• El 12% de la basura mundial se genera en América Latina y Caribe, donde sólo se recupera el 5% de los desperdicios
• Plantas de reciclaje diseñadas por la ONG española dan servicio a casi el 14% de los municipios ecuatorianos, experiencia que se ha iniciado en Perú

Con motivo del Día de la Tierra, que se celebra el próximo domingo, 22 de abril, Alianza por la Solidaridad recuerda que la mala gestión de las basuras es uno de los grandes problemas, junto con el cambio climático y la contaminación, a los que se enfrenta el planeta. Se calcula que el 12% de los residuos globales proceden de América Latina y Caribe, una región donde, según datos del BID, solo se recupera un 5% (el 80%, además, son recicladores informales que rescatan determinados materiales). El resto, el 95%, acaba en rellenos sanitarios, vertederos o en el mar, generando un preocupante problema ambiental con repercusiones en las poblaciones.

La ONG española Alianza por la Solidaridad ejecuta desde hace más de una década en Ecuador proyectos de desarrollo relacionados con la gestión del reciclaje de la basura, una experiencia que se ha iniciado en los dos últimos años en Perú y que ha permitido mejorar los sistemas de gestión con resultados muy efectivos en su contribución a la lucha contra el cambio climático y la contaminación ambiental. Cada día, 100 toneladas de residuos orgánicos, que generan graves problemas de salud pública, son retirados del medio ambiente solamente en Ecuador gracias a estos proyectos financiados por la cooperación española.

En Ecuador, con apoyo de la AECID, Alianza por la Solidaridad ha contribuido a la creación de seis empresas públicas municipales y mancomunadas que dan servicio a 27 localidades, a las que se suman otros dos municipios en Perú. Sólo Ecuador, suponen el 13,80% de los municipios existentes, que se han convertido así en pioneros en la gestión mancomunada o individual de sus residuos sólidos orgánicos.  Además, los lixivados y el compost que se generan en el proceso de reciclaje han logrado certificarse como abonos naturales de uso agrícola ante las autoridades ecuatorianas, de forma que se cierra un ciclo exitoso de ‘economía circular’: la basura se reutiliza y con ella se logra incrementar hasta un 15% la producción agrícola. En total, estas acciones benefician hoy a unas 565.000 personas en Ecuador y 20.000 en Perú.

El sistema de reciclado ha podido implantarse gracias a la participación e implicación de la ciudadanía a la hora de la separación domiciliaria de los residuos, para lo cual se puso en marcha un plan de comunicación que tuvo en cuenta un enfoque intercultural y de género y que ha logrado erradicar la presencia de residuos peligrosos, como son los hospitalarios, químicos, pilas, etcétera, del medio ambiente.

Asimismo, se ha puesto en marcha el reciclaje de otros materiales como papel, vidrio o plásticos. Como en el resto del mundo, el consumo de estos últimos es el que más se incrementa, hasta un 17% al año solamente en Ecuador (ya suponen más de un tercio del consumo) y su mala gestión está generando graves problemas a nivel global.

De hecho, países como Guatemala y Honduras ya han tenido conflictos diplomáticos a finales del pasado año porque las basuras plásticas del primero llegan, arrastradasa por las corrientes, hasta las costas del segundo, tras desembocar por los ríos en el mar. En el caso de los países andinos, las corrientes los llevan hacia el interior del Océano Pacífico, donde se han detectado grandes islas de ‘micro-plásticos’, las pequeñas partículas en las que se fragmentan los objetos y envases realizados con este material.

“Proyectos como los que tiene en marcha Alianza por la Solidaridad no solamente contribuyen a mejorar la condiciones higiénico-ambientales de una zona rural, sino que además están generando empleo ‘verde’ (se han creado hasta 400 puestos de trabajo nuevos) que sustitiyen al peligroso trabajo de los recicladores informales, que viven de recuperar basuras de los vertederos incontrolados”, asegura Johny Ayora, responsable de Alianza por la Solidaridad para su puesta en marcha en ambos países.

El objetivo de la Alianza es continuar extendiendo el mismo sistema de gestión en otros países, adaptándolo a las necesidades específicas de las poblaciones, al considerar que es uno de los pasos fundamentales hacia un desarrollo sostenible tanto para esas poblaciones como para el resto del mundo.