El Aquarius ya estaba aquí

El pasado lunes nos despertamos con la noticia de que el Aquarius, un barco de rescate de SOS Mediterráneo y Médicos Sin Fronteras con 629 personas migrantes a bordo que el Gobierno italiano se negó a aceptar en sus puertos, desembarcará en València en los próximos días. Tras el ofrecimiento del alcalde Joan Ribó y el president de la Generalitat Valenciana Ximo Puig y la aceptación del presidente de Gobierno Pedro Sánchez, la sociedad civil comenzó a movilizarse y ahora mismo existen hasta tres eventos diferentes en redes sociales para darles la bienvenida a las personas que viajan en la embarcación. Una explosión de solidaridad ciudadana volcada en intentar apoyar el dispositivo de primera acogida que contrasta con las informaciones que se han sucedido recientemente.

Por una parte, la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana Mónica Oltra aseguró que a las personas a bordo del buque se les aplicaría un criterio de excepcionalidad y emergencia y se les concedería el estatus de refugiado, en la misma línea de las declaraciones de Ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio. Además, CEAR indicó que la atención humanitaria quedaba asegurada por ser consideradas personas migrantes en situación de alta vulnerabilidad, llegadas al territorio español a través de costas; por otra, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska,  ha declarado en medios de comunicación que a las personas que viajan en el Aquarius se les aplicará la Ley y recibirán el mismo trato que el resto de personas que llegan a las costas españolas en patera y, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha sido aún más tajante al afirmar en rueda de prensa que unos irían a los centros de internamiento de Extranjeros (CIE) y otros a centros de ayuda humanitaria, estudiando cada caso de forma individual.

Ante esta sucesión de declaraciones, parece que no se aplicará el criterio de excepcionalidad y que las personas que lleguen previsiblemente el próximo domingo en el Aquarius, y sus dos barcos de apoyo el Dattilo y el Orionne, correrán la misma suerte que las que han llegado esta semana a territorio español por frontera Sur. Las más de 700 personas que viajaban en una decena de embarcaciones están expuestas a la Ley de Extranjería que, como Alianza por la Solidaridad viene denunciando en informes recientes, las condena a la exclusión y las criminaliza por el mero hecho de intentar huir de conflictos armados con los que los países occidentales se lucran mediante la venta de armas, así como del expolio de sus países de origen, cometido en gran medida por empresas europeas y de otros países Occidentales con la connivencia de sus Estados, entre otras razones.

Hay que celebrar el ofrecimiento de València para acoger la embarcación rechazada por el Gobierno de Salvini, que adquiere el simbolismo de llamada de atención a la Europa Fortaleza, blindada ante el desplazamiento forzado del que en gran parte es responsable; sin embargo, se corre el riesgo de que quede en un mero gesto, en una fotografía para ilustrar el cambio de Gobierno con una imagen más amable y solidaria, pero con iguales consecuencias para las personas expuestas a una Ley de Extranjería que no hace concesiones y que implica persecuciones por perfil racial, encierro en CIE y deportación a los países de origen, además de dificultad o imposibilidad de acceso a derechos tales como la sanidad, la educación o los servicios sociales.

Asimismo, desde la sociedad civil no podemos perder de vista que cada semana se están alcanzando en las costas españolas las cifras de personas[1] equivalentes a un Aquarius y que en estos casos las movilizaciones son más bien anecdóticas. Lo mismo sucede para cuestiones de vulneraciones de derechos que atraviesan exclusivamente o de forma especialmente sangrante a las personas migrantes, mucho más en el caso de las mujeres, que residen en territorio español como las jornaleras marroquíes de Huelva que han denunciado recientemente abusos sexuales y vejaciones por parte de sus empleadores[2] o las trabajadoras del Hogar que han visto cómo la enmienda 6777[3] en los presupuestos generales del Estado aplazaba una vez más su reivindicación de entrar en el Régimen General de la Seguridad Social. Estas dos cuestiones apenas han tenido repercusión social y las personas que han salido a la calle a denunciar estos hechos han sido en gran medida las mismas afectadas y colectivos de migrantes, así como personas racializadas.

El caso del Aquarius ha adquirido, de esta forma, una relevancia social y política excepcional y deja al descubierto la urgente necesidad de otras políticas migratorias cuyo paradigma de ciudadanía sean los derechos humanos de forma integral, incluyendo no solo los derechos económicos, sociales y culturales, sino también los civiles y políticos. Además, implica una llamada a la ciudadanía a profundizar en la vigilancia del cumplimiento de los derechos de las personas migrantes más allá de una primera acogida de urgencia y a ser conscientes de que el Aquarius ya estaba aquí, aunque no lo quisiéramos ver.

 

[1] https://www.elconfidencial.com/espana/2018-06-12/primer-frente-marlaska-llegada-pateras-duplica-colapsa-cie_1577499/

[2] https://politica.elpais.com/politica/2018/06/09/actualidad/1528569474_339395.html

[3] http://www.lrmcidii.org/comunicado-del-grupo-turin-ante-la-aprobacion-de-la-enmienda-6777-en-los-presupuestos-del-estado-2018-un-agravio-mas-contra-empleadas-de-hogar-y-cuidados/

 

 

*Foto: ENEKO. Campaña #NoTeOlvides

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