Palestina: retos para el futuro

Alianza por la Solidaridad lleva más de 20 años trabajando en Palestina, a lo largo de este tiempo hemos ido aprendiendo e incorporando esa experiencia a nuestros proyectos y al trabajo con nuestras socias locales. Porque de todo se aprende, queremos compartir esas lecciones aprendidas, pero también los retos que queremos abordar en el futuro. Así mismo, consideramos que es un ejercicio de transparencia con las personas con las que trabajamos, nuestras socias, nuestros donantes y cada una de las personas que nos acompañan en el camino hacia un mundo más justo.

A continuación compartimos, las conclusiones de la evaluación del proyecto financiado por AECID “Combatiendo la violencia de género en Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza» y desarrollado junto a Palestinian Counseling Center, Young Women Christian Association Jerusalem, Women Affaires Technical Committee, All Women Today and Tomorrow y Culture of Free Thought Association.

Algunas buenas prácticas: ¿qué queremos repetir?

Algunas de las buenas prácticas que hemos identificado, y que han tenido un impacto muy positivo, son por ejemplo el trabajo en masculinidades, incluyendo a los hombres como parte de la solución al problema de la violencia contra las mujeres. Para ello elaboramos un manual sobre nuevas masculinidades, contextualizado en Palestina, que puede seguir utilizándose para que otros grupos de hombres puedan seguir en el futuro reflexionando sobre las consecuencias negativas que tiene el modelo de masculinidad hegemónica, y llevando a cabo otras formas de “ser hombre” que promuevan prácticas más igualitarias y justas. Además, entre los principales logros del proyecto destacaríamos también la configuración del Comité de Protección Legal en Gaza, que ha fortalecido el acceso de las mujeres a los servicios de justicia, apoyándolas especialmente en materia de derecho a la familia, y desarrollando una campaña de incidencia política sobre los derechos de las mujeres, que ha generado una gran visibilidad y discusión social.

Igualmente ha sido una buena iniciativa trabajar desde el enfoque centrado en las supervivientes, donde los servicios multisectoriales de atención en violencia de género estaban integrados en espacios socialmente adaptados a los usos y costumbres de la población, alcanzando a mujeres que nunca antes habían tenido acceso a estos servicios.

Asimismo, en el marco de este proyecto se detectó la necesidad de ofrecer formación sobre violencia de género, así como enseñar a otros perfiles profesionales no especializados cómo tratar casos de violencia machista y cómo derivarlos correctamente. Para dar respuesta a esto se realizaron varios talleres, que dado el nivel de demanda  que han tenido se han continuado haciendo en colaboración con UNFPA, y la elaboración de una guía de bolsillo que sirva de referencia para la implementación de los conceptos discutidos en los talleres.

Por último añadimos a la lista de cosas a repetir los auto-cuidados para trabajadores/as, ya que son personas que absorben todo el estrés de las situaciones extremas en las que tienen que intervenir. El bienestar psicológico es una prioridad para el equipo de Alianza por la Solidaridad en Palestina.

Retos para el futuro: ¿qué nos falta para hacerlo mejor?

En nuestro trabajo es necesario incorporar un enfoque a más largo plazo: por ejemplo, completando el círculo impulsando la creación de oportunidades económicas para mujeres y adolescentes. En el marco de un contexto donde la esperanza es un valor muy frágil, son necesarias iniciativas que promuevan la autonomía económica como uno de los pilares fundamentales en la lucha por los derechos de las mujeres, especialmente para supervivientes de violencia de género y en contextos fuertemente deprimidos económicamente como es el caso de Palestina. La generación de ingresos además permite, reducir la incidencia de prácticas como el matrimonio temprano (ampliamente extendido en zonas como Gaza y/o los campos de personas refugiadas).

Aunque se ha avanzado mucho trabajando en sensibilización y nuevos enfoques sobre violencia de género como las masculinidades, y uno de los mayores logros de este proyecto es haber llegado a zonas muy conservadoras, donde es la primera vez que se habla abiertamente de los derechos de las mujeres; lo cierto es que aún queda mucho camino por andar.  Especialmente cuando se trata de llegar a las zonas más marginales, donde aún supone un reto el acercamiento a las mujeres de las zonas más conservadoras y con un tejido social menos abierto a las discusiones en torno a la violencia contra las mujeres. Las visitas domiciliarias y las clínicas móviles son muy buenas estrategias, especialmente diseñadas para atender en estas zonas, y que ya hemos comenzado a llevar a cabo en otros proyectos.

A nivel de cobertura, existen otros criterios de vulnerabilidad que son susceptibles de ser trabajados en proyectos venideros, como la edad; las niñas son más vulnerables que el resto de la población a determinadas violencias; el colectivo LGTBIQ+  que padece un grado de vulnerabilidad alto, aunque invisibilizado; y la población beduina, que está siendo sistemáticamente desplazada de zonas estratégicas para Israel. Todos ellos son pertenecen a sectores de población con especiales necesidades de protección.

No somos las únicas que hemos sacado valiosas lecciones para el futuro, esta evaluación también incluye interesantes recomendaciones para la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo. Entre ellas, incorporar a los proyectos una lógica de triple nexo (Ayuda humanitaria – desarrollo – paz) de manera que se supera un enfoque más inmediato y asistencialista. Igualmente, se recomienda la necesidad de trabajar paralelamente la “diplomacia humanitaria” ya que la situación y el actual clima de impunidad ante la falta de disuasión internacional es lo que alienta a Israel a continuar con las graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos.

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