salud sexual y reproductiva

Restringir el acceso a la salud sexual y reproductiva es ir en contra de los Derechos Humanos

Bolivia es uno de los países de la región latinoamericana con mayor mortalidad materna. La cifra alcanza las 160 mujeres por cada 100 mil nacidos vivos, según recoge el Ministerio de Salud del país. De éstas, el 68% de las muertes corresponde a mujeres indígenas y el 51% a mujeres de 14 a 29 años.

Las niñas y adolescentes sufren altas tasas de violencia sexual en múltiples entornos, pero principalmente en el hogar por algún miembro de la familia, en las escuelas y bajo instituciones con custodia.

Muchas veces la violencia sexual que sufren las niñas y adolescentes derivan en embarazos. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en Bolivia el porcentaje de las mujeres entre 10 y 19 años que ya son madres o se encuentran embarazadas, oscila en 18% y 23%. Esto le convierte en el país de Latinoamérica con más embarazos adolescentes.

La Covid19 ha aumentado el número de embarazos no deseados y la violencia hacia las mujeres

El contexto de la pandemia por Covid-19 ha profundizado está problemática. En muchos casos, se han visto confinadas con los perpetradores de la violencia en sus propios hogares. Han sido desatendidas por los servicios de justicia y aisladas de sus redes de protección. No han tenido acceso a medios y servicios para atender su salud sexual y reproductiva. Estos hechos han causado un alto número de embarazos adolescentes y de casos de violencia sexual contra niñas, niños, adolescentes y mujeres.

De enero a mayo de 2020, se reportaron 663 embarazos en niñas menores de 15 años. Se estima un incremento de 4.606 embarazos no intencionados por falta de anticonceptivos entre marzo y abril de 2020 en comparación del mismo periodo en la gestión 2020. El departamento de La Paz es el que reporta la mayor cantidad de embarazos con 4.386. Le sigue Santa Cruz con 4.257 y Cochabamba con 3.881. Con unas cifras más bajas, pero no menos preocupantes, le siguen los departamentos de Potosí con 1.830, Beni con 1.710, Chuquisaca con 1.019, Oruro con 930, Tarija con 790 y Pando con 430.

Embarazos de alto riesgo que empeoran la salud de las niñas y adolescentes

Malnutrición, riesgo de abortos espontáneos o partos prematuros porque el útero de las niñas no ha desarrollado completamente son algunos de los riesgos a los que se enfrentan las niñas y adolescentes embarazadas. Y es que, en esa etapa, el embarazo es considerado de alto riesgo. Además, las víctimas de violencia sexual no tienen las condiciones para acceder a un método de anticoncepción de emergencia o practicarse una interrupción legal de embarazo. Esto trae graves consecuencias para la salud y vida de las niñas y adolescentes.

El Estado tiene la obligación de implementar una estrategia nacional de respuesta sanitaria en el contexto de la pandemia. Debe tener en cuenta la atención en salud sexual y reproductiva desde un enfoque de género. Además, debe garantizar en todo el sistema de salud la atención a las interrupciones legales del embarazo en el marco de la Sentencia Constitucional 0206/2014, así como la atención post aborto de acuerdo a los protocolos y normar del Ministerio de Salud.

La salud sexual y reproductiva como Derecho Humano

La emergencia sanitaria evidencia aún más la necesidad de reconstruir velando por que los derechos humanos se sitúen en el núcleo principal de esta reconstrucción. Ha puesto de manifiesto la importancia de garantizar el derecho a la salud, que incluye la salud sexual y salud reproductiva.

Cada año, el Día de los Derechos Humanos brinda la oportunidad de renovar el espíritu ante la larga lucha de la humanidad por los derechos y la dignidad, y nos lleva a movilizarnos contra nuevos desafíos, como la desigualdad, la violencia y la discriminación.

Desde Alianza por la Solidaridad continuaremos trabajando por la garantía de los derechos de las mujeres realizando diferentes acciones sobre salud sexual, salud reproductiva. Seguiremos en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y niñas y analizando los riesgos en contexto de pandemia desde un enfoque de género, interculturalidad y de derechos humanos.

Hoy más que nunca es necesario recordar una cita de Eleanor Rooselvet. » En definitiva. ¿Dónde empiezan los derechos humanos universales? En pequeños lugares, cerca de casa; en lugares tan próximos y tan pequeños que no aparecen en ninguna otra parte […] Sin una acción ciudadana coordinada para defenderlos en nuestro entorno, nuestra voluntad de progreso en el resto del mundo será en vano”.

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