“La guerra en Siria ha propiciado un empoderamiento de las mujeres que ya no tiene marcha atrás”

Basta estar cerca de la siria Mouna Ghanem para sentir que es una auténtica líder. Ghanem fue una de las fundadoras de los primeros movimientos de oposición al régimen de Bashar Al-Assad en 2011, Construyendo el Estado Sirio, un partido que surgió en defensa de la democracia y los derechos humanos. Antes, había trabajado durante 12 años para el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNPFA). Con la guerra, como tantos millones de sirios, tuvo que abandonar su país con su familia –hoy sus hijos viven en Dinamarca-. Inquieta y luchadora, Ghanem se asentó en Beirut (Líbano) para crear en colaboración con otras mujeres el Foro de Mujeres Sirias por la Paz (Syrians Women Forum for Peace), que hoy coordina. Su objetivo principal: poner sobre la mesa la importancia de que las mujeres sirias participen en el proceso de paz y la reconstrucción de su país cuando el conflicto llegue a su fin. “Hay muchas mujeres valiosas en Siria con las que tienen que contar”, afirma en esta entrevista, mantenida en una reciente visita a Madrid.

Mientras ese día llega, trabaja sin pausa por y para las sirias, fortaleciendo su poder en una situación de absoluta crisis humanitaria, pero también presionando en los organismos internacionales para que no las olviden en las negociaciones políticas que tienen o tendrán lugar.

¿Podría precisar en qué consisten las actividades del Foro de Mujeres Sirias por la Paz?

En estos momentos damos asesoría a la misión de Naciones Unidas en Siria. Además, hemos iniciado un proyecto bajo el nombre “De Estado frágil a Estado funcional” sobre el papel de las mujeres en ese proceso. Queremos generar conciencia política en las sirias sobre el rol que pueden jugar en la construcción de un Estado que funcione, que tengan un papel de liderazgo, y lo hacemos trabajando desde el nivel local al nacional. En breve, vamos a organizar en Beirut una conferencia para establecer un plan de acción encaminado a ese empoderamiento político bajo el nombre “Mujeres en política”. Todo este trabajo ese basa en los valores de la resolución 1325 de Naciones Unidas, aprobada en el año 2000, y en que la protección de la mujer es una necesidad para su participación política. Son las ‘tres pes’ fundamentales. Me refiero con ello a cuestiones como los códigos de estatus personal, es decir, las leyes y normas que rigen la autonomía de las mujeres en cuanto a derechos sexuales y reproductivos, que determinan los matrimonios, la vida familiar… Eso si, es necesaria una condición previa para su participación política, que es asegurar que va a haber una transición democrática. Es más, no habrá democracia en Siria si no se reconocen los derechos de las mujeres, pero tampoco si ellas no están involucradas en su construcción.

Cuando estos planteamientos los llevan a foros sobre Siria, ¿qué respuesta hay de la comunidad internacional?

Toda la atención internacional está ahora centrada en cómo sacar a Al Assad del poder, no se habla de cómo se va a construir la democracia en Siria después de la guerra. En el Foro, tratamos de decir al mundo que más allá de quitarle del poder, debe haber cambios hacia una democracia, porque si no el resultado será un Estado peor que el que había antes del conflicto. Lo importante no es quién es el presidente sino cuales van a ser las reglas del juego político a partir de ahora. Debemos construir un Estado político en Siria y da igual lo que piensen los diferentes actores que lo integren. Lo importante es el cómo se articule, que lo común sea trabajar por una identidad de paz y democrática.

MounaGhanemTras salir millones de personas de Siria, y muchos de la clase media y alta, de la más formada, ¿hay tejido social en el interior del país para esa reconstrucción? ¿Y hay mujeres dentro luchando por esos cambios?

En Siria aún viven 15 millones de personas y es un número lo suficientemente grande para la reconstrucción. Los que se han quedado aman a su país y van a trabajar en ello. Además, aunque muchos refugiados no volverán, los hay que quieren regresar y otros, aún estando fuera, también van a apoyar desde donde estén. No debemos olvidar que mucho de lo que ha pasado y pasa en Siria tiene una influencia del exterior, batallas que se están librando por intereses que son ajenos a la población del país. Pero si hay dentro una masa crítica que, si se dan las condiciones adecuadas, será capaz de construir una democracia. En el caso de las mujeres dentro de Siria, con la guerra han tomado un papel de liderazgo que ya no tiene marcha atrás. Precisamente por la ausencia de los hombres, bien porque los han matado en la guerra, porque están en el frente o porque se han ido del país, las sirias han desarrollado una serie de capacidades y habilidades que ya no pueden ir hacia atrás. Esa es la gente que va a reconstruir el país.

De cara a la comunidad internacional, ¿qué mensaje sobre las mujeres en Siria debe calar y no está llegando?

El principal mensaje es que se apoye a las mujeres de dentro de Siria, al margen del mensaje político que ellas quieran trasladar. El paradigma de la manera de relacionarse con Siria en el pasado debe borrarse y hay que construir una nueva relación, que sea sensible al género, que integre a las mujeres.

¿Existe actualmente alguna tendencia política en Siria que esté alineada en esa defensa de los derechos de las mujeres?

Si. En estos años he podido ver un cambio radical en cómo las propias mujeres han pasado de no ser activas en la esfera política a estar tomando el liderazgo. Hoy hay muchas organizaciones civiles que apoyan los derechos de las mujeres, algo que antes no sucedía. Incluso en áreas de gran influencia del radicalismo, hay un cambio, quizás como reacción a este radicalismo, que ha propiciado la visibilización de los derechos de las mujeres. La guerra tiene infinidad de consecuencia negativas, pero si puedo decir una positiva es cómo que ha transformado a las mujeres dentro de Siria, ya sea porque las ha hecho conscientes de que deben tomar otro papel o porque se han visto forzadas a tomarlo.

Ya antes de la guerra, había una gran diferencia entre la vida de las mujeres en el mundo rural y urbano. ¿Con el conflicto se han diluido o han aumentado?

Todavía hay grandes diferencias entre ciudades como Damasco y las comunidades locales y también entre zonas de la costa o del interior. Pero si el objetivo es construir un estado con contenido social, esas brechas se tienen que diluir. En un Estado con desigualdad seguirían, pero en un Estado con justicia social y democracia como es por el que luchamos hay espacio para evitarlo.

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