La Fiara de Dakar, abierta hasta mediados de abril, es un hervidero. En esta feria agrícola, que tiene lugar cada año, participan productores y productoras de todo Senegal, que aprovechan para presentar el trabajo de todo el año, intercambiar información y técnicas agrícolas, exponer equipamientos o nuevas tecnologías agropecuarias e incluso poner a la venta animales y productos artesanales.

En Alianza por la Solidaridad llevamos tres años acudiendo junto con los productores de arroz que apoyamos dentro del programa de Seguridad Alimentaria que financia la AECID en Sant Louis, al norte del país africano. Pero este año la revolución ha sido el biocarbón. Gracias a otro proyecto –apoyado económicamente por La Caixa-, un grupo de mujeres de la comunidad rural de Ronkh ha creado una unidad de producción de biocarbón que está teniendo un éxito rotundo: si en 2014 se vendieron 300 kilos, en la primera semana de esta edición ya han triplicado las ventas. Y es que quienes lo probaron el año pasado, repiten; y los que no, quieren probar esta nueva fuente de energía, barata y ecológica.

Gracias a esta iniciativa las mujeres senegalesas han visto incrementar sus recursos económicos, con un producto que además cuida el medio ambiente.

Como trabajar sobre energías alternativas no es fácil, en Alianza por la Solidaridad hemos contado con la inestimable contribución de Francisco Madruga, diplomado de la Universitat Politècnica de València, que ha estado en St Louis durante seis meses colaborando con nuestro proyecto realizando un estudio sobre las necesidades energéticas de la Comuna de Ronkh, con el objetivo de proponer alternativas para mejorar la producción y venta del biocarbón.

¿Qué es el biocarbón?

Se trata de una alternativa energética que se fabrica a partir de desechos agrícolas (cascarilla de arroz y cacahuete, o unas plantas acuáticas  como la  typha) que de este modo cobran vida de nuevo, aprovechándose su poder calorífico, en un nuevo producto que tiene 3B:

• Bueno, porque disminuye el tiempo empleado por las mujeres (y menores) en ir a recoger leña y, además, porque emite menos dióxido de carbono en las cocinas, lo que mejora la salud, sobre todo de estas personas más vulnerables. Es cierto que su poder energético es menor que la leña, pero los beneficios son a largo plazo.
• Bio, ya que es un biocombustible, derivado de la biomasa que permite el reciclado de los desechos agrícolas, por lo que es renovable, y contribuye a la lucha contra la deforestación.
• Barato, porque supone un ahorro económico de 24.000 cfas al mes (36 euros), nada desdeñable en muchos hogares con un presupuesto familiar de menos de 300 euros. El precio medio del carbón de madera es de 300CFA/Kg, es decir más del doble del biocarbón (a 125CFA/Kg) y el ahorro por comida es de 400 cfas.

Las buenas cualidades de este biocarbón aumentan si se utilizan modelos de cocinas mejoradas que permitan una mejor combustión, como las que promueve Alianza por la Solidaridad en Senegal, un país gravemente afectado por el cambio climático. Con este tipo de proyectos se pretende reducir el consumo de leña o de carbón de leña -que ahora es de 60% y 26%, respectivamente. El reto ahora es conseguir que el biocarbón se venda a mayor escala en zonas rurales.