Que se acabe el silencio. ¡Que se acabe!
25 de noviembre. Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género.
Que se acabe el silencio es el inicio de un poema de una gran mujer, Sandra Morán. Diputada Feminista y Lesbiana de Guatemala. Esta frase se ha convertido en el lema de nuestras jornadas de MUJERES Y PODER; Liderazgo Político, Conectando Luchas y Territorios que durante este mes de noviembre hemos tenido la oportunidad de organizar y nos ha permitido compartir espacios de trabajo, activismo y cuidado con mujeres poderosas de América Latina y Caribe. Espacios que hemos compartido con ella y con otras grandes mujeres, mujeres poderosas, lideresas que luchan cada día por sus derechos como mujeres, negras, indígenas, campesinas, jóvenes, lesbianas, políticas, defensoras de sus territorios… y que por el hecho de ser mujeres y posicionar sus luchas son cuestionadas, amenazadas, criticadas, violadas…. Situaciones de violencia que no son aisladas, sino que todas ellas han reflejado como habitual y que se convierten en avisos de un sistema machista y patriarcal para mantener a las mujeres fuera de los espacios de poder y toma de decisiones. “¡Ten cuidado mujer! Mira lo que te pasará si te metes.”
Estas jornadas las hemos organizado en el marco de las acciones del 25 de noviembre y hemos querido posicionar junto a estas mujeres líderes, un tipo de violencia poco visible y naturalizada, la violencia de género a mujeres lideresas y políticas, violencia invisibilizada por un sistema político estructurado y creado por los hombres que de por sí ya es violento, territorio hostil y masculino donde todavía hoy la participación y permanencia de las mujeres esta muy limitada.
Una violencia que sabemos que no es la que más cifras de asesinatos presenta, o de violencia sexual, abortos inseguros o feminicidios…violencias que como organización denunciamos y consideramos un problema de salud pública, un estado de emergencia en muchos estados, un tsunami social que, aunque sabemos que nos ahoga todavía no se han tomado las medidas suficientes para garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias.
Pero en este marco partimos del poder de las mujeres para transformar, para construir democracias más justas e igualitarias, para cuestionar el poder establecido y es por ello que reivindicamos la participación paritaria de las mujeres en los espacios de toma de decisiones, espacios que nos corresponden por derecho propio y que para acceder tenemos que seguir rompiendo muros y luchando contra esa violencia machista estructural que todavía no concibe a las mujeres en los espacios públicos y de decisión. Sabemos que la incorporación de las mujeres a los espacios de poder ha posicionado agendas de derechos para las mujeres; las leyes contra la violencia, los derechos sexuales y reproductivos, el derecho al aborto, etc, así como agendas más ancladas en las necesidades locales.
Creemos, en este 25N que tenemos que seguir luchando por nuestros derechos más básicos y el derecho a una vida libre de violencia es esencial para garantizar el ejercicio pleno de nuestros derechos como mujeres. Sabemos que, aunque tengamos derechos logrados como mujeres en algunos países, no están en todos ni para todas, por eso nuestra lucha es global y juntas somos más fuertes para garantizar que en cada esquina del mundo se garanticen los derechos de las mujeres.
Esta lucha global e idea de unidad es la que me han transmitido las compañeras que han participado durante estos días en las jornadas; Irene y Ana Rutilia desde su liderazgo indígena en Bolivia y Guatemala, Clemencia en su lucha por la paz en el territorio en Colombia, Louisiane en su activismo político para transformar la realidad de Haití, Verónica, Gabriela, Sandra, Isolda en su activismo político institucional pero muy cercanas a la ciudadanía y cuestionando las estructuras, Lidia desde su resistencia y lucha por los derechos de las jóvenes. Idea de unidad desde nuestras diversidades para seguir luchando contra las diferentes formas de violencia que nos atraviesan y que hoy más que nunca es necesaria para resistir y transgredir al avance de los movimientos y gobiernos fundamentalistas.
Espero que esta fortaleza de la construcción colectiva y la sororidad entre mujeres que nos habéis transmitido haya viajado de vuelta con vosotras compañeras. Os seguiremos acompañando para ocupar la política y transformar los espacios de poder.
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