Los pequeños héroes de las montañas del Atlas de Marruecos

Fátima

Vive en medio de la cordillera del Atlas, al sur de Marruecos. Su familia es negra, descendiente del trafico de esclavos en siglos anteriores de las rutas de Marruecos y la mítica ciudad maliense de Tombuctú. El color de su piel, en su país la aboca a estar sometida  al racismo y a la exclusión social. Hace unos años, Fátima se movió con su familia a los alrededores del pueblo de Afourer para poder ir a la escuela y aquel cambio supuso que su familia dejase todo y se moviese junto a sus animales. Les obligó también a convivir sin agua potable en una casa hacinada con otros familiares, porque son pobres. Fátima vive a 6 km de la escuela y a veces no puede ir al colegio porque no quiere ir sola por la montaña y la montaña para una niña sola está llena de peligros y más de madrugada cuando sale. Le da miedo. Por eso tiene que esperar a que le acompañen sus hermanos o primos. Apenas tiene 16 años, pero es firme en su lucha por prosperar y en hablar bien español.

Entre los principales problemas a los que se enfrenta Fátima está el de los matrimonios tempranos, que se da mucho en la región. La pobreza es también una de las principales causas por las que los menores abandonan la escuela, para trabajar en las grandes explotaciones agrícolas de la zona. Además las escuelas de la región donde vive Fátima están muy lejos unas de otras y en muchas ocasiones no hay sito para que los niños estudien de manera interna. Tampoco hay transporte. Cuando uno recorre las montañas del Atlas verá constantemente hileras de niños haciendo autoestop para ir  a la escuela. Algunos nos contaban que hacían 50 km.

Abdelgani

Abdelgani tiene 17 años. Es el penúltimo de 10 hermanos. No saca muy buenas notas: va al cole de vez en cuando si no llueve y puede ir andando. Muchos días tiene que quedarse trabajando el campo ayudando a su familia en el sembrado y la cosecha. Su padre dice que sus hijos son un bien y un recurso humano para cultivar la tierra.. .Intenta ser un buen padre y que mientras pueda siga estudiando. Él es analfabeto y no quiere lo mismo para sus hijos.

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Ghizlane

Ghizlane tiene 15 años. Vive en una zona suburbial de Beni Melall en un helado apartamento hecho de chapa y con agujeros en el techo. Su madre, nos dicen, es prostituta  y la adoptó cuando era pequeña. Hace unos meses se intentó suicidar comiendo veneno para ratas en la escuela. Parece ser que unos clientes de su madre entraron en su casa y la violaron. Gracias al centro de escucha que Alianza por la Solidaridad ha creado en su colegio se detectó su caso, se le asesoró y se puso en marcha un protocolo de atención, donde entraron educadores, sanitarios, asistentes sociales de la asociación Insat y la propia familia. Ahora Ghizlane podrá disfrutar de un centro interno para vivir. Quiere tener su propio apartamento y ser cocinera.

El salón de la casa de Ghrizlane. Su madre, de espaldas, nos sirve un té.

 

La vulneración de los derechos de la infancia no es algo que se de de forma natural en la región. La pobreza, la falta de formación, la presión cultural, o la propia orografía de la zona influyen en ella. Pero es posible tomar medidas para prevenir o mitigar estos claros casos de violación de los derechos de los niños. Alianza por la Solidaridad trabaja desde hace 8 años en Marruecos promoviendo la aplicación de un sistema público de protección a la infancia. Para eso desarrollamos campañas de sensibilización social, elabora guías de detección, formaciones a profesores, asociaciones de la infancia, funcionarios judiciales o profesores, además de labores de lobby político e institucional a favor de los derechos de la infancia, junto a las asociaciones marroquíes, unidades de protección a la infancia en seis localidades con el apoyo de ocho ONGs marroquíes.

En el último año hemos detectado sólo en la región de Beni Mellal 297 casos de vulneración de los derechos del niño con los que hemos trabajado. Mas de 2.000 casos se han detectado en centros escolares de Agadir, 369 en centros escolares de Tetuán y 190 en centros escolares de Tánger.

Decía Nelson Mandela que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Fátima, Ghizlan y Abdelgani lo saben y luchan cada día por conseguir ese sueño y ser parte de ese cambio. ¿Les acompañamos en ese camino?

2 comentarios
  1. José Alberto
    José Alberto Dice:

    Soy un hombre mayor, pero muy bien conservado y activo.
    Estoy operado de la Garganta y no puedo hablar, por lo que no soy una molestias y busco una familia con la que vivir en el campo en Marruecos.
    Yo ayudaría económicamente en los gastos de las casa y ayudaría en el trabajo que pudiera realizar.

  2. admin
    admin Dice:

    Hola José Alberto, nosotros realizamos unas Vacaciones Solidarias muy interesantes. Está a punto de salir la convocatoria de este año. Te dejamos aquí la del año pasado para que le eches un ojo. Saludos,

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