La ciudadanía exige un nuevo modelo sostenible que luche contra el cambio climático

El 28 y 29 de noviembre, horas antes de la crucial Cumbre del Clima que se celebrará en París, miles de ciudades albergarán marchas multitudinarias y acciones ciudadanas que se unirán bajo una misma petición: exigir a los líderes mundiales un acuerdo justo, ambicioso y vinculante que evite las peores consecuencias del cambio climático y acelere la transición hacia un modelo energético 100 % renovable.

En Madrid, el 29 de noviembre a las 12 de la mañana, la Marcha Mundial por el Clima recorrerá la calle de Alcalá, desde Cibeles hasta la Puerta del Sol, donde se realizará una lectura del Manifiesto. Como muestra de apoyo a la iniciativa y símbolo del importantísimo papel de las ciudades en el ahorro energético global y la reducción de emisiones, el 28 de noviembre el Ayuntamiento apagará el encendido navideño.

Alianza por el Clima, responsable de la convocatoria, está formada por más de 400 organizaciones de nuestro país que representan al movimiento ecologista, sindical, de cooperación al desarrollo, ciencia e investigación y consumidores. Alianza por la Solidaridad forma parte de esta plataforma consciente de que sólo un desarrollo sostenible que respete los derechos humanos puede tener futuro.

La plataforma convocante insiste en que ya no existen dudas sobre los impactos del cambio climático y la responsabilidad humana en él, debido a nuestros hábitos de producción y consumo insostenibles; e insta a los Gobiernos a cerrar un acuerdo ambicioso que ponga rumbo a un futuro donde no se emitan a la atmósfera gases de efecto invernadero para asegurar nuestra supervivencia en el planeta.

Representantes del mundo de la cultura como Penélope Cruz, Luis Eduardo Aute, Ana Belén y Víctor Manuel, entre otros, apoyan públicamente la movilización, y prestan su voz a un vídeo instando a la ciudadanía a movilizarse el próximo día 29.

Alianza por el Clima enfatiza que el cambio climático afecta cada vez más severamente a todas las personas, regiones, ecosistemas y economías; incide negativamente en la salud y en la esperanza de vida de muchas poblaciones, así como en en el mantenimiento de diversos sectores productivos y empleos; impacta en la destrucción acelerada de la biodiversidad, y dispara los costes económicos y sociales que muchos países se ven forzados a afrontar para paliar sus efectos.

Por París, y por todo lo que nos jugamos en la cumbre climática, ¡que el 29 de noviembre nadie se quede en casa!

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