El derecho a decidir de forma libre sobre nuestro propio cuerpo, nuestra sexualidad y nuestra reproducción constituye uno de los derechos humanos más fundamentales. El pleno ejercicio de estos derechos por parte de las mujeres constituye una condición indispensable para lograr la igualdad entre mujeres y hombres.
En el mundo, se calcula que cada año mueren al menos 47.000 mujeres a causa de abortos inseguros. El 99% de las muertes relacionadas con el embarazo se producen en países en desarrollo, donde más de la mitad de los abortos se realizan en condiciones de riesgo. Solo en Bolivia se calcula que un tercio de las muertes maternas se producen a causa de abortos que se producen sin las adecuadas condiciones de higiene y salubridad.
Existe una relación directa entre abortos inseguros y el grado de restricción o punición de las leyes que rigen el aborto. Tal y como destaca el Relator Especial de Naciones Unidas, la mala calidad de los bienes y servicios de salud es uno de los problemas más graves que deriva de la penalización del aborto, ya que la falta de normas implica que los abortos se llevan a cabo por personal no cualificado en condiciones insalubres. Por el contrario, cuando es realizado por profesionales de la salud cualificados en condiciones adecuadas, el aborto es uno de los procedimientos médicos más seguros.
La despenalización del aborto: clave para evitar muertes por abortos inseguros.