Visibilizando la economía de cuidados y la necesidad de la corresponsabilidad en los hogares de Bolivia
El pasado 31 de mayo presentamos los estudios “Buenas prácticas en el ejercicio de corresponsabilidad en el sector privado y público, y en el ámbito familiar” y “Estudio del aporte económico de las tareas de cuidado al sistema económico”, para poner el broche de oro al cierre del proyecto Promoción del Desarrollo Económico Local Inclusivo en Bolivia, financiado por la Junta de Andalucía (AACID), y en el que han participado el Instituto Femenino de Formación Integral (IFFI) y Alianza por la Solidaridad.
Gracias al proyecto hemos mejorado la gestión y la generación de ingresos de más de 200 mujeres emprendedoras de zonas rurales y periurbanas de los departamentos bolivianos de Cochabamba y Santa Cruz, promoviendo el asociacionismo entre ellas, junto a reflexiones sobre las desigualdades de género. También, gracias a nuestro apoyo y formación, estas mujeres han realizado acciones de incidencia política ante las autoridades municipales y departamentales, y ante el sector privado para exigir un desarrollo local sostenible con enfoque de género. Para cambiar los imaginarios sociales sobre los aportes de las mujeres a la sociedad y al sistema económico, hemos realizado investigaciones y campañas de sensibilización y comunicación sobre corresponsabilidad familiar y social y sobre la valorización de la economía de cuidados.
Algunas de las conclusiones más destacadas de las investigaciones presentadas han sido:
- El 74% de las mujeres entrevistadas son quienes se encargan exclusivamente de las tareas de cuidados (limpieza del hogar, preparación de alimentos, cuidados de los niños y niñas, apoyo emocional a otros miembros de la familia…).
- El aporte mínimo que el trabajo de cuidados realizaría al PIB municipal si fuese contabilizado (estimando el salario mínimo nacional boliviano y una “supuesta” jornada laboral de cuidados de 8 horas, que habitualmente es más) es de al menos el 25% del PIB municipal en los municipios de Quillacollo, Colcapirhua y Vallegrande.
- Considerando el salario mínimo nacional (1.805 bolivianos) y utilizando el método de sustitución generalizada, una mujer sin profesión de Quillacollo que dedica 11 horas diarias al trabajo de cuidados debería ganar mínimo 2.481 bolivianos al mes.
- El 77% de las mujeres emprendedoras encuestadas genera ingresos por debajo del salario mínimo, por lo que su emprendimiento constituye una estrategia de supervivencia.
- La inversión del tiempo de las mujeres en el trabajo de cuidados es de 6 horas diarias de media, llegando en ocasiones a 16 horas.
- Sólo un 8% de las mujeres entrevistadas señalan que el principal apoyo tanto para las tareas productivas como reproductivas son sus parejas. Por delante de éstas se encuentran los/as hijos/as, vecinos/as o incluso hermanos/as. Además las mujeres destacan que no hay redes de apoyo (guarderías, etc).
- Apenas hay buenas prácticas de corresponsabilidad en instancias municipales y del sector privado, pese a que las leyes teóricamente las promueven, ni se han podido ver programas o planes de conciliación de la vida personal y familiar.
Urge, por tanto, dejar de mirar la economía con una mirada patriarcal, que no considera «trabajo» el trabajo de cuidados y reproductivo –sino meras tareas o actividades– y que lo naturaliza en los cuerpos femeninos, asignando a las mujeres triples jornadas laborales (de cuidados, comunitaria y productiva cuando inician un emprendimiento económico por ellas mismas). Ese trabajo que hasta ahora han realizado las mujeres, sin preguntarles si lo querían hacer o no, es un trabajo que pueden y deben hacer también los hombres. Para ello necesitamos una corresponsabilidad entre hombres y mujeres que hasta ahora no ha existido, así como entre el Estado, las empresas y las familias, con políticas públicas que reduzcan las cargas de cuidados de las mujeres y que asuman la economía de cuidados como una responsabilidad pública.
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