Lucha contra la violencia de género

Mali, lucha contra la violencia de género en medio del conflicto

Actualmente la región de Gao es una de las zonas más vulnerables en Mali. Alejada de la protección del Estado y donde la población tiene que sobrevivir con unos recursos mínimos en medio de un escenario bélico. Para las mujeres y niñas que sufren violencia de género la situación es extremadamente dura. Por eso, desde Alianza por la Solidaridad-ActionAid estamos apoyando a las mujeres supervivientes de violencia de género. Así ellas puedan tener la oportunidad de poder acceder a servicios multisectoriales de respuesta.

Junto a organizaciones locales, intentamos ofrecer apoyo a la población que, desde una posición de extrema vulnerabilidad, tiene que contar con los derechos y las estructuras que les permitan continuar con sus vidas sin violencia.

Un centro para luchar contra la violencia de género

Junto con GREFFA, una organización local, y con la financiación de la Generalitat de Valencia, el Cabildo de Gran Canaria y la Junta de Castilla la Mancha; se está apoyando a los centros de salud comunitarios, el centro de salud de referencia, el Hospital central de GAO y el ONE STOP CENTER de Gao, servicio de atención integral a las supervivientes de violencia, donde se ofrece salud sexual y reproductiva, apoyo psicológico, médico, social, jurídico y económico a las mujeres que lo solicitan.

El trabajo integral se lleva a cabo junto a agentes comunitarios voluntarios y los servicios de salud de referencia, con el objetivo de poder alcanzar al mayor número de mujeres y menores que necesiten este servicio. Además, se está formando en atención específica a los profesionales de la salud. Para que puedan tener más herramientas con las que ofrecer una mejor atención de acuerdo a los protocolos internacionales (respeto, dignidad y seguridad). Y se está incorporando también medidas de prevención de riesgos asociados a Covid-19. Las mujeres supervivientes también reciben kits de dignidad, que contienen productos básicos de higiene e información sobre los servicios de atención a supervivientes disponibles en la zona. También se realizan campañas de información y sensibilización contra la violencia de género a nivel comunitario, dado que el apoyo social es imprescindible para luchar contra esta lacra.

Mali, un contexto cada vez más peligroso

En la República de Mali viven alrededor de 20 millones de personas. Este país de África del oeste que comprende una superficie de más de 1.240.000 kilómetros cuadrados. Y hasta hace 60 años era oficialmente una colonia dependiente de Francia. Pese a que la extensión del estado francés es dos veces y media inferior a la maliense.

Su Índice de Desarrollo Humano (IDH) le coloca en una de las posiciones más bajas de todo el planeta. Cuentan con unos altos indicadores de pobreza e inseguridad. Esta situación se ha visto agravada el último año tras un golpe de estado militar. Dicho golpe mantiene a toda la nación sumida en una inestabilidad política absoluta.

Grave retroceso de los derechos de las mujeres

El retroceso sufrido en los derechos de las mujeres es descomunal, arrastrados por “la corriente de la guerra”. La violencia de género está muy extendida y está culturalmente arraigada en Malí. Según la Encuesta Demográfica y de Salud de Mali en 2018 la mitad de las mujeres (49%) de entre 15 y 49 años de edad han experimentado violencia emocional, psicológica, física y sexual en cualquier momento de sus vidas. La mayor parte de las que han sufrido abuso físico o sexual, el 68% nunca ha buscado ayuda, ni se lo ha dicho a nadie. El mismo estudio muestra un preocupante índice de matrimonios infantiles. Existe un 18% de mujeres casadas antes de los 15 años y un 53% antes de los 18 años. Según los datos del GBVIMS (Sistema de Gestión de la Información sobre Violencia de Género) solo en el mes de marzo de 2020 se denunciaron 304 casos de violencia de género, con una alta proporción de violencia sexual (25%), siendo el 15% violaciones.

En la actualidad en Mali, las mujeres están expuestas a un riesgo continuado, pero, más aún, en la región de Gao. Si a la lucha por la vida diaria en Gao, tienes que sumarle padecer la lacra de la violencia de género, el nivel de injusticia alcanza cotas inimaginables.

 

 

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