“Es urgente reconstruir los medios de vida de los afectados en Haití por el huracán para evitar más muertes”

Recién aterrizado en Bogotá, el experto de Alianza por la Solidaridad, nos habla de la esperanza de quienes confían en el apoyo internacional para reconstruir su vida, de su dignidad en medio de la desolación, y del trabajo en el terreno de Alianza con vistas a un futuro inmediato que ahora se balancea sobre un trapecio sin red. Para construirla, hace un llamamiento a la solidaridad del resto del mundo.

¿En qué situación está la zona de Haití que ha podido recorrer?

Desde la misma capital, Puerto Príncipe, hasta el sur, la zona más afectada del suroeste, Gran Anse, la devastación de la naturaleza y las casas es total. He vuelto impresionado. En todo el recorrido, no ví casi campos de cultivo, pero si viviendas sin techo y muros caídos. El panorama no tiene que ver con las situaciones de emergencia humanitaria en conflictos armados, como el de Colombia.

¿Cuál ha sido su misión?

Fui a Haití para apoyar a nuestro equipo de Alianza, que lleva muchos años trabajando en el país. El objetivo ha sido evaluar la situación en la zona más devastada para poner en marcha iniciativas que van a ser muy necesarias de ahora en adelante. Éste es el momento de llevar comida, agua y medicamentos, pero en unas semanas la urgencia será conseguir ayuda para que puedan reconstruir sus medios de vida, que hoy ya no existen en un porcentaje altísimo.

¿En qué lugares afectados ha estado?

Alianza trabaja en el sudeste, que también fue muy dañado por Matthew, pero menos que Gran Anse. Por ello fuimos a este último departamento. Pasamos por la ciudad de Jeremie, casi totalmente destruida, pero nuestro destino era la pequeña comunidad de Abricots y sus cuatro comunas. Cuando llegamos, habían estado dos ONG médicas para sacar a heridos graves, pero no habían recibido ninguna atención más. Nos contaron que allí Matthew dejó 12 muertos. Realmente, fue devastador en esta zona. En Abricots, muchos vivían de la pesca, y se quedaron sin barcos, sin aperos. Pero también sin cultivos, sin gallinas. Sin nada.

Se están viendo problemas en la distribución de ayuda ¿vivió alguna situación de este tipo?

En el camino hacia Abricots, sí vimos como algunas personas se lanzaron a recoger comida a la llegada de un camión del Programa Mundial de Alimentos. Sin violencia, pero también sin organización. Realmente, la magnitud del desastre desborda las capacidades del Gobierno de Haití. También en Abricots fuimos testigos de la llegada de dos helicópteros con comida y agua, los primeros en muchos días, y la entrega fue poco organizada. La coordinación está siendo muy compleja en esta zona.

img_1226¿Cuál fue su aportación en esta misión humanitaria?

El equipo de Alianza organizamos grupos con los habitantes de Abricots, entrevistas y encuestas para conocer su situación real, qué es lo que precisan, porque ese es el primer paso para luego actuar. Y nos contaron que antes hacían dos comidas al día, pero llevaban días comiendo una, y de los frutos caídos de los árboles. Insisto en que perdieron todo, sus frutales, sus pollos, sus cabras, el maíz, los fríjoles.. También comprobamos que los precios en el mercado de lo poco que sobrevivió se han disparado: la sal ha subido un 300% y el arroz un 30%. Por lo que comentaron, hay unos 7.000 damnificados solo en esa comunidad.

¿Qué les transmitieron los afectados?

Evidentemente, ahora es el momento del reparto urgente de lo más básico para la supervivencia, pero nos dejaron claro que no quieren vivir de la mendicidad, que tras este periodo de asistencia, es prioritario recomponer sus medios de vida, reactivar los mercados locales. La gente quiere salir adelante con dignidad. De hecho, entre las ruinas del mercado había personas vendiendo lo poco que tenía. Fue impactante ver esas ganas de salir adelante, de querer trabajar.

¿Qué pasos va a dar Alianza de ahora en adelante en esta zona? 5654e789-5759-46aa-b5f1-51937adb1e68

Nuestra organización tiene mucha experiencia en el apoyo y reactivación de medios de vida para la población, con reparto de semillas, animales de granja, proyectos agrícolas… Es fundamental hacer algo en ese sentido con urgencia porque si no, en poco tiempo, habrá muchos más muertos por el hambre y las enfermedades. Y para poner en marcha estas iniciativas necesitamos fondos, de instituciones internacionales y donantes, que es en lo que estamos trabajando ahora. Esta reconstrucción es más costosa en términos de inversión que la distribución de comida puntual, pero es la única salida para el futuro. Además, es ahora cuando llueve en el país y cuando los campesinos tienen que volver a plantar para tener cosechas. Ahora no tienen con qué. Por otro lado, en el Sureste Alianza participa de un programa europeo de gestión de riesgos de desastres que no existía en la zona de Gran Anse. Ahí también podemos aportar nuestra experiencia para evitar víctimas en futuras catástrofes.

¿Qué necesita Haití del resto del mundo?

En estos momentos, necesita la solidaridad de todos. En Colombia también tenemos problemas y dificultades, pero lo que he visto en Haití requiere una acción urgente. Es una cuestión de pura supervivencia, así que pediría a la sociedad colombiana y a la del resto del mundo que nos apoyen para que podamos cumplir con lo que nos pidieron los habitantes de Abricots y otras comunidades. Son miles de personas rodeadas una destrucción cuyos efectos a medio plazo pueden ser más dramáticos que los que ya se conocen.

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