Haití, al límite por la violencia y los recortes de la ayuda internacional
La situación para millones de personas en Haití está al límite. A un contexto de parálisis política y olvido de la comunidad internacional, se suman ahora la violencia de algunas zonas y la escasez de alimentos por falta de combustible y por los impactos de la guerra de Ucrania. Así lo constatan nuestros equipos en el terreno.
Violencia desatada
Solo en las últimas semanas, más de 300 personas han muerto en la capital, Puerto Príncipe, por la violencia desatada por diferentes e incontroladas bandas armadas. Mientras, el Gobierno provisional de Ariel Henry continúa adelante sin que se vislumbren elecciones en el horizonte. Y eso que ya se ha cumplido un año desde el asesinato del anterior dirigente, Jovenel Moïse.
En los últimos meses, la frecuencia de los enfrentamientos entre pandillas ha aumentado en tres zonas de la capital (Croix-des-Bouquets, Tabarre y Cité Soleil). Un repunte tuvo lugar a finales de abril, dejando casi 200 muertos y 17.000 desplazados. A comienzos de julio, la violencia se volvió a recrudecer, especialmente en Cité Soleil. Hubo al menos otras 209 muertes, cientos de heridos y ocho desaparecidos, además de violaciones, incluso a menores, y decenas de casas destruidas.
Desplazados y migrantes
Ante esta situación de una Haití que está al límite, aumenta la población desplazada que huye de los enfrentamientos. Según estimaciones oficiales, hasta el 22 de julio, unas 3.890 personas habían abandonado sus hogares. De ellas, 2.000 se encuentran acogidas en campamentos e instituciones. La agencia humanitaria de Naciones Unidas alerta de que otros 277.000 habitantes estarían atrapados, sin poder salir de las zonas más violentas.
Con muchos mercados cerrados, cada vez son más quienes tienen que recurrir al apoyo del Programa Mundial de Alimentos, que ha repartido comida a decenas de miles de familias.
“Y luego está el miedo a ser víctima de un secuestro, algo que puede ocurrir a cualquiera en cualquier momento. Pese a todo esto, a nivel internacional, nada se mueve por Haití”, denuncia la coordinadora de Alianza-ActionAid en el país, Mercedes López.
La cara trágica de la migración haitiana fuera del país quedó en evidencia el pasado 25 de julio. Ese día, los cuerpos de 17 migrantes haitianos –15 mujeres, un hombre y un bebé– fueron encontrados frente a las costas de las Bahamas. Se ahogaron cuando el barco que los transportaba volcó.
También en julio, un enviado especial de Naciones Unidas advirtió de que la Policía Nacional haitiana necesita ayuda inmediata para combatir el crimen y la violencia porque la seguridad se deteriora rápidamente. No hay noticia de respuesta a este llamamiento. Sin embargo, recientemente se ha descubierto que los traficantes de armas utilizan los envíos de algunas iglesias de Estados Unidos para introducirlas en el país.
Llueve sobre mojado
Haití está al límite porque todo esto tiene lugar en un contexto humanitario que no es nuevo, pero que se ha complicado. Se ha complicado por la pandemia, los desastres naturales, el vertiginoso aumento de los precios de los alimentos y la escasez de energía provocada por la guerra en Ucrania. En el caso del combustible, se agrava la situación porque las bandas armadas controlan su distribución desde el principal puerto, así como las carreteras principales. Esto dificulta la distribución de cualquier producto que llega de fuera. La situación afecta al trabajo humanitario de organizaciones como la nuestra, dado que dificulta la llegada de suministros desde la capital a las zonas donde se gestionan los proyectos.
Si bien la última cosecha ha sido algo mejor que las anteriores, la realidad es que casi cinco millones de personas (de una población de 11,5 millones) necesitan asistencia humanitaria, según los datos de OCHA. En junio, de los 373 millones de dólares que había pedido la ONU para el Plan de Respuesta Humanitaria de Haití 2021-2022, solo se habían recibido 73 millones, menos del 20%. Ese dinero se destina a los 1,3 millones de haitianos y haitianas que están en situación de emergencia.
Alianza por la Solidaridad-ActionAid seguimos proporcionando apoyo humanitario en las zonas más vulnerables del país, especialmente para las mujeres. Un apoyo consistente en el reparto de ayuda directa para alimentos, semillas y recursos destinados a la subsistencia. También continúan nuestros proyectos de prevención de daños por catástrofes naturales en uno de los países del mundo con más riesgos por su situación geográfica, la deforestación y la crisis climática global. Asimismo, vamos a iniciar un proyecto para lograr la propiedad de las tierras para las mujeres haitianas.
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