«En el primer cuatrimestre de 2023 ya registramos 100 casos de violaciones sexuales colectivas»
Hablamos con Angeline Annesteus, responsable de ActionAid Haití. El país ha estado atrapado en una crisis política, humanitaria y de seguridad permanente durante años. La ONU estima que casi 4 millones de haitianos, entre una población de cerca de 11,5 millones, padece inseguridad alimentaria. Además, una quinta parte de la población, cerca de dos millones de personas, se ha visto forzada a emigrar por la situación de inhabitabilidad.
Hace 13 años, Haití fue devastado por uno de los desastres naturales más mortíferos de la historia reciente, un terremoto de magnitud 7 que costó la vida a más de 200.000 personas. Desde este entonces, no se ha terminado de recuperar. Tras aquel desastre, llegaron epidemias que han diezmado la población. La de cólera de 2010, que se volvió endémica y, luego, el coronavirus.
Crisis permanente
Si a esto añadimos la debilidad o inexistencia de instituciones políticas, la inseguridad se ha instalado de forma permanente en el país. “La situación se deteriora de manera tan alarmante que, antes incluso de ir a la tienda de comestibles, te pones a pensar si tendrás la suerte de volver con tus hijos”, reflexiona Annesteus.
Angeline Annesteus lleva seis años trabajando como directora en ActionAid Haití. Antes, empezó a colaborar en los proyectos de la ONG en 2015 y “aunque la situación de Haití ya era dramáticamente grave”, comenta, “no ha hecho más que empeorar en los últimos años”.
La crisis política terminó el 7 de julio de 2021, cuando el presidente Jovenel Moïse fue asesinado por un grupo armado no identificado tras un ataque en su residencia. Desde entonces, el país está asediado por bandas armadas que siembran el terror con asesinatos, secuestros, violaciones…
Cuando fallan los sistemas democráticos, las primeras en perder sus derechos son las mujeres y las niñas.
“Hablamos de situaciones en las que una madre, mientras es violada, está atada y es obligada a ver que sus hijas también están siendo violadas. Solo en el primer cuatrimestre de 2023, ya registramos 100 casos de violaciones colectivas”, apunta Angeline.
Sin embargo, es muy probable que la cifra real sea mucho mayor, ya que la violencia sexual permanece crónicamente subregistrada.
“Una se pregunta: ¿cómo continúan esas personas con su vida cotidiana? ¿Qué las mantiene con vida? ¿Dónde están sus esperanzas? Es difícil de responder, pero creo que hay un nivel de esperanza que viene del hecho de que esas mujeres saben que, como mujeres que viven y han nacido en Haití, están muy comprometidas con su comunidad y saben que ellas son parte de la solución. Eso es lo que las mantiene vivas”.
Haití vive desde hace años una crisis multidimensional y estratificada: no se puede abordar la crisis humanitaria sin resolver la crisis de seguridad. “ActionAid trabaja con las comunidades para atender sus necesidades y definir juntas nuevas soluciones. Una de estas pequeñas soluciones, para las mujeres, por ejemplo, fue construir un huerto donde cultivar sus propias verduras, ya que es demasiado peligroso ir al mercado”.
La esperanza de Angeline Annesteus
Por esto, según Naciones Unidas, Haití es el país más pobre de América y, aunque la presencia de los cascos azules desde 2019 intentó contener la violencia, unas 92 bandas, especialmente en la zona de Puerto Príncipe, siguen disputándose el territorio, dejando a la población sin paz.
“Tengo la esperanza de que, en veinte años, dejemos atrás esas situaciones y que podamos seguir un plan en el que tengamos una visión clara para Haití. Para convertirnos en un país en el que cualquiera que quiera vivir aquí pueda hacerlo sin miedo a sentir que no está en el lugar que se supone que debe estar”.
Angeline tiene claro la necesidad de aprender de las experiencias pasadas y contar con la solidaridad internacional. “Es necesario hacerlo mejor y trabajar y empoderar a la población local. No puede ser que la gente se pregunte qué pasó con todo el dinero y la ayuda que llegó después del terremoto”.
“Agradezco la ayuda de la comunidad internacional y el debate sobre lo que podemos hacer por la población haitiana. Pero esto no es suficiente. En los últimos años, el foco se ha ido apagando poco a poco en Haití. Es una crisis humanitaria que ha caído en el olvido”.
De las palabras de Angeline se desprende que la situación en Haití sigue siendo muy dramática y es difícil que cambie a menos que empecemos a pensar seriamente en trabajar juntos para que el país pueda volver a ponerse en pie y retomar su camino democrático. Para que la esperanza de Angeline y de millones de haitianos y haitianas no se quede solo en una esperanza.