Haití es un país en crisis permanente y uno de los lugares más vulnerables de la Tierra. Su ubicación geográfica y sus características climáticas son dos circunstancias que agravan la situación de una población que, de la que un 80 %, vive en condiciones de extrema pobreza. La deforestación, el desempleo, la falta de infraestructuras, la corrupción y la inestabilidad política son factores que aumentan la fragilidad de sus 10,9 millones de habitantes.
El fuerte embate de diversos desastres naturales, como el terremoto de 2010, en el que murieron más 300.000 personas, y más recientemente, el huracán Matthew, que dejó en situación de necesidad humanitaria urgente a más de 1,5 millones de personas, han afectado gravemente a las infraestructuras y a los medios de vida de miles de familias.
A este escenario se suman los efectos de un cambio climático que se traduce en graves sequías o inundaciones devastadoras, abocando al país, fundamentalmente agrícola, a la inseguridad alimentaria.