Mujer palestina en Gaza

La «Revolución» de las nuevas voces de palestina

Hay una nueva generación en los territorios palestinos que está construyendo un nuevo futuro, fuera de estereotipos y marcado por otras formas de lucha. Tras los últimos ataques, en medio de una pandemia, con el permanente bloqueo por parte de Israel en la Franja de Gaza -que impide la libre entrada y salida de personas y mercancías- y con cientos de fallecidos y heridos y enfermos, la lucha por la supervivencia continúa, pero se transforma.

Así lo ven y lo viven las tres participantes de la mesa-debate ‘on line’  Palestina: la vida en estado de sitio, organizada por Alianza por la Solidaridad-ActionAid, en conexión directa con Jesuralén y Cisjordania desde España.

Si te perdiste el debate, pues seguir viendo el vídeo abajo o desde nuestro canal de YouTube.

Vivir en estado de sitio

La activista palestina Soraida Hussein, que trabaja en Cisjordania con la ONG española y antes fue fundadora de la organización feminista palestina Women’s Affairs Technical Committee (WATC), explicaba las dificultades que tiene en las vidas de la población el bloqueo que aseguraba que no sólo es físico sino que “también es mental” y que se enmarca en un contexto que genera un cúmulo de violencia que llega a los hogares.

Por su parte, Marta Agostí , investigadora en violencia de género y sexual de la Escuela de Estudios Africanos y Orientales (SOAS-Universidad de Londres), actualmente en Jerusalén, recordaba que, frente a la visión uniformista que tenemos en esa parte del mundo, no hay una sola Palestina, sino que la fragmentación geográfica provoca situaciones muy diferentes (bloqueo, ocupación, desalojos…) según el territorio, aunque todos tienen en común el acoso constante a una población vulnerable. “Vivir en estado de sitio depende de dónde estés, la realidad es compleja”, aseguraba.

Tras una introducción general, el eje del encuentro se centró en ese “punto de inflexión” que ha tenido lugar desde el pasado mes de mayo, cuando estalló una inestabilidad que estaba larvada y ha puesto de manifiesto que hay una juventud dispuesta a hacer las cosas de un modo distinto a lo que estábamos acostumbrados a ver en las pantallas.

“Ha habido un cambio en la narrativa que se ha contado sobre lo que ocurría, un mérito que es de los y las palestinas. No había visto nunca en los medios internacionales tantas entrevistas con voces palestinas”, indicaba la corresponsal en la zona de RNE, Cristina Sánchez, que lleva allí desde 2017.

Las nuevas voces de la sociedad civil palestina

Ese cambio, como recordaba Sánchez, vino provocado por jóvenes palestinos que, desde el barrio de Cheikh Jarrah de Jerusalén, de donde iban a ser desalojados, lanzaron una campaña en las redes sociales que dio la vuelta al mundo, dos miembros de una nueva generación que ya no confía en los actuales políticos palestinos, ni en una comunidad internacional empeñada en crear dos estados y que recupera términos como colonialismo, apartheid e incluso la historia de 1948, cuando se creó el Estado de Israel sobre lo que era Palestina y estalló un conflicto violento que no cesa.

La unificación de las voces palestinas que antes no se escuchaban.

También lo ve así Hussein, una “juventud libre, que tiene menos interés en los partidos políticos”, que critica a la generación anterior por su forma de hacer las cosas y que, además, cuenta con esas nuevas herramientas de comunicación, las redes sociales, siguiendo el ejemplo marcado en otros países por la Primavera Árabe:

“La comunidad internacional erró al boicotear un gobierno democrático, con el gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tras los Acuerdos de Oslo de 1994, se cambió rumbo y ahora muchos palestinos nos reencontramos con lo que perdimos; mucha gente no acepta el concepto de paz que se acordó entonces”.

Agostí, por su parte, también destacaba cómo las redes sociales están ayudando “a ganar espacio físico”, a organizarse frente a una colonización en un mundo que es ya post-colonial, a comprender lo que es ser ciudadanía y dejar de ser víctimas.

Sin embargo, en este escenario, no cambia sustancialmente ni la postura del nuevo gobierno de Estados Unidos con Joe Biden, ni la de la Unión Europea, así que el cambio de rumbo y una solución para la zona, la ven en la sociedad civil palestina que quiere cambiar el sistema y a sus élites políticas, que busca tomar sus propias decisiones, sin estar dirigidos desde fuera.

Feminismo y nacionalismo palestino

En el análisis que hicieron de esta tranformación tienen un papel fundamental las mujeres.

“El movimiento de las mujeres no se ha callado nunca, porque hay una mentalidad patriarcal y, aunque se pone en valor nuestro papel histórico, en lo cotidiano nuestros derechos no son aplicados”, recordaba Soraida Hussein.

A ello añadía otro problema, porque el movimiento feminista palestino está dividido:

“Hay voces seculares, voces como las de las jóvenes de Cheikh Jarrah y otras que luchan por un estado islámico. Falta un diálogo interno, que se rompe debido la violencia militar israelí. Si estamos hablando de feminismo y hay un ataque al pueblo, nos callamos. Aquí feminismo y nacionalismo van juntos, algo que no ocurre en Europa, pero en la práctica ha sido difícil. Ahora veo que lo van a unir las jóvenes, que defienden que no hay Palestina libre sin las mujeres, y es algo que no decía la generación anterior, más pronacionalista. Las jóvenes del movimiento ‘Salimos’ están en ello, quieren recuperar la Palestina laica”.

Activismo en un futuro incierto

De cara al futuro, pese a que no se presenta fácil, no ven más clara apuesta que dar protagonismo a las voces de esa nueva generación en marcha. El sueño de Soraida es que gracias a esa juventud vuelva la unidad rota en los territorios, con una Gaza en manos de Hamás, una Cisjordania que gobierna la ANP con Al Fatah y un Jesusalén Este bajo el yugo de Israel, en definitiva, que se vuelva a aclararse la identidad de su gente con un activismo más organizado de jóvenes y feministas.

“Los años de terrorismo desde el año 2000 hasta guerra de Mosul han hecho reflexionar mucho sobre la violencia sectaria del terrorismo porque las poblaciones han sido sus víctimas. Ahora es una resistencia cívica y pacífica, diferente a la que se veía en la Primera y la Segunda Intifada”, indicaba Marta Agostí.

Igual, como concluía la corresponsal de RNE, Cristina Sánchez, el tiempo de jugarse la vida con piedras y globos frente a misiles ha cambiado en Palestina. Seguirán luchando contra la anacronía de la violencia que ejerce Israel contra este pueblo y con dirigentes distintos a los que tienen, pero parece que lo harán con otras armas.

Son movilizaciones menos visibles pero igual es más efectiva en un país donde aunque no es ilegal llevar una bandera palestina, acabas en la cárcel y la movilización callejera se está cambiando por otras prácticas, tras la Primavera Árabe, en universidades y otros colectivos.

Por Rosa Tristán.

Desarrollamos nuestros proyectos en Palestina gracias a la financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), la Agencia Andaluza de cooperación Internacional al Desarrollo (AACID), la Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento de Valencia o la Unión Europea entre otras.

 

 

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