El 63,5% de las mujeres atendidas en un centro de salud en Bolivia, víctimas de violencia obstétrica
25 DE NOVIEMBRE: DÍA MUNDIAL PARA LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER. HABLEMOS TAMBIÉN DE LA VIOLENCIA OBSTÉTRICA
La salud materna es un derecho fundamental que debe ser garantizado por los Estados. Esto incluye garantizar el acceso oportuno a servicios de salud de calidad suficiente para todos y todas las ciudadanas sin ningún tipo de discriminación.
Bolivia reconoce el derecho a la salud y los derechos sexuales y reproductivos a nivel constitucional. Sin embargo, en Latinoamérica ocupa el segundo lugar con la razón más alta de mortalidad materna. De acuerdo el Ministerio de Salud, el 2011, 538 mujeres murieron por causas relacionadas con el embarazo, parto y post parto. Estas cifras equivalen a 160 muertes al año por 100 mil nacidos vivos.
Una de las causas que contribuye a la mortalidad materna es la violencia obstétrica. La Organización Mundial de Salud (OMS) usa este término para referirse a la violencia sufrida por las mujeres durante la atención del parto en los centros de salud.
Según la Encuesta de Prevalencia y Características de Violencia contra la Mujer del Instituto Nacional de estadística (INE) realizada el 2016, en Bolivia, el 63,5% de las mujeres que fueron atendidas durante su parto en un centro de salud, fueron víctimas de violencia obstétrica. Los mayores reclamos apuntan a los hospitales públicos con un 68,3%, nosocomios de seguridad social con 64,2% y un 35,4% en clínicas privadas.
La violencia es una vulneración constante a los derechos de las mujeres, situación que (lamentablemente) la mayoría sufre diariamente. El estado de gravidez de una mujer no la excluye de seguir sufriendo actos de violencia que provienen de la pareja, de los familiares y del sistema de salud.
Una violencia naturalizada por la sociedad
“Mucho tardan, venimos a las 03:00, incluso a los 02:00. Para todo piden fichas y entregan a las 06:00 y te atienden a las 08:00. ¡Vayan a quejarse yo tengo órdenes!, te dicen sobre todo en ventanilla. Nosotros dejamos de trabajar para venir aquí y algunas se van sin fichas. El médico no se logra explicar, parece que no le toma interés a la etapa de mi embarazo”, cuenta una mujer de 31 años en Senkata, Bolivia.
En los servicios de salud, el mal trato va más allá de las carencias del sistema de salud. Son actitudes, percepciones y concepciones de poder que se han naturalizado tanto por el personal de salud, personal administrativo como por los usuarias y usuarios.
Cuando las mujeres deciden tener su parto en el centro de salud, uno de los mayores problemas se encuentra en no poder elegir la forma de dar a luz. El personal de salud, sobre todo en los servicios de salud urbano, inciden en los partos horizontales y en el uso de la camilla ginecológica por la comodidad que representa para ellos y no prioriza la comodidad de la futura madre.
“Tenemos miedo, los doctores te gritan: ¡abrí las piernas, abrí. ¡Para el marido no tienes miedo de abrir las piernas! El doctor mete sus dedos, pero te está doliendo. Te miran abajo porque estás abierta; por eso da miedo ir y prefieres aguantar el dolor en tu casa. También te hacen caminar así con sangre y todo. A la fuerza te hacen caminar”, señala una joven de 22 años de Palco.
En el país, muchas mujeres sufren un trato irrespetuoso y ofensivo durante el parto en centros de salud. Esto no solo viola los derechos de las mujeres a una atención respetuosa, sino que también amenaza a sus derechos a la vida, la salud, la integridad física y la no discriminación.
Para prevenir y erradicar el maltrato y la falta de respeto en el parto, en centros de salud y por parte de las familias, son necesarias las siguientes acciones:
- Incentivar y empoderar a las mujeres en la toma de decisiones en relación al ejercicio de sus derechos humanos, embarazos y partos.
- Realizar acciones de incidencia con las mujeres respecto a la interculturalidad en salud y el manejo del cuerpo. Esto permitirá a las mujeres comprender de forma holística el derecho a la toma decisión respecto a su cuerpo en diferentes espacios de salud.
- Demandar espacios destinados a partos interculturales preservando el bienestar supremo de la madre y del niño o niña.
- Realizar campañas de prevención de embarazos en adolescentes, dirigido al personal de salud, autoridades, madres y padres de familia.
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