En un mundo profundamente interdependiente como en el que vivimos, la solución de los problemas tiene que ser necesariamente abordada de forma coordinada por todos los actores de la sociedad, sin importar la ciudad, el país o continente al que pertenezcan.
Hoy más que nunca todos somos ciudadanos globales y como tales, tenemos los mismos derechos.
En un contexto de profunda desigualdad, la migración constituye para muchas personas la única vía para conseguir una mejor forma de vida, un mejor trabajo o una oportunidad de estudiar. Es para otros muchos, la única manera de escapar de la guerra o de persecuciones políticas. El derecho a migrar y perseguir una vida mejor es un derecho inalienable garantizado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En Alianza por la Solidaridad apostamos por enfocar las migraciones no desde la caridad sino desde los derechos humanos:
- Luchamos por la articulación de marcos legales y vías para que las personas puedan migrar de forma segura.
- Trabajamos especialmente para reducir la violencia que se produce en estos procesos migratorios (especialmente violencia sexual contra mujeres) en el origen, el tránsito y el destino.