Hablar de derechos humanos es hablar de derechos sexuales y derechos reproductivos

Hablar de derechos humanos implica el reconocimiento y respeto  de la libertad, igualdad y dignidad inherentes de las personas, sin  ningún tipo de discriminación,  tanto en los espacios públicos como privados. Todos los derechos deben ser respetados sin producir división entre ellos y su garantía es obligatoria, exista o no en el país  una ley específica al respecto.

Sin duda, un aspecto central en la vida de las personas es la sexualidad, inherente a nuestras vidas en todas las etapas del desarrollo y central para  nuestra identidad como seres humanos.  Es decir, hablar del respeto a la dignidad y libertades implica hablar del respeto y libertades también en el campo de la sexualidad y la libertad respecto a  la reproducción. Los principios fundamentales de los derechos humanos, llevan de manera ineludible a reconocer los derechos sexuales y derechos reproductivos y por ende reconocer que la libertad de las personas en su vida sexual y reproductiva debe estar garantizada. Los derechos sexuales y derechos reproductivos están basados en derechos fundamentales e implican el derecho de todas las personas a la autonomía sobre su propio cuerpo, a la información y educación sexual,  a expresar libremente su orientación sexual, a decidir cuantos hijas/os tener, al placer sexual, a decidir ser madres o no, a decidir tener o no relaciones sexuales, a estar libres de discriminación o violencia.

Gracias a diversas luchas del  movimiento feminista, movimiento de mujeres y movimiento LTGB se ha logrado avanzar en la definición y reconocimiento de los derechos sexuales y derechos reproductivos como derechos humanos, aun frente a fuerzas conservadoras que inciden por el no reconocimiento y garantía  de esos derechos.

Compromisos internacionales derechos sexuales y reproductivos

La Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo (1994) reconoció los derechos reproductivos  y la importancia de la sexualidad;  casi 20 años después, en la revisión de avances del programa de acción de dicha Conferencia,  los países de América Latina y el Caribe (ALyC) han suscrito el Consenso de Montevideo (2013) donde se reafirman compromisos de los estados respecto a los derechos reproductivos, y  se reconoce y define los derechos sexuales como parte integral de los derechos humanos. Este Consenso reafirma que la garantía de los derechos sexuales y derechos reproductivos son un aspecto fundamental para alcanzar las metas internacionales de desarrollo y de eliminación de la pobreza, y  reafirma la laicidad del Estado como  principio fundamental  para garantizar el ejercicio pleno de los derechos humanos.

Es fundamental que los Estados latinoamericanos cumplan con compromisos asumidos y atiendan las múltiples vulneraciones de derechos sexuales y derechos reproductivos ocurridas en la región, como lo constituyen la gran cantidad de abortos inseguros, la mortalidad materna, la alta incidencia de embarazos en adolescentes, la brecha aún existente entre la fecundidad deseada y fecundidad real, las violaciones sexuales,  los crímenes de odio, las discriminaciones por identidad de género u orientación sexual,  entre otros.   Tal como señala el Consenso de Montevideo, la garantía de estos derechos es fundamental para contribuir a la “plena realización de las personas y a la justicia social en una sociedad libre de toda forma de discriminación y violencia”.

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