Colombia: polarización social y violencia

Nos resulta difícil imaginar que una sociedad como la colombiana, después de 50 años de un amargo y sangriento conflicto, ponga en riesgo los beneficios que la paz puede reportarle. Pero los tiempos que corren están llenos de ejemplos en los que dilapidamos nuestras riquezas y nuestros valores, ya sea por una peligrosa combinación de desidia y miedo, ya sea por la incredulidad de que otras alternativas a lo que hemos vivido sean factibles. 

Lamentablemente Colombia no ha escapado a los tiempos que corren. La polarización social y la confrontación ciudadana, alimentada por las posverdades  y las emociones exacerbadas da amplia cancha a liderazgos políticos que destruyen más que construyen.

En el caso colombiano, lo que está en juego no es ni más ni menos que los Acuerdos de Paz de La Habana, difíciles de alcanzar y llenos de equilibrios, que supondrían para Colombia una autopista al futuro, si se estuvieran cumpliendo a un ritmo razonable. 

Sin embargo, la sociedad colombiana está estancada, dilapidando un edificio tan difícil de construir como la paz. Las consecuencias son tremendas y no se dejan esperar. 460 líderes y lideresas asesinados desde la firma (Defensoría del Pueblo), una persona desaparecida cada 4 días (CICR), más de 700 acciones armadas en lo que va de año (ONU).

Esto teniendo lugar en un contexto de profundas desigualdades (la mitad de la riqueza en Colombia se concentra en el 10% de la población) y donde la violencia está totalmente imbricada en la sociedad, cada día hay 73 casos de violencia sexual en su mayoría contra niñas. Como afirmaba el senador Gustavo Petro hace unos días, la guerra sólo se mantiene en Colombia con una alianza con el narco. Por eso, el primer efecto de los Acuerdos es salvar vidas. El trabajo de Alianza por la Solidaridad da testimonio de ello.

Ana Alcalde (@AnaAlcalde69), Directora

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