Ponemos caras a nuestro trabajo en Marruecos
Eran las 13:20 en Tánger y desembarcamos emocionados en tierras marroquíes. Tras los nervios y las horas de espera, la cooperante de Alianza en el país, Hélène, nos recibe sonriente portando la camiseta verde que nos caracteriza y, mimetizada, nos colorea la humilde ciudad. Junto a ella nos abrimos paso entre las calle tangerinas, con el olor de su gastronomía que inunda las esquinas, el bullicio de sus plazas, las pelotas de los niños que juegan sonrientes en el césped… Caminamos respirando su historia y nos maravillamos con sus paisajes.
Nos sorprende el tangerino Mochin, que nos invita a un té con sabor a amabilidad en su herbolario. Nos introduce en el mundo de las hierbas, las plantas y los aromas. Aprendemos que Marruecos tiene tierra para curarlos. Aquí todos te quieren porque eres ser humano, lejos de complejos y prejuicios, nos reciben optimistas: somos sus huéspedes.
Al día siguiente visitamos el proyecto 100% Mamans. Hasna, la responsable de la formación profesional en el centro, nos recibió y presentó a las madres solteras beneficiarias del proyecto. En Marruecos, a las mujeres que tienen hijos antes o fuera del matrimonio se las margina socialmente, lo que implica que tu propia familia te rechaza, nadie cuida de tus hijos y, por lo tanto, no tienes la posibilidad de estudiar o trabajar.
No pudimos contener las lágrimas, ni nosotros ni ellas. Se mostraban muy agradecidas por el esfuerzo que hacemos por defenderlas a pie de calle y nosotros agradecidos con ellas por darnos fuerzas para seguir adelante, buscando siempre una solución y no una excusa para cambiar las cosas.
Más tarde, Javier, responsable del programa de infancia en Marruecos, nos acompañó a Tetuán a un centro de formación de jóvenes adolescentes. Con este proyecto nos sentimos muy identificados, ya que son chicos jóvenes estudiantes, como nosotros, pero ellos han tenido unas vidas mucho más duras que las nuestras, en las que han sufrido abandono y violencia. Verlos salir adelante, estudiando para encontrar un trabajo y hacer que su futuro sea mejor que su presente, nos llenó de ánimos y esperanza.
Finalmente visitamos el proyecto Femmes du Rif, donde muchas mujeres trabajan en la producción de aceite de oliva. Ahora, la asociación ha innovado también con la producción del jabón, pero necesitan financiación para producir un mayor número jabones y así poder venderlo a hoteles, restaurantes… y poder impulsar su iniciativa y generar ganancias durante todo el año, ya que la producción de aceite solo se limita a tres meses al año. Salimos con algunas de las mujeres beneficiarias del proyecto y líderes de distintas cooperativas de la zona. Este proyecto nos transmitió muchísima motivación, ya que estas mujeres, algunas con más de 60 años, defienden con gran fortaleza su tierra, su trabajo, su iniciativa… siendo un verdadero ejemplo a seguir.
Ha sido un viaje sensacional, colmado de emociones a cada momento. Ha sido muy motivador ver cómo estas personas luchan por mejorar sus condiciones de vida y hemos roto ideas preconcebidas y prejuicios. Así, con estas nuevas experiencias en nuestras respectivas mochilas, seguiremos a pie de calle concienciando mentes y sensibilizando corazones.
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