Lideresas comunitarias de Gaza plantan cara a la violencia de género

En un contexto en el que la ocupación, el bloqueo y el eco de la guerra permean cada detalle de la vida cotidiana, se escucha con frecuencia que la violencia contra las mujeres es un mal menor, algo con lo que hay que aprender a vivir, una necesidad de segunda categoría. Pero en Gaza hay quien se resiste. Un grupo de lideresas comunitarias y organizaciones ciudadanas trabajan conjuntamente para mejorar la respuesta integral que reciben las supervivientes de violencia de género en tres municipios de Gaza. Porque entienden que, de acuerdo a la Ley del Derecho Internacional Humanitario, estas mujeres merecen una atención multisectorial de calidad con servicios de apoyo sanitario, psicosocial y legal.

Gracias al apoyo de la Unión Europea y de la AECID, el 8 de diciembre, dentro de la campaña 16 días de activismo contra la violencia de género, la Asociación por la Cultura y la Libertad de Pensamiento (CFTA), una de nuestras socias locales, ha inaugurado en Khan Younis, en el suroeste de la Franja de Gaza, una Unidad de Apoyo y Consulta para mujeres, que será liderada y gestionada directamente por lideresas que han sido formadas para ello. Estas comprometidas mujeres son un referente en sus respectivas comunidades, tienen capacidad de influir, promueven cambios sociales, desafían normas de género, y ahora van a contribuir con su tiempo y sus energías, para sacar adelante este valioso recurso que pretende apoyar a las mujeres a ejercer su derecho a una vida libre de violencias.

En un contexto en el que los recursos para prevención, respuesta y protección contra la violencia de género son exiguos, y en el que el Estado no puede velar por el respeto a los Derechos Humanos de las Mujeres, es más importante que nunca reforzar las respuestas comunitarias, recuperar los saberes, los recursos humanos y materiales que existen en barrios y comunidades.

Reem y Fatma son parte de ese grupo de lideresas comunitarias que se ha embarcado en este desafío. En octubre participaron en una formación para reforzar sus habilidades personales y profesionales, sus técnicas de movilización social y comunicación y su capacidad para identificar, entender y responder ante la Violencia de Género en su comunidad.

“Participar en este proceso ha aumentado mi autoestima, mi autopercepción sobre el papel que puedo jugar en mi comunidad. Me siento más fuerte y quiero trabajar para hacer de mi comunidad un lugar mejor y más seguro para las mujeres”.

Fatma Aba Massab, trabajadora social.

Entusiasmadas con el proceso en el que se habían embarcado, se inscribieron en un taller en el que trabajaron, junto con otras 20 compañeras, diferentes técnicas de mediación y arbitraje, recibieron información exhaustiva sobre los derechos de las mujeres en el Islam, así como en la legislación Palestina, y se prepararon para la gestión de casos de violencia de género bajo los Procedimientos Operacionales Standard (SOPs).

“Me siento muy orgullosa de tener este importante papel en mi comunidad, de poder ayudar a que otras mujeres sean más felices, y ayudarnos de mujer a mujer”.

Reem Al-Akhras, abogada.

Esta Unidad será una cara amable, un espacio seguro, una fuente de información, para aquellas mujeres que se acerquen en busca de apoyo y consejo. Pero lo más importante: es un recurso en manos de lideresas comunitarias. Se han organizado en red, de manera que aquellas compañeras de la formación que no estén de forma continua en la Unidad realizarán su contribución desde sus propias organizaciones de base, desde sus barrios y desde sus casas, identificando los casos, ofreciendo información sobre la Unidad, acompañando a las supervivientes en los primeros momentos de su proceso de búsqueda de ayuda. Además, seguirán realizando actividades de prevención, informando en las comunidades sobre los derechos de las mujeres.

“Esta Unidad es muy importante para las mujeres, pero también para nuestra comunidad. Las mujeres podrán tener un espacio seguro y un lugar donde encontrar apoyo y recursos para salir de la situación que viven. Pero a la vez, eso tendrá repercusiones en la comunidad, que sufre de muchos problemas, como matrimonios forzados y divorcios… Definitivamente necesitamos este espacio”.

Fatma Aba Massab

Y así, desde el activismo, se celebra en Gaza la campaña de los 16 días de activismo. Porque más allá de la ceremonia de apertura, con donantes y con discursos inaugurales incluidos, este es un proyecto que parte de las personas que saldrá adelante gracias al tiempo, la ilusión y la solidaridad de mujeres que llenan de sentido la palabra sororidad.

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