Terremoto en Ecuador: angustia tras una semana de búsqueda entre los escombros

La voz angustiada de José Miguel Martínez, Picachú, desde la ciudad de Cuenca (Ecuador) se interrumpe de pronto y un extraño ruido se oye al fondo. “Acabo de sentir otro fuerte temblor”, dice cuando por fin recupera la voz para responder a través de un hilo telefónico que cose dos realidades separadas 8.700 kilómetros.

A José Miguel, colaborador de la ONG Alianza por la Solidaridad, el terremoto en Ecuador del pasado sábado 16 de abril, de 7,8º de magnitud, le encontró en su casa de Portoviejo cuando iba a bañar a su recién nacida, Gema Michel, con apenas tres días de vida. “Parte de la casa se cayó, pero sin dañarnos. Tras pasar por una cancha habilitada de albergue, nos vinimos a Cuenca, a 382 kilómetros, porque allí comienzan a surgir infecciones y no hay lo básico para vivir, solo muertos por desenterrar entre los escombros”.

Personal de Alianza por la Solidaridad se ha desplazado a esta zona desde Quito para comenzar a distribuir objetos de primera necesidad, sumándose así a otras organizaciones y a ecuatorianos que, como Picachú, ante lo que consideran lenta respuesta oficial, también llevan productos básicos. “Hay que comprar chocolate y copos de maíz para los niños, que son muy energéticos; lo malo es que han cerrado tiendas y que hay delincuentes sueltos. Una amiga psicóloga está anonadada después de descubrir que han violado a niñas en los albergues”, asegura antes de partir, hoy lunes, con un vehículo cargado hacia algunas pequeñas comunidades.

Con la basura acumulada en las calles y cadáveres aún entre las ruinas ya en descomposición, crece el temor a que prendan epidemias como el cólera. Otro riesgo que se ve venir tiene que ver tras en terremoto en Ecuador con las construcciones. Y es que en todo el municipio sólo había dos edificios con medidas antisísmicas, pero lo que sí tenían casi todos era amianto, un material cancerígeno ya prohibido. Convertido ahora en polvo, nadie se protege de él cuando rebusca sus pertenencias entre los cascotes.

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Personal de Alianza trabajando en la recogida de residuos hospitalarios

Entre la basura, que se recoge con total descontrol, está el riesgo de los residuos tóxicos que quedaron entre los cascotes de hospitales y centros de salud y que requieren un tratamiento especial para la prevención de epidemias. Es un asunto en el que Alianza está participando directamente, dada su experiencia de casi dos décadas con proyectos de gestión de residuos en Ecuador, incluidos los peligrosos, encargándose de su recogida en los puntos de atención médica, su tratamiento y su posterior depósito en lugares adecuados.

Además, participará en la gestión de las basuras que generan las personas desplazadas a causa del terremoto en Ecuador. Los datos oficiales señalan que 1.125 edificaciones han desaparecido y 829 están afectadas, obligando a más de 25.000 personas a vivir en albergues, pero, como pasa con los muertos, es un número que todos creen que va a seguir creciendo si no para de moverse el interior de la Tierra. Que su entorno no sea enfermizo, apuntan, es una tarea humanitaria imprescindible para evitar males mayores.

Publicado en El Huffington Post

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