Bolivia y la consistencia del proceso democrático
Reflexiones desde Bolivia sobre la despenalización del aborto.
Estoy segura que nadie en Bolivia está aún conforme con los resultados del sistema educativo, de hechos como el embarazo en adolescentes, de la inseguridad ciudadana, de la necesidad de mayor y mejor empleo para todos y todas, entre otros. Sin embargo, estamos aquí, poniendo nuestro grano de arena en el proceso de profundización democrática.
Se anuncia que entre enero y febrero de este año el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) emitirá la resolución sobre un recurso contra los artículos del Código Penal que sancionan el aborto, presentado en 2013 por una asambleísta del partido gobernante. Ya ha pasado el tiempo de recoger información y argumentos para que tomen una decisión. Los tribunos (hombres y mujeres que conforman el TCP) ya saben que en el país se practican 60.000 abortos al año y que de éstos 5.000 mujeres mueren producto de malas prácticas.
A diferencia de lo que algunos sectores mencionan, dicha demanda no hace más que profundizar el cumplimiento de la Constitución Política del Estado (CPE) que contiene artículos de defensa de derechos de las mujeres y garantizan una vida libre de violencia para hombres y mujeres. Por primera vez, el estado es responsable de impedir las prácticas y discursos violentos contra la integridad del ser humano. Bolivia es un país estructuralmente violento, sus prácticas discriminadoras y racistas durante siglos así lo demuestran. Por eso, despenalizar el aborto no será más que una muestra de cumplimiento de la CPE y del derecho de vivir una vida libre de violencia.
Seguir promoviendo el control del cuerpo de las mujeres, reglamentándolo o normativizándolo desde el Estado no es más que reforzar prácticas conservadoras. El resultado, seguir aumentando el número de embarazos no deseados (38% a nivel mundial, resulta que 38 de cada 100 personas que nacen no han sido deseadas). Nos imaginamos que en el caso de Uruguay, donde se despenalizó el aborto, legisladores y su presidente reflexionaron sobre este hecho. Puede ser que las corrientes conservadoras hayan estado fuertemente presentes, pero imperó el concepto de libertad, de no imposición y sobre todo de lectura crítica de la realidad: empobrecimiento y abandono masivos.
Por eso es importante conocer el fallo del TCP. O bien profundiza el actual proceso y esta democracia o refuerza prácticas conservadoras que sí tienen un impacto, devastador, sobre los cuerpos de las mujeres. Aquellas que todavía tienen que someterse al poder político, económico, cultural y simbólico de un estado.
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