En Moldavia

Se calcula que a Moldavia han llegado en torno a 250.000 personas de Ucrania desde el estallido de la guerra, de las cuales el 90% son mujeres y menores. 

En todo caso, los números son muy cambiantes en Moldavia: la cantidad de personas que entran como refugiadas desde Ucrania, de acuerdo a datos de Naciones Unidas, es equivalente a la que retorna. Hay muchas ucranianas que entran y salen cada día para poder atender a sus seres queridos y vigilar sus propiedades.

La economía más pobre de Europa

Moldavia es un país de tránsito hacia otros lugares. Quienes deciden quedarse es porque tienen personas conocidas en el país, porque esperan regresar muy pronto a Ucrania y prefieren quedarse lo más cerca posible, o porque no tienen ningún plan ni recursos para moverse.

Hay que tener en cuenta que Moldavia tiene una de las economías más pobres de Europa, por lo que la acogida de personas refugiadas supone un especial desafío. También genera tensiones puesto que, en ocasiones, las personas refugiadas tienen un poder adquisitivo mayor que sus acogedores.

Discriminación hacia personas gitanas

La comunidad gitana ucraniana sufre graves problemas de discriminación, tanto dentro de ese país como a su llegada a Moldavia. Desde el uso de medios de transporte, encontrar alojamientos o recibir servicios, que sí están disponibles para otras personas refugiadas de Ucrania. 

En muchas ocasiones, las personas de la comunidad romaní cruzan la frontera sin documentación, ni dinero, a veces no cuentan ni con teléfonos móviles. Eso les hace mucho más vulnerables a las redes de tráfico de personas y también a sufrir otro tipo de abusos o violencia.  

También se detecta discriminación hacia otros colectivos como las mujeres trans, que tienen que cruzar las fronteras de manera clandestina porque su salida de Ucrania está vetada.

Qué hacemos

Ponemos el foco en las organizaciones lideradas por mujeres sobre derechos de las mujeres y en las organizaciones LGBT+. A través de ellas, apoyamos a las personas refugiadas que están más en riesgo, incluyendo mujeres y niñas. También nos preocupa la discriminación que sufren las personas refugiadas gitanas.

El tráfico de personas y la explotación son cuestiones centrales en la región y hay casos de niños gitanos desaparecidos en Palanca, cerca de la frontera entre Moldavia y Ucrania, a una hora de Odessa. Las autoridades coordinadoras de emergencias, incluyendo a las moldavas y a las agencias de la ONU, han creado un focus group para trabajar en la prevención de la trata de personas gitanas.

Denunciamos y lamentamos la segregación racial sufrida por las personas refugiadas gitanas en Chisinau, donde fueron alojados en centros de acogida diferentes. La comunidad internacional tiene la obligación moral y legal de asistir a todas las personas refugiadas, sin importar raza, religión, ni país de origen.

Con Plataforma de Mujeres Gitanas (ROMNI), proporcionamos ayuda humanitaria a personas refugiadas, tanto documentadas como indocumentadas. Esta respuesta incluye apoyo para alojamiento y transporte de personas refugiadas gitanas desde Ucrania y la creación de una plataforma telefónica.

Junto a Roma Awareness Foundation, prestamos asistencia humanitaria, ofreciendo suministros, alojamiento, asesoramiento e información a 3.000 personas refugiadas gitanas en la región de Transnistria, sobre todo.

Exigimos a los países europeos que den los pasos necesarios para asegurar que todas las refugiadas son tratadas igual. Europa y la Unión Europea deben garantizar que todas las personas forzadas a huir de la guerra en Ucrania y de otros conflictos encontrarán fronteras abiertas y accesibles y que se protegerán sus derechos humanos, sin importar el estatus.