Recordando a Gérald Mathurin

“Solo conociendo nuestro pasado podremos proyectarnos para adelante” “La comunidad internacional está jugando con Haití’

 

Para despedirlo hemos querido recoger algunos testimonios de compañer@s de Alianza por la Solidaridad que tuvieron la ocasión de conocerle y trabajar con él.

 

 

Rosa M Tristán – Entrevista 2013

Hace dos años tuve ocasión de conocerle y conversar con él durante un viaje a Haití. Me recibió en su casa, grande en espacio pero despoblada de todo lujo en una calle pedregosa y sin asfaltar, como tantas en Jacmel. “Aquí no podemos tener el nivel de vida de Europa, pero si tenemos para vivir de una forma sostenible y digna para todos”, me dijo en un encuentro marcado entonces por las cercanas elecciones presidenciales, que ganó finalmente el empresario bananero Jovenel Moïse, del partido de centro-derecha. Ingeniero agrícola, Gérald Mathurin ocupó el cargo de  ministro de Agricultura durante la presidencia de René Préval, pero duró poco más de un año en el cargo. Un espíritu demasiado crítico para las estructuras del poder. El pasado 3 de marzo, y a la edad de 64 años, fallecía por un accidente cerebrovascular, dejando ‘huérfanos’ a los muchos haitianos que veían en él al líder de los campesinos y los jóvenes. En el año 2013 pude hacerle esta entrevista cuyo análisis sigue estando vigente y sigue siendo certero. 

 

 

Egido Sanz

 

El pasado sábado 3 de marzo, poco más allá del mediodía recibí un duro golpe, sentí que algo en mi interior se acababa de quebrar, Gérald Mathurin, gran amigo, compañero, nos acababa de dejar.

Primera persona que conocí y que me acogió recién llegada a Haití en 2008, Gérald, con el que tuve la suerte de trabajar muy de cerca durante los tres años que estuve en Jacmel, ya que era el co fundador de la Coordinación Regional de Organizaciones del Sudeste, CROSE, la contraparte histórica de Solidaridad Internacional en Haití;

Esta noticia ha sido un golpe duro, me deja una gran tristeza y vacío; pero a la vez, ha sido una gran suerte, me llena de gran satisfacción, haber podido conocerle, escucharle, aprender, compartir muchos momentos y trabajar junto a él, junto a CROSE. Desde los primeros encuentros que compartí con él a mi llegada a Haití, sentí que era una persona excepcional; en cualquier momento, siempre eras bien recibida, a su lado había cabida para todas las personas que llegaran, conocidas, desconocidas, todas eran integradas; compartir, hablar, discutir, intercambiar ideas, reír, hacer bromas… me enseñó mucho de este país, me ayudó a entender, analizar y comprender su funcionamiento, en lo social, en lo político.

Descubrí en el día a día a una persona íntegra, con compromiso, luchador infatigable en favor del reconocimiento social y la emergencia de las clases más desfavorecidas de la sociedad haitiana, del mundo rural, incitador a la formación de la población joven, para que se sienta motivada y se integre en la necesaria construcción social y política del país. En cualquier conversación que mantenías con él, transmitía fuerza y convicción, a nadie le dejaba indiferente, batallador para la emancipación y la lucha por los derechos de las mujeres, campesinos, campesinas, especialmente en el Departamento del Sudeste de Haití. Estando a la cabeza del movimiento social CROSE, con quien se han fortalecido asociaciones, organizaciones de base social, ha llevado adelante una batalla social, siempre acompañada de un discurso político alternativo para la construcción de una sociedad más justa, transparente y en la que hubiera espacio de participación ciudadana. La batalla no era fácil, pero siempre seguía en la lucha.

Como dicen en Haití, has traspasado. AMIGO, COMPAÑERO, te deseo feliz viaje.

Me uno al dolor que tantas y tantas personas estamos sintiendo en estos momentos; mis pensamientos de ánimo y aliento, como el que él nos transmitía en los momentos más duros, va para  todas/os las/os compañeras/os de CROSE, su compañera, su familia, amigas, amigos y otras personas que le han querido, han conocido y/o han tenido la oportunidad de compartir algún momento con Gérald.

 

 

Ana R. Alcalde

 

Quizás fuera el año 2010, antes del terrible terremoto. Recién llegada a Jacmel fuimos a las oficinas de CROSE y allí le vi por primera vez. Estaba en una pequeña oficina destartalada. Me habían advertido de su magnetismo y de su fuerza y mi primera impresión de Gérald Mathurin no fue lo que esperaba. La carcasa del primer encuentro era prosaica. Había que hablar de asignación de puestos, de presupuestos, de métodos de reporte. En cada una de sus propuestas y afirmaciones se revelaba la inquietud por las fórmulas y maneras en que las relaciones entre Solidaridad Internacional y CROSE, las organizaciones a las que representábamos, debían relacionarse. Eran formas rígidas, burocráticas, postcoloniales, sin recorrido… Me sentí inquieta, por lo certero de sus apreciaciones y lo limitado de mi margen de actuación.

 

Pero cuando realmente le conocí, fue otra día. Su hospitalidad le llevaba a invitar a todo transeúnte en Jacmel a su sencilla casa, junto al mar. Allí vimos anochecer, cenamos como en nuestra casa y conversamos casi hasta el amanecer. Al terminar la velada me di cuenta. Gérald era el último representante vivo de una especie en extinción. Intelectual y militante, maestro y amigo, realista e idealista, heredero directo y, quizás, el último aún vivo del Tièrmondisme.

 

Gracias por no rendirte nunca Gérald!

 

 

 

Javier García

 

 

En cada viaje a Haití, poder conversar con Gérald era una parada obligada para tratar de entender lo que estaba sucediendo en el país….

Le encontré por primera vez en Puerto Príncipe en el año 2007, ex ministro de Agricultura y ya entonces una destacada personalidad del movimiento social haitiano. Me impresionó la claridad que tenía respecto a los múltiples problemas del país y cómo hacer que un país como Haití pudiera dar un salto hacia el futuro para comenzar a “existir” en este mundo. Él repetía muchas veces que era un país por siglos ignorado, que no existía para el mundo occidental, y pienso que no le faltaba razón… A través de CROSE trató de poner en marcha aquello en lo que creía construyendo un movimiento de personas que llegaran a ser ciudadanos y ciudadanas con derechos. Tenía muy claro que era necesario tender puentes entre las agendas y demandas de las diversas organizaciones de base (agricultores/as, mujeres, jóvenes…) presentes en el Sudeste de Haití. Frente a un estado inerte se hace necesaria una sociedad vibrante que pueda reactivar una estructura estatal que haga frente los desafíos de un país como Haití. Gérald estaba en eso de hacer vibrar a las personas y despertar frente a una realidad injusta que merece ser transformada.

 

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