La invisibilidad de los menores migrantes en Marruecos

Desde principios de 2015 se ha detectado un número cada vez mayor de menores migrantes en ciudades como Rabat y Oujda. Alianza por la Solidaridad ha elaborado un estudio que refleja la situación que viven la gran mayoría de estos menores, obligados a vivir en barrios periféricos, donde sufren de problemas de exclusión social, o incluso en asentamientos ubicados en el interior de los bosques. De hecho, para sobrevivir, incluso se ven abocados a la mendicidad o la prostitución y a sufrir la trata de seres humanos y la explotación laboral, siendo sometidos a largas jornadas de trabajo sin contratos o seguros.

El informe, titulado «Niñez migrante en Marruecos», fue presentado recientemente en las ciudades de Sale, Tánger y Oudja para denunciar la invisibilidad de estos niños, niñas y adolescentes. En él, se alerta de que las medidas y acciones estatales orientadas a la atención de la población migrante obvia la protección de los menores, los cuales, en muchas ocasiones incluso llegan solos a este país desde países como Nigeria, Camerún, Gambia, Angola, Mali o Burkina Fasso, entre otros.

El documento, elaborado a base de estudio sobre el terreno y testimonios de adolescentes y jóvenes migrantes que lamentan ser víctimas de intervenciones policiales, muchas de las cuales se llevan a cabo por la noche, irrumpiendo en la intimidad del domicilio.

Además, muchos de estos menores migrantes pierden sus enseres personales tras estas redadas. “Entran en tu casa, te hacen salir y, si tienes tus papeles, te dejan, si no te llevan”, explica un adolescente nigeriano. “Tu casa se queda abierta, y tus objetos de valor desaparecen. Es triste, pero es así”, concluye este joven, añadiendo que después de la redada las personas son trasladas a una comisaría y “a veces” pasan por un tribunal.

Alianza por la Solidaridad está presente en Marruecos desde hace 20 años trabajando en la protección de los derechos de la infancia a través de la incidencia en políticas públicas y promocionando la creación y el fortalecimiento de mecanismos estatales que garanticen esta protección.

Descargar el informe

La historia de Joao

Con nueve años ya era huérfano. Y con esa edad salió de su pueblo. Su primera parada en el camino fue Senegal, allí se juntaba con otros niños que ejercían la mendicidad.

Con un grupo de adolescentes y de otros de su misma edad, salieron hacia Marruecos. Querían llegar a Europa. Joao dice que en aquel momento sólo pensaba en jugar al fútbol en el Barça y ser rico, volver a su pueblo y ayudar a otros niños como él.

Al salir sólo hablaba su lengua materna y el portugués. Durante el camino fue aprendiendo el francés. Dice que se escapó de muchas violencias porque era rápido corriendo, que el camino es muy malo y no está hecho para niños pequeños. En el desierto perdió de vista a dos de sus compañeros que no lograron el dinero para pagar el camión, siempre ha pensado que estarían muertos.

Joao es listo y dice que no puede explicar cómo ha conseguido llegar hasta Marruecos sin apoyo de la familia, pero también dice que cuando te encuentras gente de tu misma etnia y ven niños solos les ayudan mucho. Cuenta que algunos adultos se aprovechan, pero que otros lo hacen porque en África existe la solidaridad, la comunidad, y que un adulto se convierte fácilmente en responsable y cuida de los más pequeños.

Al llegar a Marruecos pasó mucho tiempo viviendo en el bosque. No recuerda aquella época como mala. Explica que había muchas redadas, pero que vivía en su comunidad, que jugaban partidos de fútbol y que él marcaba muchos goles, en el fondo dice que se sentía muy protegido.

En esos momentos intentó saltar la valla para llegar al estado español varias veces. Tres de ellas lo consiguió, pero la guardia civil le interceptaba y le devolvía por la puerta pequeña de la valla y lo entregaba a las fuerzas de seguridad de Marruecos. Dice que en portugués intentaba explicarle a los guardias civiles que era un niño y huérfano, pero que nunca funcionó. 

De la tercera vez que le devolvieron por la valla tiene cicatrices pero no quiere hablar de ellas, sólo explica que pasó tiempo en el hospital y que entonces empezó a vivir en la ciudad.

Aprendió a buscarse la vida, y también a hablar inglés, sobre todo el pidgin, y a sobrevivir gracias a llevar paquetes de un lado a otro.

Joao sabe que los paquetes han arruinado su vida y que en ellos no hay nada bueno, pero ya no puede dar marcha atrás y es consciente de ello.

Dice Joao que ha aprendido muchas cosas, cuatro idiomas, que siempre jugó muy bien al fútbol, pero que la vida no quiso darle la suerte que se merecía. Se imagina lo que los chicos como él hacen en Europa y piensa que sólo necesita una oportunidad, otra más, que le lleve a la vida soñada.

2 comentarios
  1. Mario
    Mario Dice:

    hola, me gustaria poder contactar con Diop Mountaga, presidente de la asociación kirikou, en Marruecos, no encuentro su web.
    soy empresario con actividades en marruecos y en senegal, y me gustaría poder colaborar. gracias

  2. admin
    admin Dice:

    Hola Mario, puedes ponerte en contacto con nuestra oficina en Rabat, y desde allí te podrán gestionar el contacto con Diop:
    7, Rue Beyrouth. Res Mamounia B. Entrée B Apt. 32
    10.000, Rabat
    Tfno/Fax: 00 212 537 73 36 06

    O también puedes contactar directamente a través de correo electrónico con nuestra representante en Marruecos: hscotto@aporsolidaridad.org

    ¡Un saludo!

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