Alianza reparte kits de higiene a cientos de familias en Haití para combatir el riesgo de enfermedades

Un mes después, los efectos devastadores sobre las condiciones de vida de la población de Haití siguen vigentes. En la región del sudeste, donde Alianza trabaja desde años, los medios de vida de miles de personas quedaron destruidos y las cosechas han sido gravemente diezmadas. Los daños en la pesca son muy cuantiosos y todavía muchos colegios no han podido retomar las clases.

En Grand Anse, la zona más afectada por el huracán, poco a poco, los árboles que lograron mantenerse empiezan a tener de nuevo hojas, y la naturaleza retoma muy lentamente su esplendor habitual. Las continuas lluvias contribuyen a esta recuperación, pero también suponen una complicación para aquellas familias que no han logrado rehacer o poner un techo a sus casas y el agua inunda de nuevo las pistas y los campos y provocan el crecimiento de los ríos. En esta situación, la contaminación del agua y, por lo tanto, la propagación de enfermedades, suponen un grave riesgo sobre una población que no está teniendo acceso a una alimentación adecuada.

Es por ello que desde Alianza por la Solidaridad hemos organizado una distribución de kits de higiene para la comuna de Abricots en colaboración con nuestra socia ActionAid y la asociación local KPGA (Kombit Paysan Grandans). Más de 500 mujeres han recibido su kit, que incluye un recipiente de 20 litros con un grifo para que puedan utilizarlo para conservar agua de calidad. También se les ha entregado pastillas potabilizadoras acompañadas de cloro, guantes de látex y suero oral, productos clave para prevenir la transmisión de enfermedades como el cólera, del cual han surgido más de 3.500 nuevos casos en Haití en el último mes, por lo que es necesario extremar las precauciones, teniendo en cuenta que los escasos puestos de salud y dispensarios no están funcionales. El equipo técnico ha aprovechado el momento de la distribución para explicar métodos y técnicas para minimizar el riesgo de contagios haciendo uso de las pastillas, el cloro y el resto de productos entregados, como son jabón de baño, jabón para lavar la ropa, papel y compresas higiénicas.

Entre las beneficiarias del kit estaba Islame Robert de 40 años. Esta mujer se ganaba la vida trabajando el campo con su marido, cultivando malanga, banana y yuca, alimentos muy comunes en Haití. Su casa donde vivía con sus 4 hijos –el más pequeño tiene 7 años– y sus suegros fue destruida. También estaba Lisaure Yvrose, de 22 años y embarazada ya de su tercer hijo. Su hogar fue derribado por un corrimiento de tierra donde vivían 10 personas. Ella se ganaba la vida vendiendo productos alimenticios (arroz, maíz, harina, espaguetis…) en el mercado local. Las cabras y los pollos que poseía la familia desaparecieron también con el huracán. Junto a ellas, otras mujeres que señalan que necesitan recuperar sus fuentes de trabajo para, como hacían anteriormente, contribuir al bienestar de sus familias.

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