En 2025 54 países se encuentran en una crisis de deuda, obligados a recortar su gasto en servicios públicos básicos y en medidas climáticas para pagar la deuda externa. Los países de renta baja y media-baja tienen una deuda externa total de 1,45 billones de dólares y en 2023 destinarán 138 000 millones de dólares sólo para pagar sus deudas, sacrificando los derechos de las personas y el desarrollo nacional sostenible para satisfacer a sus ricos acreedores. Al menos el 75% de todos los países de renta baja y media-baja gastan más en el servicio de la deuda que en atención sanitaria; de hecho, en el 55% de los países, el gasto en servicio de la deuda duplica con creces el gasto en sanidad.

Esto tiene un impacto devastador en la mayoría de la población, afectando de forma en mayor medida a las mujeres, los jóvenes y las personas con bajos ingresos. Pero ha llegado el momento de preguntarse ¿quién le debe realmente a quién?

Este informe pone de manifiesto que cuando se cuantifican y se comparan con las deudas contractuales que los países de ingresos más bajos se ven obligados a pagar, los resultados son sorprendentes.