Un llamamiento a la acción contra la inseguridad alimentaria en Haití

Los últimos informes mundiales denuncian un crecimiento alarmante de personas que no tienen acceso a una adecuada alimentación porque la comida es cada vez más esporádica y física, socio-política y económicamente de más difícil acceso. Haití es uno de los países donde la inseguridad alimentaria está lejos de ser resuelta. Hoy en día, 1,5 millones de haitianos mueren de hambre, de los cuales 280.000 se encuentran en grave situación de inseguridad alimentaria. A pesar del llamamiento a la atención alimentaria y a la resiliencia de la población local, los hogares más vulnerables siguen enfrentándose a obstáculos diferentes para satisfacer sus necesidades alimentarias básicas.

En Haití, la inseguridad alimentaria es causada por una combinación de factores heterogéneos –pobreza, baja producción agrícola, mercado inestable y eventos ocasionales– que tienen un gran impacto en el estilo de vida de los hogares. Desde el terremoto hasta el brote de cólera, desde una sequía de tres años hasta el reciente huracán, Haití lleva siete años viviendo una serie mortal de desastres naturales que empeoran las condiciones de vida y debilitan los esfuerzos por una mejora socioeconómica. Después de seis meses desde el huracán Matthew, la agricultura todavía sufre de la falta de semillas y de suelo preparado, considerando que la situación antes de Matthew no era la ideal. Aunque la agricultura representa el primer sector productivo con un 25% del PIB, durante los últimos años se han producido diferentes problemas: erosión del suelo, reducción del tamaño de las parcelas, falta de riego y de existencias almacenadas y límites de transporte. En términos de disponibilidad de alimentos, el 53% del consumo de alimentos proviene de productos importados, que hace que los mercados locales sean más vulnerables frente a la fluctuación global de los precios.

Según el informe de la CNSA (Comité Nacional para la Seguridad Alimentaria) –publicado en febrero de 2017– el Índice de Consumo de Alimentos está en el límite de la línea de pobreza para el 32% de la población y es pobre para el 10%. Mirando este marco amenazador, Alianza por la Solidaridad ha entrado en acción para ofrecer una respuesta concreta a la necesidad alimentaria. En alianza con COOPI, una ONG italiana, en 2016 Alianza ha lanzado un nuevo proyecto en el sudeste de Haití, una región afectada por una sequía severa desde hace tres años. ¿Cómo pueden las comunidades locales satisfacer las necesidades básicas de alimentos cuando no hay agua alrededor? ¿Cómo puede la población mejorar su respuesta a las futuras amenazas de sequía? Alianza, junto con COOPI, ha desarrollado una intervención destinada a implementar un nuevo sistema de prevención, información, alerta y respuesta sobre la emergencia de la sequía, mediante el aumento de la conciencia, las capacidades y las prácticas tanto de la sociedad civil como de las instituciones.

Con la misma intención, Alianza y COOPI han organizado un ciclo de 3 talleres y conferencias sobre temas de seguridad alimentaria y sequía. El primer taller se ha centrado en el agua, como elemento clave para alcanzar la seguridad alimentaria. En esa ocasión, COOPI ha presentado un sistema cartográfico que detecta áreas en la región Sudeste con fuentes de agua y vulnerabilidades. La herramienta, que ya está en línea, es gratuita y abierta a todos.

La segunda conferencia tuvo lugar durante la semana de la feria agrícola en Jacmel. M. Harmel Cazeau, director técnico de la CNSA, ha dirigido su discurso a un público joven, compuesto principalmente por estudiantes de agronomía sobre inseguridad alimentaria, subrayando los desafíos y las recomendaciones. Ha hablado de la región del Sudeste, donde el promedio de inseguridad alimentaria crónica es de 22% y el promedio agudo de inseguridad alimentaria aumentó después de que Matthew llegara a una fase de crisis general. El 7% de la población se encuentra en una situación de emergencia, lo que significa que sufren de «un déficit alimentario extremo y pérdida de sus medios de vida» (según el informe de la CNSA). La conferencia ha representado un momento de formación y sensibilización, así como una llamada a la acción porque «los ciudadanos deben ser conscientes y activos para impulsar nuevas políticas más adaptadas al contexto vulnerable de Haití», dijo M. Cazeau.

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