La violencia de género en Colombia: un panorama alarmante
La violencia de género persiste como un problema crítico en Colombia, afectando principalmente a mujeres y niñas que enfrentan barreras estructurales en el acceso a la justicia, la protección y la atención en salud. En los primeros seis meses de 2024, el Instituto Nacional de Salud (INS) registró 66.621 casos de violencia de género, de los cuales el 75,6 % correspondieron a mujeres. Este fenómeno perpetúa desigualdades sociales y constituye una crisis de salud pública con graves repercusiones físicas y psicológicas para las sobrevivientes.
El feminicidio: la forma más extrema de violencia
El feminicidio continúa siendo una expresión alarmante de la violencia de género en Colombia. En 2024, el Observatorio Colombiano de Feminicidios documentó 671 casos en el país; Cundinamarca y Antioquia lideran las cifras, seguidos por Atlántico y Valle del Cauca. Además, hubo 530 tentativas de feminicidio, siendo Antioquia la región con mayor incidencia. Estas cifras reflejan la gravedad de la crisis y subrayan la necesidad urgente de fortalecer políticas públicas que prioricen la protección de las sobrevivientes y garanticen justicia.
Avances legislativos y desafíos estructurales
Colombia cuenta con un sólido marco legal para combatir la violencia de género, incluyendo la Ley 1257 de 2008 y la Ley 1719 de 2014. Sin embargo, la implementación efectiva de estas normativas enfrenta retos significativos. Las barreras institucionales, la falta de recursos y el acceso desigual a la justicia perpetúan un entorno de desprotección para muchas mujeres, especialmente en contextos de vulnerabilidad.
Impacto del conflicto armado en las mujeres
La violencia en el contexto del conflicto armado ha afectado desproporcionadamente a mujeres y niñas. Se considera que en las últimas tres décadas más de 400.000 han sido víctimas de homicidio, y 57.000 han enfrentado desplazamiento forzado. Además, el 15,8 % de las mujeres que han vivido situaciones de desplazamiento forzado han declarado ser víctimas de violencia sexual. Las mujeres indígenas y afrocolombianas se ven afectadas de manera más grave debido a la intersección de género, etnia y pobreza que caracteriza sus entornos.
Violencia de género en emergencias humanitarias
En situaciones de emergencia, más de 2 millones de mujeres y niñas enfrentan riesgos de violencia de género. En el Pacífico colombiano, unas 330.000 mujeres, en su mayoría afrodescendientes e indígenas, experimentan niveles catastróficos de vulnerabilidad. Las formas más comunes de violencia incluyen violencia sexual, explotación y estrategias de control social.
Participación política y empoderamiento económico
A pesar de avances como el 29,2 % de representación femenina en el Congreso (2022-2026), la participación en cargos de elección territorial sigue siendo baja, con solo el 17,5 % en Asambleas Departamentales y el 12% en alcaldías. En el ámbito económico, las mujeres enfrentan brechas significativas, con un 33 % menos de ingresos en áreas rurales y una mayor tasa de desempleo en comparación con los hombres.
Panorama regional
Nariño: feminicidios en un contexto de conflicto armado
En Nariño, la violencia de género está estrechamente vinculada al conflicto armado. En 2024 se confirmaron 18 casos feminicidios, siendo las zonas rurales, como la Costa Pacífica y Telembí, las más afectadas, debido a los altos niveles de vulnerabilidad causados por el desplazamiento forzado y la violencia sexual asociada al conflicto. La Dupla Violeta, una estrategia implementada por la Gobernación, brinda atención psicológica y jurídica, pero los recursos siguen siendo insuficientes para abordar la magnitud del problema.
Cauca: incremento en feminicidios y violencia estructural
En Cauca, los feminicidios reflejan un aumento en las cifras de violencia de género. Durante 2024, Popayán ha reportado un incremento en casos de violencia contra mujeres, con un total de 155 casos registrados en el primer semestre, muchos de ellos con desenlace fatal. Este aumento también está vinculado a un mayor número de denuncias, lo que, por un lado, permite visibilizar la magnitud del problema, y, por otro, refleja un avance positivo en el número de mujeres que están accediendo a las rutas de atención. Sin embargo, las zonas rurales siguen enfrentando obstáculos significativos, como las barreras culturales asociadas al machismo y las deficiencias en la protección institucional, que limitan la capacidad de respuesta efectiva a estas denuncias.
Valle del Cauca: epicentro de la violencia feminicida
El Valle del Cauca es uno de los departamentos más afectados por feminicidios, con 58 casos confirmados en 2024, lo que representa un aumento significativo respecto al año anterior. Las autoridades han implementado programas como los Consultorios Rosa y el Código Rosa, diseñados para proporcionar atención integral y protección inmediata a las víctimas de violencia de género. Sin embargo, los esfuerzos son insuficientes ante la creciente tasa de violencia intrafamiliar y feminicida en el departamento. Además, se reporta que la mayoría de las víctimas pertenecen a comunidades afrodescendientes e indígenas, lo que resalta la necesidad de un enfoque interseccional en las políticas públicas.
Prevención y sensibilización: el compromiso integral de Alianza por la Solidaridad
Alianza por la Solidaridad integra un enfoque de género transversal en todas sus iniciativas y proyectos, asegurando que la perspectiva de equidad y derechos de las mujeres sea un eje central en cada una de sus acciones. Este compromiso se refleja tanto en sus programas de sensibilización comunitaria como en sus esfuerzos por transformar las estructuras sociales que perpetúan la violencia de género.
En el marco del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la organización ha demostrado su capacidad para movilizar recursos y establecer alianzas estratégicas en favor de las mujeres. Durante los 16 días de activismo, Alianza liderará diferentes actividades que promueven la reflexión sobre convivencia pacífica y equidad de género, combinando educación y cultura como herramientas para el cambio social. Además, se realizará entrega de materiales educativos con mensajes clave sobre la prevención de la violencia basada en género y los derechos sexuales y reproductivos, dirigidos tanto a mujeres como a hombres.
La transversalidad del enfoque de género de Alianza también se manifiesta en actividades culturales que buscan a través del arte sensibilizar a toda la comunidad.
Adicionalmente, Alianza ha desempeñado un papel clave en la construcción de la política pública de mujeres, garantizando que las organizaciones de mujeres y jóvenes tengan una participación activa en el proceso y asegurando que la prevención de la violencia sea un componente central. Junto con las comunidades y las instituciones, ha diseñado diversas rutas de atención, ha fortalecido entornos protectores con capacidad para brindar una atención inicial comunitaria y orientación para la activación de las rutas institucionales, lo que facilita una atención integral.
Los procesos desarrollados por Alianza en los territorios están orientados a fortalecer y consolidar redes que promuevan la protección de las personas afectadas por violencias de género. Por esta razón, estas iniciativas se realizan en conjunto con las comunidades, organizaciones de la sociedad civil, entidades y la institucionalidad.
La organización también fomenta la formación de lideresas comunitarias y trabaja estrechamente con organizaciones locales para fortalecer su capacidad de acción frente a la violencia de género. Este enfoque asegura que los impactos de los proyectos sean sostenibles y que las comunidades se conviertan en agentes de cambio.
Alianza por la Solidaridad demuestra que un enfoque de género transversal no solo enriquece cada uno de los proyectos, sino que también amplifica su impacto, consolidándose como un actor clave en la lucha por la equidad y la erradicación de la violencia de género en el Pacífico colombiano.