1,3 millones de personas refugiadas sirias en Jordania, en situación de pobreza total
La crisis generada por la pandemia de la COVID-19 ha agravado la situación de subsistencia de decenas de miles de familias sirias, refugiadas en Jordania, que no pueden regresar a su país, aún en situación de inestabilidad.
Con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas, que se celebra este domingo 20 de junio, hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para no olvidar la dramática situación de quienes llevan ya una década de exilio obligado. Tras huir de una guerra, han tenido que sobrevivir a una pandemia que ha deteriorado los medios de vida tanto de las personas refugiadas como de las comunidades que les acogen.
Una situación de vulnerabilidad agravada por la COVID 19
Las medidas de restricción impuestas por la COVID-19 hicieron caer drásticamente los ingresos, sobre todo entre las mujeres refugiadas, que son empleadas en el sector informal. Si antes de la pandemia, el 49% señalaba que tenía un empleo, una investigación posterior, recoge que el 99% declaraba haber perdido su trabajo informal. Entre las que tenían un trabajo formal, lo perdió el 29%. Más de la mitad indican que no tienen suficiente dinero para obtener alimento para más de dos días.
Dada la disminución de fondos de ayuda humanitaria para la crisis siria, las refugiadas sirias continúan viviendo en condiciones de máxima vulnerabilidad en Jordania. Aun siendo ya pobres antes de la pandemia, el Banco Mundial estima que entre esta población desplazada ha aumentado el índice de pobreza un 18%.
La violencia de género se ha incrementado
Esta caída de ingresos, junto al confinamiento, han exacerbado las tensiones en el hogar, lo que ha desembocado en un alarmante aumento de la violencia de género. Una evaluación de ActionAid, estima que se ha incrementado en torno a un 30% en localidades jordanas y entre población local y refugiada. Mensajes de texto explícitos, comentarios inapropiados en público, agresiones sexuales y violaciones, han aumentado en estos meses. Frente a esta situación, las víctimas no han tenido acceso a la justicia, y ni siquiera conocen cuáles son sus derechos. Pese a que el 38,1% de las encuestadas afirma que la violencia de género es “común y un 15,4% dicen que es “muy común”, se denuncian pocos casos.
Durante el periodo en el que el toque de queda fue obligatorio, el 35% de las jordanas fue objeto de al menos una forma de abuso doméstico, lo que supone un 10% más que con anterioridad. Además, el 58% fue abusada por parte de un familiar masculino (25% padre, 16,5% esposo, 16,5% hermano). Aún es mayor el porcentaje, el 62%, de las que se sienten más riesgo de sufrir violencia física o psicológica como resultado de tensiones familiares.
Aumentan las violaciones y el matrimonio infantil
Las violaciones han aumentado en un 18% y también lo ha hecho el 8% el porcentaje de niñas casadas antes de los 18 años, llegando a ser un tercio de todos los matrimonios de refugiadas en Jordania. Además, la situación generada por la COVID-19 ha dificultado el acceso de las mujeres a los servicios de prevención y protección frente a estas manifestaciones de violencia machista.
Impacto de la pandemia y vacunación
Respecto al impacto de la pandemia entre la población refugiada siria, no hay datos oficiales de cuantas de las 9.635 muertes y 745.000 casos COVID-19 registrados en el país son de esta población. Sin embargo, cabe destacar que Jordania ha sido uno de los primeros países del mundo en comenzar a vacunar a los refugiados, tal como señala ACNUR.
Es necesario incrementar las ayudas a las mujeres refugiadas para hacer frente a los casos de violencia machista y apoyo en la puesta en marcha de alternativas que les proporcionen medios de vida. En estos momentos, estamos colaborando con organizaciones jordanas en la puesta en marcha de centros de atención a la violencia de género en las ciudades de Madaba, Jerash, Mafraq y Ajloun y cuenta con una unidad móvil para el municipio de Irbid.
Según datos oficiales, sólo en este país de Oriente Medio viven en torno a 1,3 millones de personas de origen sirio, de las cuales el 83% viven en zonas urbanas y el 27% en uno de los tres campamentos de refugiados existentes (Zaatari, Azraq y el campo Emiratí-jordano).
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