Tejiendo sueños en Senegal
Pikine es una de las zonas más pobres de la periferia de la capital de Senegal. Allí, en uno de sus barrios se encuentra el Centro de Promoción y Reinserción Social de Pikine. En una de sus salas se escuchan unas leves voces. Es un grupo de chicas que cose al calor de una buena conversación.
Houleye Samboura, de 21 años, es directa cuando se le pregunta por qué decidió comenzar la formación de costura que ofrece este centro a chicas jóvenes que abandonaron temprano la escuela: “Abandoné mis estudios porque no tenía medios para trabajar e ir a la escuela al mismo tiempo”. Un día su familia le dijo que tenía que casarse. “En mi etnia, cuando eres joven, te obligan sin pedirte permiso. Pero yo dije que no”, relata. “Si me caso sin dominar un oficio lo tendré difícil para conseguir dinero. Mi familia no tiene dinero, ¿qué vida me esperaba si me casaba?”, dice convencida.
Amy Guèye, de 15 años, explica: “Tuve que dejar la escuela porque mi madre trabaja de comerciante y no había nadie en casa que se encargara de las tareas del hogar”. Desde hace un año, Amy se levanta temprano para realizar todas las faenas domésticas y por las tardes asiste a las clases de costura, de corte y de croché, donde ya está aprendiendo a hacer sus propios vestidos.
Aminata Guèye, de 18 años, ya es alumna de segundo curso y admite que los estudios no eran su actividad preferida: “veía a gente que hacía cosas bonitas, a modistas que tenían negocios que les hacían más independientes, así que focalizarme en la costura me pareció la mejor idea”. Además, según cuenta, poco a poco la gente está cambiando de mentalidad y no se ve mal que las mujeres tengan espíritu de empresa y sean ellas las jefas de familia.
Son tres los años que se necesitan para acabar esta formación por la que las chicas adquieren el diploma que testifica su cualificación profesional. El precio de esta formación al año es de 40.000 francos CFA (60,97 euros): 10.000 FCFA (15,24 euros) para la inscripción anual y 10 mensualidades de 3.000 FCFA (4,57 euros), que es el tiempo que dura cada curso.
Rehabilitación del edificio
En 2010, la directora del centro, Bourgi Name Penda Ndiongue, presentó a Alianza por la Solidaridad un proyecto para la rehabilitación del inmueble que finalmente fue ejecutado en 2012, consiguiéndose la deseada rehabilitación y llevando a cabo una separación en su interior que ha permitido que haya un aula para cada curso. Alianza por la Solidaridad ofreció también formaciones en tintura y serigrafía, aportó materiales de costura y otros equipos para el centro. Además, Alianza ha apoyado en la creación de dos talleres de costura, generándose así diez puestos de trabajo entre las mejores muchachas de las promociones de 2009, 2010 y 2011.
Estas acciones han permitido la mejora de las condiciones en las que se imparten las clases, la calidad de la formación y un aumento de alumnas por curso. Este curso 2013-2014 son 70 las jóvenes que están realizando la formación, frente a las 61 que hubo entre 2008 y 2012. Además, “ahora tenemos una máquina de coser por cada tres chicas, algo mucho más razonable”, cuenta la directora. La ayuda llevada a cabo en todas estas acciones ha sido posible gracias a los fondos procedentes de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Que buena manera de formar seres valientes que salen del miedo a hacer cosas diferentes a lo que creen les toca hacer en aquella sociedad que tanto cuesta ambiar patrones machistas.