Entrevista a María Salvador, coordinadora de género en Alianza por la Solidaridad

“La clave es fortalecer a organizaciones de mujeres locales en la exigencia de sus derechos”

A María Salvador hace muchos años que le ‘picó el gusanillo’ del inconformismo activo, aquel que lleva a determinadas personas a dedicar su vida a colaborar por un mundo más justo, más feminista y más solidario. Licenciada en Sociología y Máster en Género y Desarrollo, ya en 2001 comenzó a trabajar con organizaciones sociales juveniles. Hoy, como coordinadora del área de género de Alianza por la Solidaridad, donde lleva 10 años, su papel es fundamental para promover y coordinar los proyectos en los que los derechos de las mujeres son eje fundamental, lo que es una seña de identidad de esta organización.

 

¿Cómo llegaste a este mundo de la solidaridad?

 

En realidad, desde la universidad ya comencé a colaborar con asociaciones que trabajaban con la infancia. Fue desde ahí donde empecé a conocer casos de exploración y abuso a muchas niñas y adolescentes, a ver que ellas siempre estaban por detrás y aquello me motivó a enfocar mi profesión hacia esta área tan importante. Con algunas ONGs estuve trabajando en Honduras y Nicaragua y también en Mozambique. Aquello fue una inmersión en otros mundos, de los que ya no me he ido nunca. Con Alianza comencé a trabajar hace unos 10 años, a raíz de un convenio regional que incluía Bolivia, Perú y Ecuador para promover los derechos a una vida sin violencia de las mujeres y la defensa de sus derechos sexuales y reproductivos en estos tres países.

 

Como conocedora de diversas organizaciones ¿Qué te atrajo de esta organización?

 

Me parece muy importante su compromiso absoluto con los derechos de las mujeres en todos los lugares donde trabaja. Es una ONG que no se calla y actúa en agendas de trabajo tan complejas como es el derecho al aborto a nivel mundial. Son temas en los que, gracias al trabajo de Alianza, se ha fortalecido a organizaciones de mujeres locales y regionales, desde la base, que es lo importante. En Alianza se trabaja con mujeres indígenas, con mujeres amenazadas y es gratificante comprobar cómo les va cambiando la vida, como se empoderan.

 

Del trabajo ¿Qué consideras que marca la identidad de Alianza?

 

Fundamentalmente que el trabajo con las organizaciones de los países es totalmente horizontal. Es un trabajo de consenso en el que la ONG acompaña a procesos de cambio y luchas que ya existen. Y también su interés en mejorar la incidencia política para que esos cambios queden reflejados en leyes y normativas. A las mujeres, se les apoya a nivel local para que mejoren sus condiciones económicas con proyectos y también en su formación técnica, pero siempre se acompaña esa ayuda de procesos en los que conocen sus derechos y desarrollan capacidades para que luego puedan exigir por si mismas que esos derechos sean realidad. Es un fortalecimiento que es muy importante, sobre todo en entornos donde su acceso a la educación es muy complicado. Alianza por la Solidaridad articula sus luchas locales y las lleva a nivel nacional e incluso internacional.

 

¿Qué retos tiene por delante la organización en un momento en el que el feminismo por un lado toma fuerza y por otro es cuestionado con virulencia?

 

 

Los retos son tremendos. Tenemos que conseguir que los derechos de las mujeres sean considerados derechos humanos inalienables, porque ahora no lo son. Están siendo cuestionados por partidos fundamentalistas y extremistas que niegan la violencia de género y el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Consideran que las mujeres somos ciudadanas de segunda. Y ahí tenemos la violencia sistémica contra las mujeres, que lejos de disminuir aumenta, como vemos en Bolivia o en Perú. También en Colombia se ha usado la violencia sexual como arma de guerra. Y casos como el de la niña de 12 años argentina, que fue violada por un vecino de 60 años, a la que no dejaron abortar y cuyo bebé murió tras nacer. Hay situaciones brutales y cada una es un reto que tenemos delante.

 

¿Los derechos de las mujeres tienen el protagonismo que merecen en la cooperación internacional?

 

Queda mucho pendiente en este asunto. El anterior Plan Director de Cooperación de España asignó un 15% a temas de violencia y derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y se consideró un éxito, pero la realidad es que falta mucho por hacer y que hay fallos que debieran corregirse. Por ejemplo, los mecanismos burocráticos impiden hoy que las pequeñas organizaciones puedan acceder a fondos internacionales directamente. Además, están los sistemas de cooperación bilaterales de países con grandes instituciones internacionales a las que llegan fondos pero que luego no tienen que presentar informes de resultados, como si hacemos las ONG, que además estamos trabajando en el fortalecimiento de la sociedad civil. Sin ese fortalecimiento, los cambios no serían duraderos.

 

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