Trabajadoras del hogar reflexionan sobre sus Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos

La Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar (FENATRAHOB) creada en 1993, trabaja organizando sindicalmente a las trabajadoras asalariadas del hogar en todo el país para luchar por el respeto de sus derechos humanos y laborales, así como la valoración y la dignificación del trabajo del hogar. Su propósito es lograr mejores condiciones de vida y de trabajo y el bienestar de las afiliadas y sus familias, aportando a la construcción de una sociedad justa, multicultural y diversa.

Las condiciones de las que provienen la mayoría de mujeres trabajadoras asalariadas del hogar, están relacionadas con la segregación racial y de clase a la que gran parte de las mujeres se ven sometidas en Bolivia, impidiendo su ingreso a la educación primaria, secundaria, técnica y profesional. El aumento en la participación de mujeres en el mercado laboral y la reducción de tiempo para realizar trabajo doméstico o de cuidado no remunerado ha incrementado la demanda del trabajo asalariado del hogar, especialmente para cuidar niños/as, adolescentes, personas enfermas, discapacitados/as y adultos mayores, así como para las labores cotidianas en el hogar.

La lucha de más de una década de la Federación es que éste trabajo transcurra en condiciones laborales legales, condiciones que coexisten junto a una situación socioeconómica precaria de una mayoría de personas de clase media que “subcontrata” esta mano de obra. Esta subvaloración del trabajo asalariado del hogar refuerza el imaginario de que el ámbito doméstico es un “simple quehacer” asociado a la maternidad y a la procreación.

En estas condiciones la Federación reconoce la necesidad de reflexionar más en profundidad sobre sus derechos sexuales y derechos reproductivos. Las mujeres de la Federación recuerdan que una práctica (lamentablemente aún vigente) es la iniciación de la sexualidad de los adolescentes y jóvenes de la clase media y alta en los cuerpos de las trabajadoras del hogar. Hecho que en más de una ocasión ha producido embarazos no deseados y ahí ellas no continúan, sobreviene el silencio…. Podemos deducir que se trata también de abortos no deseados, como conclusión de un proceso injusto. Otra práctica – cruel – que ha constituido la psicología de estas valientes pero tímidas mujeres – es el padrinazgo. Practica que consiste en que hombres y mujeres del área urbana se autodenominan padrinos o madrinas de niñas a partir de los 4 años en el área rural, se las traen a vivir a la ciudad y así se convierten en trabajadoras del hogar, claro está, explotadas, sin remuneración y con horarios extensos de más de ocho horas laborales.

En este contexto, las mujeres, al reconocer la vulneración de sus derechos, también reconocen la necesidad de profundizar un tema que tiene que ver con su vida cotidiana, con su existencia y con la constitución de su ser mujeres, de su despertar y ejercicio sexual, de su capacidad para tener hijos/as y por último de su posibilidad de decidir sobre estos derechos.

La Mesa Departamental de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos La Paz (de la cual Alianza por la Solidaridad es parte), ha diseñado un módulo especial para la Federación con sesiones de trabajo para la reflexión sobre la temática, finalizando con una sesión vivencial de reconocimiento de su historia personal, la vivencia plena o satisfactoria de la sexualidad, así como su decisión reproductiva.

Hemos iniciado la reflexión con 13 mujeres de diferentes edades, todas ellas trabajadoras del  hogar. Dueñas de una serie de historias y anécdotas que sí involucran la sexualidad y la reproducción. Confirmamos que es una gran tarea que heredamos porque a menor acceso a información y formación sostenida mayores apegos a prejuicios y argumentos conservadores sobre esta temática. El proceso se ha iniciado, hay testimonios valiosos como “las mujeres solo somos quienes criamos, gestamos y atendemos a los hijos, el hombre se olvida de eso”, “la sexualidad es como una cosa obligada, no siempre hay placer en lo que hacemos”, “usted habla con seguridad por que se ha formado, nos falta aprender muchas cosas”, “el empleador es quien decide qué hacer con nuestros cuerpos”.

Si existe un desafío como país es el de rescatar las vivencias profundas de las mujeres de las organizaciones, aquellas que provienen de esa Bolivia profunda, de esa Bolivia cruel y que no respeta los derechos. En el rescate, las confrontamos con los nuevos conocimientos y ahí es donde les  permitimos la reflexión sobre nuevos conceptos, surge así el aprendizaje. Estamos en ese desafío, por eso ya hemos iniciado el dialogo, lo estamos continuando y estamos convencidas que el resultado será fructífero porque no hay nada más estimulante para el debate nacional que una mujer informada, empoderada en el conocimiento para el ejercicio pleno y eficaz de sus derechos. Si las trabajadoras del hogar lo han podido lograr con sus derechos laborales, no tenemos dudas que lo lograrán con sus derechos sexuales y reproductivos, los más humanos de todos los derechos.

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