Las mujeres siguen siendo las más olvidadas en el sistema humanitario

La primera Cumbre Humanitaria Mundial, que comenzó este lunes 23 en Estambul, supone la culminación de un proceso iniciado hace años por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, para mejorar la respuesta humanitaria en el planeta. Y llega en un momento crítico. Cerca de 60 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares debido a la violencia. El aumento de los desastres naturales por el cambio climático afecta a millones de personas. Y la crisis de refugiados en Europa genera acuerdos ilegales como el firmado con Turquía, que niega la protección y asistencia humanitaria a miles de seres humanos, de los que el 60% son mujeres y menores.

Este pacto, así como el inmovilismo de los gobiernos ante los atentados contra organizaciones humanitarias o la respuesta poco adecuada frente la violencia extrema pone en tela de juicio la capacidad política real para promover una verdadera transformación del sistema humanitario en este encuentro.

Para empezar, los Estados deben ser los primeros en asumir sus responsabilidades como garantes de los derechos humanos y del cumplimiento de los compromisos internacionales. Pero también deben reconocer el rol de las organizaciones locales en el sistema humanitario y el apoyo de las entidades internacionales a las estructuras locales. Siempre con el objetivo principal de llegar a las personas más vulnerables.

No hay que olvidar que las mujeres han sido y siguen siendo las más olvidadas en el sistema humanitario, pese a que mueren más tanto en los desastres naturales como en los países en conflicto, y pese a que los índices de violencia que sufren se incrementan en situaciones emergencia: más agresiones sexuales, más matrimonio infantil, más abandono escolar de las niñas y más problemas en su acceso a la tierra. Alianza por la Solidaridad ha podido comprobar en Jordania que en una de cada cuatro bodas entre personas refugiadas sirias la novia es menor de 18 años. También que en Gaza aumenta la violencia de género tras cada ofensiva israelí.

Pese a ello, muchas agencias humanitarias y ONG aún consideran secundaria la incorporación del enfoque de género, lo que se refleja en los presupuestos asignados a este asunto. En 2015, solo el 0,5 % de los fondos se destinaron a acciones enfocadas a prevenir la violencia de género y un escaso 43 % de las mujeres tuvo acceso a servicios de salud reproductiva en situaciones de emergencia. Sin embargo, seis de cada 10 de las que mueren durante el embarazo o el parto lo hacen en zonas de conflicto. Además, un insignificante 1 % de los recursos destinados a países frágiles lo fue para organizaciones de mujeres o instituciones estatales dedicadas a ellas.

Hay que recordar que durante las consultas regionales previas a esta Cumbre, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres se consideraron temas claves para garantizar un sistema humanitario eficiente. Sin embargo, en la agenda de Estambul se les han asignado muy pocos espacios y falta un enfoque transversal.

Teniendo en cuenta que la agenda humanitaria se ha caracterizado por obviar la cuestión de género, en Alianza por la Solidaridad consideramos que estas iniciativas son positivas. Pero también insuficientes. Porque corremos el riesgo de incorporar a las mujeres como víctimas, como si fueran un sector minoritario y no ese 50 % de la población con derecho a decidir, ser autónomo y con capacidad de exigir la paridad en los espacios de toma de decisiones.

Fuente: Planeta Futuro (El País)
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