mujeres sirias

Somos hermanas, somos una familia

En medio de los desafíos y adversidades que enfrentan las mujeres sirias refugiadas en Jordania, el espacio seguro de Zarqa es un oasis de tranquilidad. Allí las mujeres pueden ser escuchadas y tejer amistades entre ellas sin miedo a ser juzgadas o parecer vulnerables.

Mona

“Somos hermanas, somos una familia. Las mujeres sirias perdieron todo y encontraron una nueva familia aquí, en Jordania”.

Mona es una de las mujeres que imparten talleres para mujeres refugiadas en este centro. Lleva años trabajando con mujeres y apoyándolas para formarse y conseguir sus objetivos.

A quien sufrió traumas de guerra y fue desplazada, recomiendo asistir a las sesiones con las psicólogas. Y, después, participar en todas las actividades de este espacio para conectar con otras mujeres”. Este es el consejo de Mona.

Al principio, la convivencia entre la población jordana y refugiada siria presentó muchas dificultades. Se debían a las diferencias culturales y la falta de familiaridad entre ambas comunidades. Sin embargo, gracias a las actividades y programas del espacio seguro, mujeres jordanas, como Mona, y mujeres sirias han aprendido a construir relaciones de confianza y solidaridad. Para Mona, la necesidad de abordar la salud mental es fundamental. Destaca cómo las sesiones de sensibilización y los talleres han sido vitales para ayudar a las mujeres a superar traumas y establecer relaciones significativas. “Las conozco hace apenas 6 ó 7 años, pero las veo más a ellas que a mis familiares”.

Mona mujeres sirias

Mujeres sirias como Hiba

Hiba, en cambio, es una mujer siria que llegó a Jordania en 2014 buscando seguridad y una nueva oportunidad. Sin embargo, comenzar desde cero no fue fácil. Hiba se encontró con barreras culturales y dificultades para encontrar empleo. Determinada a superar estas adversidades, se unió como voluntaria en el espacio de Zarqa. Poco a poco, Hiba se ha convertido en una defensora apasionada de los derechos de las mujeres. Ha utilizado su propia experiencia para concienciar a otras mujeres sobre la importancia de ser económicamente independientes.

“El problema más grande de esta sociedad es la violencia. Por esto, es fundamental concienciar las mujeres sobre sus derechos y ayudarlas ser económicamente independientes. Cuando una mujer está económicamente empoderada, la violencia se reduce drásticamente. Yo también fui víctima de violencia de parte de mi marido. Pero, cuando empecé a trabajar de voluntaria y luego, a ganar algo de dinero, la violencia disminuyó”.

Hiba mujeres sirias

Mujeres sirias como Butal

Lograr tan ansiada independencia económica no es fácil. Butal tiene 26 años y comenta: “Estudié en Siria, pero aquí en Jordania no pude trabajar porque mi certificación de estudios no es válida. Entonces, me deprimí. Es más difícil para una mujer encontrar trabajo porque casi todas las mujeres quieren tener hijos, pero los dueños de las empresas no quieren pagar para “la baja de maternidad”. Además, los pocos puestos de trabajo que hay para nosotras prefieren dárselos a mujeres jordanas”.

Pese a todas las barreras, Butal ha encontrado un nuevo propósito como voluntaria en el centro de Zarqa. Su interés por los temas de ayuda humanitaria la ha llevado a participar en muchos proyectos donde ha descubierto su potencial como líder y se enorgullece de su capacidad para aprender y crecer.

“Las personas siempre tienen que seguir adelante y encontrar nuevas oportunidades, a pesar de lo que han vivido en el pasado. La vida me obligó a cambiar. Tuve que dejar mi país obligada, algo para lo que nadie está preparado, pero al final descubrí que podía ser una persona nueva”.

Butal mujeres sirias

 

Los testimonios de Mona, Hiba y Butal reflejan las experiencias y los logros de las mujeres que están participando en este espacio seguro. A través de los programas de empoderamiento y concienciación, estas mujeres han encontrado esperanza, fortaleza y una nueva perspectiva de vida. El empoderamiento económico y la solidaridad entre ellas han demostrado ser elementos clave para superar la violencia de género y fomentar un cambio positivo en sus vidas y comunidades: es esencial que lugares como este sigan proporcionando apoyo a todas las mujeres que lo necesitan.

“Aprendí a no parar, que tener miedo es normal, pero hay que seguir luchando. Todas necesitamos empoderarnos”. Hiba.