Prevención y Reducción del riesgo de desastres en Haití

Haití es un país en crisis permanente y uno de los lugares más vulnerables de la Tierra. Su ubicación geográfica y sus características climáticas son dos circunstancias que agravan la situación de una población que, de la que un 80 %, vive en condiciones de extrema pobreza. La deforestación, el desempleo, la falta de infraestructuras, la corrupción y la inestabilidad política son factores que aumentan la fragilidad de sus 10,9 millones de habitantes.

El fuerte embate de diversos desastres naturales, como el terremoto de 2010, en el que murieron más 300.000 personas, y más recientemente, el huracán Matthew, que dejó en situación de necesidad humanitaria urgente a más de 1,5 millones de personas, han afectado gravemente a las infraestructuras y a los medios de vida de miles de familias.

A este escenario se suman los efectos de un cambio climático que se traduce en graves sequías o inundaciones devastadoras, abocando al país, fundamentalmente agrícola, a la inseguridad alimentaria.

80%

de la población vive en condiciones extremas

+1,5%

millones de personas en situación de necesidad urgente

44,5%

de la población sufre desnutrición

Joanne Moise

“Estábamos muy asustados. Cuando vimos que el huracán era realmente malo, nos reunimos para ver cómo podríamos resistir. Solemos hacer esto cuando los vientos son fuertes, pero éstos nunca antes habían sido tan fuertes”.

“Mi marido cogió a nuestro hijo y yo al bebé. Los pusimos bajo nuestros vientres para protegerlos del viento. Cuando llegamos allí, miramos atrás hacia nuestra casa y ya no estaba allí. En ese momento rompimos a llorar, fue terrible. Lloramos a gritos. Nuestra casa ha desaparecido”.

Joanne Moise, de 28 años, vive en Jaquet, en la comuna haitiana de Jeremie, en Grand Anse, uno de los departamentos del país más castigado por el huracán Matthew. Está casada y tiene un hijo de 7 años, Riscade Jean-Louis, y una hija de 20 meses, Djoudny Sophiane. En sus manos sujeta una cáscara de coco frente a tres árboles derrumbados mientras cuenta que, desde el paso del huracán, su comunidad ha estado bebiendo agua de coco como única fuente potable de agua. Su casa quedó totalmente destrozada a las 4 de la mañana y tuvo que escapar junto a su familia a una iglesia cercana.

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