “El mundo está en riesgo de caer en el apartheid climático, donde los ricos pagan por escapar del sobrecalentamiento, el hambre y las guerras, mientras que el resto del mundo es dejado de lado sufriendo”. Y el resto del mundo somos mayoría.

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