El peligro de ser mujer
En el mundo una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de violencia y más de cuatro millones de mujeres sufren explotación sexual forzada[1]. Solo en Latinoamérica y Caribe se han producido 1678 feminicidios en el año 2014[2] y entre 5 a 47% de mujeres informan haber sido sometidas alguna vez a relaciones sexuales forzadas por una pareja íntima hombre[3].
En el Perú miles de mujeres fueron esterilizadas contra su voluntad en la década de los 90, se estima que cada año se realizan más de 371.000 abortos clandestinos[4] y 7 de cada 10 mujeres de 18 a 29 años refieren haber sufrido acoso sexual callejero en los últimos seis meses[5].
En Bolivia se mantiene una elevada mortalidad materna con un riesgo mayor para las mujeres de zonas rurales, en promedio las mujeres tienen más hijos de los que desean tener y 16 de cada cien mujeres no han recibido ningún tipo de pago por el trabajo realizado[6].
Si bien se reconocen avances legislativos y el hecho de que por ejemplo, más mujeres vamos a la escuela, podemos seguir una carrera profesional, podemos votar, elegir y ser elegidas; aún tenemos que enfrentar las diversas expresiones de una sociedad machista que busca siempre reprimirnos, negarnos libertades, violentarnos, hacernos creer incapaces de decidir y hacernos sentir culpables por pretender ejercer nuestra autonomía.
En promedio, las mujeres ganamos menos que los hombres por el mismo trabajo realizado, muchas mujeres siguen siendo asesinadas en manos de su pareja o expareja y porque los Estados no garantizan protección efectiva frente a una denuncia de violencia de género, o muertas debido a que los Estados mantienen penalizado el aborto o no dan las condiciones para un embarazo y parto saludables; las mujeres que buscan acceder a la política sufren de acoso político y se les exige mucho más que a sus colegas hombres; los medios de comunicación siguen reproduciendo mensajes sexistas, estereotipos que desvalorizan a la mujer y justificación de la violencia; se vive en una sociedad heteronormativa en el que ser lesbiana o trans significa vivir en la exclusión y estigmatización con vulneración de derechos humanos.
Todas ellas son expresiones de sociedades donde impera el sistema patriarcal que solo han transformado en cierto modo la forma de expresar el machismo el cual sigue aún vigente. Con Estados que entre discursos, legislaciones y prácticas caen en contradicciones y no garantizan el ejercicio pleno de derechos humanos de las mujeres, como el caso del Perú que recientemente en el marco del 25 de noviembre promulgó una nueva ley para erradicación de la violencia contra la mujer y al día siguiente el Poder Legislativo archivó el proyecto de ley para despenalizar el aborto en casos de violación sexual, buscando de esta manera seguir forzando a mujeres violadas a seguir con un embarazo producto de violación a si ella no lo quiera -esto como una expresión de tortura- o a acceder a prácticas inseguras de interrupción de embarazo poniendo en riesgo su salud y sus vidas.
Sin embargo, frente a un sistema patriarcal que busca oprimir y subordinar, son diversas las expresiones de luchas de las mujeres. Los avances logrados –aunque aún insuficientes- han sido gracias a la movilización y acción de muchas mujeres que a lo largo de la historia han buscado ser revalorizadas y reconocidas como ciudadanas plenas. Las mujeres que se atreven a cuestionar y levantar la voz, son a la vez peligrosas para el sistema patriarcal. Así, a lo largo de la historia podemos revisar cómo han sido acusadas de brujas –muchas de ellas quemadas-, asesinadas en la horca o mediante otras vías, desterradas y estigmatizadas. En tiempos actuales, este sistema patriarcal –y “nueva inquisición”- estigmatiza, violenta agrede y difama a mujeres y organizaciones que se atreven a enfrentarlo.
Este 25 de noviembre recordamos las luchas permanentes de las mujeres -en los diversos espacios, culturas y tiempos- por una vida libre de violencias. Una vida en la que podamos tener pleno ejercicio de nuestra autonomía sexual, reproductiva y garantizadas nuestras libertades y derechos como humanas.
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La lucha que realizamos las mujeres son muy importantes,ya que es el único medio de poder exigir nuestros derechos, pero mucho hemos descuidado el hecho de que cada derecho tambien tiene su obligación y hoy todos exigen ,pero pocos o casi nadie cumple sus obligaciones