SAGE: un proyecto por el derecho a la alimentación y por la naturaleza que traspasa fronteras en África Occidental

La región natural de la Casamance, repartida entre Senegal, Gambia y Guinea Bissau, ha logrado la gestión conjunta de los recursos naturales que comparten gracias a una iniciativa apoyada por la Cooperación Española (AECID) y el legado de Almudena Cavestany, entre otros, y coordinada por Alianza por la Solidaridad y sus socias locales: la organización gambiana ADWAC, la senegalesa FODDE y la bissau guineana APRODEL. Un total de 337 aldeas y en torno a 112.300 personas se benefician ya de un cambio cuya continuidad, según las autoridades de los tres países, será garantizada.

Durante seis intensos años de trabajo, que ahora llega al fin de su primera fase, el Convenio SAGE (Seguridad Alimentaria y la Gestión Ambiental) ha conseguido crear los mecanismos necesarios para que bosques, ríos y tierras de cultivo tengan una gestión adecuada en una zona donde la deforestación, la escasez de lluvias provocada por el cambio climático, la salinización y el acaparamiento de tierras, está detrás de graves problemas de desnutrición estacional y de una pobreza endémica que requiere de intervenciones para no convertirse en crisis humanitarias. Hasta el SAGE, las diferentes estrategias utilizadas a cada lado de la frontera habían complicado el desarrollo en una región que durante años estuvo afectada por un conflicto armado.

En estos seis años, con SAGE, que significa ‘sabiduría’ en francés, se han creado cuatro comités transfronterizos en dos zonas (frontera Gambia-Senegal y frontera Senegal-Guinea Bissau) y otros 16 más en las comunidades rurales. Son encuentros en los que hombres y mujeres, por vez primera en igualdad de número, han puesto en marcha cuatro Planes de Desarrollo y Gestión de los Espacios Transfronterizos (PAGET) para el desarrollo de su territorio, y para la solución de problemas que afectan a los campesinos africanos.

Nunca antes las opiniones de las mujeres habían tenido tanta presencia en órganos de decisión de las aldeas de esta zona de África Occidental. En total, hoy 315 mujeres participan en órganos de decisión donde antes sus voces no se escuchaban. “Ahora nosotras vamos y aportamos y nos hacen caso. Nos sentimos orgullosas de ir a reuniones , en las que tenemos mucho que decir”, señalaba una representante de ADWAC en el evento organizado como fin del convenio SAGE en la ciudad senegalesa de Kolda.

thumb_img_0011_1024El acto de cierre, al que acudieron un centenar de personas entre representantes de las tres administraciones, las organizaciones implicadas y los comités locales y transfronterizos, estuvo presidido por los gobernadores de Kolda (Senegal) y de Bafata (Guinea Bissau) y de Gambia River Region. “Esto no es el fin del proyecto, sino el inicio de una nueva fase, una nueva página del SAGE en el que debemos implicar a las autoridades locales y tradicionales para que se apropien de las ventajas que supone una buena gestión de nuestros recursos naturales, de garantizar la seguridad alimentaria, y para ello tenemos que consolidar la formación a nivel local en nuestros territorios”, destacó el gobernador bissau guineano.

La presentación de los resultados del convenido, en el que se han invertido 11,9 millones de euros, fue la constatación de las vías de colaboración que se han abierto rompiendo fronteras –que son líneas rectas sobre el mapa– y del convencimiento de que deben continuar para garantizar un futuro sostenible.

Para garantizar la alimentación de la población todo el año, en una zona donde los grandes cultivos (maíz, arroz o mijo) dependen de lluvias cada vez más escasas, el SAGE ha dirigido sus esfuerzos a la puesta en marcha de huertas comunitarias manejadas por mujeres para cultivos de ciclo corto que salen adelante con pozos de manantial. Hoy, 1.012 de ellas se han convertido en propietarias de un total de 17 hectáreas –en Guinea Bissau ha sido la primera vez que las mujeres han logrado ser dueñas de la tierra que cultivan– y se han organizado para el manejo de los cultivos. Con su producción en épocas de escasez, no sólo garantizan la comida a su familia cuando no hay cultivos de cereales, sino que venden el sobrante en los mercados locales para tener recursos económicos añadidos. Para facilitarles el trabajo también se han instalado 46 sistemas de bombeo del agua de los pozos por energía solar.

Por otro lado, se han construido 155 establos y 130 gallineros, se ha puesto en marcha una granja de acuicultura y se han abierto 18 bancos de semillas de cereales, así como 22 molinos de cereales y 18 prensas para extraer aceite de palma, utilizado en la gastronomía local.

Son todo un despliegue de pequeñas iniciativas que han mejorado enormemente las condiciones económicas de las familias de ambas zonas fronterizas y que han ido acompañadas de acciones de alfabetización (1.094 personas alfabetizadas), y de la formación en técnicas de compost, manejo de semillas o gestión administrativa en 32 centros educativos.

En el acto de cierre, varios de los intervinientes destacaron que el eje del convenio ha sido la protección ambiental y las medidas encaminadas a reducir el consumo de leña, especialmente en una región donde los bosques son cada vez más escasos. Dentro del SAGE, en colaboración con las propias mujeres, se diseñaron unas cocinas mejoradas que consumen el 40% de madera, emiten menos humo y cocinan en la mitad del tiempo que las tradicionales de tres piedras. En total, se han repartido 23.723 unidades. A esta acción saludable y ambiental, se añaden los nuevos planes para el manejo transfronterizo de los bosques, la creación de 14 viveros de especies forestales y frutales, la protección total de 441 hectáreas arboladas y la reforestación de otras 72 hectáreas. “Para las mujeres ha sido un gran avance en tiempo y salud”, señaló el representante de ADWAC.

El SAGE no ha olvidado la educación para el desarrollo y con tal fin, en estos seis años Alianza ha lanzado campañas de sensibilización en España sobre la inseguridad alimentaria en la Casamance, ha participado en unos 20 seminarios en España y Senegal y ha organizado encuentros con parlamentarios europeos y españoles para que conocieran de primera mano la situación en esta zona y el proyecto en marcha.

El representante de la AECID en la Casamance, Tomás Serna, señaló en su alocución: “Somos conscientes en la AECID del desafío que supone privilegiar enfoques territoriales como el del Programa SAGE y de continuar sosteniendo iniciativas transfronterizas…; esta clausura representa sólo un principio para todos nosotros. Consideramos que es necesario redoblar los esfuerzos para perpetuar las experiencias, divulgarlas y multiplicar la ordenación y gestión de los espacios transfronterizos. Nos regocijamos de las iniciativas presidenciales en este sentido en Senegal y felicitamos que la experiencia PAGET haya sido tomada en consideración en la formulación del PUMA (Programa de urgencia y de modernización de ejes y espacios fronterizos de Senegal)”

“Haremos lo posible para que todo continúe adelante, aunque SAGE termine, porque es fundamental para los tres países. A nivel local hablamos las mismas lenguas, el wolof, el mandinga, el pular… Este proyecto nos ha demostrado que las fronteras no deben ser un impedimento para un desarrollo sostenible que debe ser conjunto”, señaló el gobernador de Gambia River Región. A sus palabras puso el colofón el gobernador de Kolda (Senegal): “Nosotros ya vamos a empezar. Senegal construirá infraestructuras en esa zona fronteriza que van a ayudar a que lo iniciado continúe de ahora en adelante”.

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